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La cucarachita Martina se va a la guerra

Un HI-MEMS listo para la batalla, según graficó el sitio web The Raw Story. ¡¿QUIÉN da más? ¿Quién da más?! La subasta se despliega en el mayor sitio de venta en la red digital, eBay, y en Craigslist; pero en esta ocasión dio urticaria en el Capitolio de Washington, y no porque ahora los legisladores estadounidenses estén contra la libre empresa y la liberalización del comercio. La comezón tenía que ver con los productos en venta: equipos militares sensitivos, y por demás robados de los arsenales del Pentágono.

Desde enero de 2007 hasta marzo de este 2008, investigadores encubiertos del Congreso estadounidense compraron una docena de artículos que les fueron entregados prontamente y sin que mediara pregunta alguna sobre su identidad o posible uso de los equipos militares, cuando buena parte de ellos están registrados en la Lista de Municiones de EE.UU. del Departamento de Defensa, lo que significa que existen restricciones para su venta en el exterior.

Hace poco más de una semana, la Oficina de Control del Gobierno (GAO) reveló que los investigadores dijeron en su informe que «muchos de los artículos sensitivos que compramos podrían ser usados directamente contra nuestras tropas y las aliadas», o para desarrollar contramedidas a esas tecnologías o construir equivalentes.

Entre la parafernalia en compra-venta estaban dos componentes de los cazas F-14; un traje para protección nuclear, biológica y química; y un canistro químico-biológico que contiene la máscara-filtro contra agentes de ese tipo de guerra, todos robados al Departamento de Defensa, así como otras mercancías bélicas vendidas por soldados en busca de ingresos extra, incluidos sus trajes protectores o antibalas.

Decenas de miles de objetos están en los inventarios de las fuerzas armadas estadounidenses. Por ellos pagaron los contribuyentes, y este roto en el bolsillo aparece nada menos que en la red internacional, dándole vida a un aspecto más de la corrupción.

Pero por ese hueco del saco de suministros no se ha salido todavía la cucarachita Martina; y este no es un cuento sobre el cuento, sino otra de las «curiosidades» del Pentágono.

«Gracias al cielo que tenemos a DARPA», dijo orondo el vicepresidente Dick Cheney cuando lo invitaron a apagar las velitas del cumpleaños 50 de la Agencia de Proyectos de Investigación de Avanzada para la Defensa, la encargada de poner a punto sistemas tan sofisticados como los satélites de vigilancia, el misil Saturno 5, la tecnología de aviación no detectable, las municiones guiadas, los vehículos aéreos sin pilotos, los artículos de visión nocturna y las armaduras blindadas de hoy día.

Cheney pudo haber mencionado algo más novedoso pero debía discreción, como corresponde a uno de los maestros del secretismo en la administración Bush. Así que de la relación de logros quedaron fuera los insectos-espías o «robobugs», que pueden seguir a sospechosos, guiar a misiles hacia sus blancos, o encontrar sobrevivientes en edificios colapsados, como describió en octubre pasado el periodista Rick Weiss en el Washington Post.

Con una sigla que pronunciada puede resultar el saludo a estos «hombres» del Pentágono, HI-MEMS (Hybrid Insect Micro-Electro-Mechanical System), los insectos rellenos de circuitos electrónicos o chips desde que están en proceso larvario, se convierten con la metamorfosis en verdaderos artefactos GPS que los científicos de DARPA prefieren llamar «insect cyborgs».

Como ven, amigos lectores, no tuvieron que esperar a las Tres del Domingo para leer las «insólitas» o curiosas, que están por doquier.

Sin embargo, DARPA no admite públicamente estos trajines, que por cierto no son nuevos, porque ya en los años 70 la CIA desarrolló robots-caballitos del diablo con similares tareas de espionaje; solo que los de ahora son animalitos de verdad.

Vaya, que la cucarachita Martina, al igual que «Mambush», se va a la guerra.

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