Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Juana Carrasco Martín

Una foto, una historia

El Solitario George, la cara de la extinción, vuelve a casa

Su muerte por un paro cardiaco entristeció al mundo el 24 de junio de 2012, porque el Solitario George era el último de su especie, Chelonoidis abingdonii, la tortuga gigante de las Islas Galápagos, y ahora volverá a su hogar en la Isla Santa Cruz, este 17 de febrero, luego de ser objeto de exhibición durante los años recientes en el Museo de Historia Natural de Nueva York. Allí fue embalsamado por los taxidermistas de la institución.

En Isla Santa Cruz, donde pasó los últimos 40 años de su vida cuidado con esmero por su mejor amigo don Fausto Llerena, será parte de una muestra permanente abierta a los viajeros a partir del 23 de febrero, informó el miércoles el ministerio de Ambiente de Ecuador, dijeron agencias noticiosas.

Cuando ya se creía que la especie había desaparecido, Solitario George fue descubierto el 1º de Diciembre de 1971 en la isla Pinta, por el biólogo Joseph Vagvolgyi y su esposa María. Su nacimiento se calcula entre el 1903 y 1919.

Así fue como el tortugo gigante fue trasladado por expertos a la Estación Científica Charles Darwin, donde vivió junto a dos hembras de una especie similar (Chelonoidis becki, del volcán Wolf), con la esperanza de que sus genes fueran transmitidos a la descendencia —que en realidad hubiera sido híbrida—, y aunque se dijo que el Solitario George se resistió a aparearse con las tortugas, durante el año 2008 se descubrió que las hembras habían puesto un total de dieciséis huevos; sin embargo, ninguno resultó ser fértil. En el año 2009 se descubrieron cinco nuevos huevos, igualmente infértiles, lo que terminó con las esperanzas de salvar la especie de la extinción total.

Fueron infructuosos los intentos de los expertos del Parque Nacional Galápagos, el archipiélago ecuatoriano ubicado en medio del Océano Pacífico a mil kilómetros de las costas del país, que está reconocido como Patrimonio Natural de la Humanidad por sus especies únicas de fauna y flora, tanto terrestres como marinas, y que sirvieron para que Charles Darwin elaborara su teoría de la evolución de las especies.

«Yo estuve cuidándolo desde el año 1983, siempre venía a dar el encuentro», declaró Llerena a BBC Mundo en ocasión de la muerte del famoso quelonio, del que dijo tenía una «personalidad compleja», y sólo «aceptaba hasta tres personas en su corral a un mismo tiempo, si no, se retiraba. Si estaba yo solo era cuando se quedaba más tiempo».

«Yo sentía mucho afecto por él, incluso lo iba a visitar los fines de semana. Venía a mi encuentro, se paraba enfrente y estiraba el cuello y abría la boca. Y ahí se quedaba parado con la boca abierta un buen momento, con la mirada fija, sin parpadear, como si quisiera decirme algo» (…) «Yo lo acariciaba en la cabeza, le daba unas palmaditas y él estiraba más el cuello, y cuando yo salía del corral él se iba al lugar donde descansaba».

Solitario George con su cuidador y amigo don Fausto Llerena. Foto: BBC

Y en esa posición descrita por don Llerena cuando le daba la bienvenida está el Solitario George en su nueva vida eterna, como si preguntara «¿cómo estás?».

La preservación de especies, tanto de la fauna como de la flora, de nuestro planeta Tierra es una preocupación generalizada, pues cada vez son más las que desaparecen o están a punto o en peligro cercano de extinción.

Coincidentemente, en México se determinó la suspensión temporal de las actividades de nado con tortuga en la Bahía de Akumal, en la famosa región turística de Cancún, con la intención de restablecer la sustentabilidad de la zona, en especial la recuperación de bancos de corales de las especies cuerno de alce (Acropora palmata), cuerno de ciervo (Acropora cervicornis), corales blandos o abanicos de mar (Plexaura homomalla y Plexaura dichotoma), así como de los pastos marinos de las especies (Thalassia testudinum, Syringodium filiforme y Halodule wrightii).

Estas especies sirven de alimento para las tortugas marinas, por lo que es indispensable hacer cumplir los estudios que limitan el número de personas que nadan con los turistas por día. Entre el 3 y el 22 de  enero pasado los inspectores ambientales verificaron la presencia de 3 617 turistas en el nado con tortugas, lo que representa el doble de lo permitido dentro del área autorizada y buena parte de esa actividad de «placer» se realizó fuera de la zona permitida y sin los permisos correspondientes.

¡Ayyy! Que inconsecuentes somos los seres humanos, incapaces de respetar los derechos de nuestros congéneres en la Tierra. Parecemos dispuestos a destruir el planeta y andamos buscando los medios para irnos a vivir a otro ¡PARA HACER LO MISMO¡

Por cierto, cuando murió el Solitario George, científicos del Zoológico Congelado, una institución que se encarga de congelar material genético de distintos animales para su conservación, viajaron hasta Ecuador y utilizando nitrógeno congelado, tomaron muestras de George para criogenizarlas e intentar su clonación. ¡Ojalá este sueño de la ciencia tenga éxito!

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.