Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El Duende

La tecla del duende

Iluminación

Tecleo el título de la columna esta semana y se asoma en mi pensamiento «la luz, que en tus ojos arde», correspondiente al tema La tarde, de Sindo Garay. Sindo continúa siendo luz para la música cubana. A pesar de que, como él mismo señalara por su nombre artístico (se llamaba en realidad Antonio Gumersindo), al dividir en sílabas Sindo representaba que no tenía ni la Do, primera nota musical. Y es que el destacado compositor musical fue autodidacta, pero no hay dudas de que nació para la música.

¿A qué viene todo este preámbulo? Hablaré de iluminación, pero no de la que proviene de efectos luminosos. Sí de la que llega de las personas. Y entonces pienso en nuestro Martí, que en Tres Héroes, primer relato de La Edad de Oro, nos decía: «En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz».

De esos seres que son luz, precisamente por su decoro, pienso en alguien que habita en nuestra historia y vive en la grandeza de lo anónimo. Y lo traigo desde una anécdota, que lo inscribe en esas luces de las que hablo.

Destacado en lo laboral y en lo humano, el amigo Panchito sobresalió siempre por esa humildad que le granjeaba el cariño de sus compañeros y familiares. Un día recibe la misión de terminar la iluminación en una obra constructiva. Y sostiene un pequeño debate con el jefe al frente de la ejecución.

Raramente molesto, Panchi esgrimió que no había que ser un «iluminado» para darse cuenta de dos errores en el diseño. Y que, por favor, le permitieran ejecutar la obra desde su experiencia, con esos dos cambios.

Hubo discusión, pero la ganó. Y todavía quienes se acercan a la instalación en que trabajó resaltan el encanto de aquellas luces, a pesar de que Panchito no aparece más que en el recuerdo de algunos trabajadores fundadores. Quedó el modelo para futuras obras. Nunca reclamó su autoría.  

A ti, Francisco Romero, sencillamente Panchito, y a la gente como tú va dirigida esta columna. Dondequiera que estés, no nos falta la iluminación que irradia de trayectorias como la tuya.        

Graffiti

Alejo: No te alejes. De lejos no se vislumbra mi Alejo. Acércate. Samira.

Selena: La luna cambiará de fases, pero yo no cambiaré de ti. Leo

 

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