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La tecla del duende

Vozarrón

«Hablen bajito, porque si no, ¡grito!». Así hubiera dicho Ariel Expósito Seleme, el Moro, en el Museo Palacio de Junco, al ver la cantidad de tecleros matanceros y capitalinos que se reunieron para una tertulia muy especial, a cinco años de la partida de aquel vozarrón. Y espiritualmente estuvo allí, en los chistes e imágenes de Jorge; en las décimas de Felipe cargadas de Patria, en la perseverancia de Margot y Efrén; en la sonrisa de Sandra y el entusiasmo de Mileyda, en la emoción de Dulce María y en el piropo elegante que hubiera tributado a las damas citadas en la ciudad de los puentes.

Los abrazos sellaron la continuidad de los próximos encuentros. Ya no serán solo los capitalinos, otros cubanos se sumarán al campismo y a las viviendas de algunos hermanos fraternos. Se cocinará para entonces el arroz con leche «con un poquito de mantequilla», como dijera una teclera en la tertulia. Llegarán otros dulces caseros; otras poesías. El esfuerzo para el brindis al final supo a fraternidad.

Matanzas lo consiguió. Pero seguimos en deuda con el Moro, porque por otros sitios donde hubo tertulias, transitan duendes ocurrentes que anhelan rencontrarse en cofradía de amor y sonrisa. ¿Qué dirán de esto en San Juan y Martínez, Santiago de Cuba, Trinidad y Florida? Probablemente lo mismo que dicen en Pinar del Río, Bayamo, Camagüey o Cienfuegos: aquella frase del dibujo animado Voltus V. «Vamos a... ¡unirnos!».

Habana, este sábado

Los tecleros capitalinos retoman los encuentros mensuales este sábado, a las dos de la tarde, en la Sociedad Cultural José Martí (17 esq. a D). Una actriz invitada promete irse «más allá del límite», para mostrarnos momentos de su ejecutoria.

Regalos de siempre

El poeta Juan Carlos García Guridi nos envía poemas de Fermín Carlos Díaz (su verdadero nombre es Fermín Díaz Hernández). Sin embargo, en La Salud, donde nació en 1954, todos lo llaman cariñosamente Carlos Winga. Hoy publicamos Soledad:

Sola Soledad, tan sola / sin nadie cerca. Su casa / de ausencia muere y se abraza / a un recuerdo que la inmola. / Su vivir como una ola / viene y se va, se va y viene. / Pensar que nada detiene / la monótona cadencia. / Ah, Soledad, qué presencia / misteriosa te sostiene.

Grafiti

Hielito: Eres responsable para siempre de lo que domesticas. TQL Lobito

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