Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Guillermo Cabrera Álvarez

La tecla del duende

Latas

Pocas personas asocian el ciclo que nace desde que bota una lata en un jardín, hasta el mosquito que puede causar una muerte. Botar una lata puede hacer de ti un homicida. Al amanecer, Igor y yo contamos las latas que los latosos echan durante la noche.

¿Tiene remedio esta situación o es solo patrimonio de los buzos que empobrecen la imagen de nuestras ciudades?

En otros países ocurre que se cobra cinco centavos por cada lata y cuando se devuelve recuperan el dinero. No habría ni atisbo de lata por las calles: la industria, la ciudad y la salud contentas. Otro día comento la ocurrencia para limpiar de buzos la ciudad… eso tiene solución sensata.

Refugio

Mi amiga Gretell envía un cuento con dos finales. Tal vez exista un tercero, en el que estoy pensando.

En la vida, a cada instante se toman decisiones difíciles, muchas veces, dañan a quienes menos deseamos. Lo peor es que nunca llegarás a saber ¿qué hubiera pasado si…? De eso se trata. Toma una alternativa y el próximo jueves sabrás cómo concluye:

«No tenían nada más que sus cuerpos desnudos en el espesor del bosque, más que los amaneceres, los ocasos, las estrellas, los rayos de sol, el sentimiento de complicidad, el misterio de lo insospechado, el único con el cual la palabra saciedad, pierde su significado, mientras dura…

«Para aquellos que cada mañana despiertan rodeados de objetos, iluminados por lámparas y no por rayos de sol, despertadores y no por el canto de los pájaros, no tendrían nada. Ellos, que estaban entre la nada, lo tenían todo.

«Ella un amanecer sintió que la niebla estaba demasiado fría, el rocío mojaba más que la mitad de su cuerpo, sus brazos estaban vacíos. Sintió ese temor que a ricos o pobres nos invade por igual, la soledad. Sus ojos eran testigos de lo que su corazón negaba, sus lágrimas se convirtieron en evidencia. Le faltaba la mitad de su vida, de lo que era ahora, y de lo que había sido.

«Las hojas del camino a unas cuantas millas de allí, estaban siendo grabadas, los árboles tallados…

—Me fui buscando un refugio, sin darme cuenta que dejaba atrás el único lugar en la tierra que lleva mi nombre. Le resté importancia a su corazón y lo lastimé cuando fue el único que me abrigó en los días fríos, y aunque de nada sirve que lo diga ahora, lo siento. Quedó pensativo y al fin decidió…

1) Seguir su camino; 2) Volver y luchar por ella.

¿Por cuál decides? Envía tu decisión.

Tertulia en Santa Clara: El próximo sábado, a las dos, en la Biblioteca. Lleve piedras con historia.

Graffiti

Diane: Si no existieras, te mandaría a hacer. Yoisbel

ADO: Tarde en edad y en mi vida, mas tarde favorita. Tu Angelito

OLB: Si buscas en tu interior y encuentras una sonrisa, esa es la mía. BYP

Regalo de jueves

Y, no obstante, es preciso cantar / más que nunca es preciso cantar. Vinícius de Moraes

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