Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Joaquín Borges-Triana

Los que soñamos por la oreja

Buen debut fonográfico

En el terreno de la cancionística nacional, de un tiempo hacia acá hay una cada vez más creciente participación de artistas femeninas. Lo interesante es que ya no solo se les encuentra en el área del canto, como ha sido habitual, sino que asumen roles como instrumentistas. Pese al importante papel que tales creadoras vienen desempeñando, llama la atención que en Cuba no se hayan realizado estudios de género, a fin de establecer diferencias y similitudes entre las canciones compuestas por mujeres y las creadas por hombres.

Si bien es cierto que el arte no está para ser seccionado, las sicologías de ambos géneros son diferentes, a lo cual se une la realidad de que cada persona le aporta su individualidad a lo que hace. De lo anterior se desprende que nuestra condición de hombre o mujer quedará plasmada, al margen de la propia voluntad del individuo, en la creación artística, porque formamos parte de una historia social.

Esos análisis a partir de enfoques de género, pendientes en el universo trovadoresco cubano y en general en toda nuestra música, quizá podrían responder preguntas como ¿por qué históricamente en Cuba han sido pocas las mujeres trovadoras en comparación con los hombres, o cuánto de una visión machista del mundo perdura en canciones de trovadores de nuestros días? No está de más señalar que el discurso académico que se define como neutral resulta a la postre muy masculino, o sea, que una perspectiva de género para indagar en torno a la práctica musical es más que necesaria.

Por lo pronto, una vez más escribo desde estas páginas a propósito del quehacer de una de las actuales representantes femeninas de la Canción Cubana Contemporánea. Trátase de Katia Márquez, figura que inicia su andadura musical en el otrora pujante movimiento de artistas aficionados de las universidades en nuestro país. Posteriormente, ella fue integrante del trío Voces de Cuba, de las agrupaciones Los Dan y Las Cecilias, así como del cuarteto Alterarte, formación con la que interpreta la música que Katia compusiera para la obra Quién engaña a quién, del destacado dramaturgo Eugenio Hernández Espinosa.

Las experiencias adquiridas con su paso por diferentes ensambles le dieron a Márquez el conocimiento necesario para que, llegado un momento, se animase a comenzar su carrera como solista, intérprete en lo fundamental de sus propias canciones. Así nace el disco Hace falta corazón, producción independiente que recién acaba de salir al mercado y que reúne un total de diez temas.

De los elementos que sobresalen en el conjunto de piezas aquí registradas, uno de los primeros que capta mi atención es la elegancia de los textos de cada una de las melodías. Con el empleo de un lenguaje heredero del coloquialismo, en lo fundamental es un discurso acerca del tema amoroso, abordado desde una poética transparente y sin caer en frases manidas.

En lo concerniente a lo musical, el fonograma transita por diferentes modos de abordar la canción, lo que siempre con la incidencia de lo cubano como rasgo identificatorio. Ello se percibe desde el primer corte del CD, el titulado Amigo, uno de mis preferidos de toda la grabación. Otras piezas que me parecen muy bien logradas son Hechizo que se va, Mujer del aire, Cielo abierto, Búsqueda y la que da nombre al disco, es decir, Hace falta corazón, con una introducción que hace recordar lo hecho por el dueto de Gema y Pavel.

La producción de este, sin discusión alguna, agradable fonograma, corrió a cargo de los hermanos Aguiar, excelentes músicos matanceros siempre recordados por su etapa en el grupo La Edad de Oro. Justo en lo concerniente a ciertos detalles de la producción, radica una que otra objeción que yo tendría que hacerle al álbum. Aunque sé que al ser un trabajo independiente, los fondos económicos no suelen ser abundantes sino mas bien todo lo contrario, lo cual limita a veces hasta las horas de grabación, siento que hay tomas que debieron haberse repetido en aras de un mejor resultado final.

Al margen de lo antes señalado, este es un disco de grata audición y que coloca a su protagonista, Katia Márquez, entre las importantes hacedoras femeninas de eso que se ha dado en llamar Canción Cubana Contemporánea.

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