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Biocombustibles: ¡Cuidado!

Hay que abordar este tema sin desestimar los daños que causaría una producción indiscriminada, tanto para la Naturaleza como para el calentamiento global Descubren método para almacenar hidrógeno a temperatura ambiente

Autor:

Juventud Rebelde

Seamos mesurados ante esta algarabía que existe por los biocombustibles. Se está abordando el tema en forma reduccionista, desestimando varios aspectos negativos de una producción indiscriminada, tanto para la Naturaleza como para el calentamiento global. No se está yendo al fondo del problema que se soluciona en gran medida reduciendo el consumo de energía.

Debo aclarar que no estoy en contra de los biocombustibles ni de su desarrollo, pues pueden ser sustentables en el tiempo, siempre que se produzcan y usen racionalmente.

Considerando lo que dice la primera Ley de la Termodinámica «la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma», podremos concluir que la cantidad de energía contenida y disponible en los vegetales, que serían la base de los biocombustibles, depende de un flujo constante, pero limitado. Este dependería, entre otros aspectos, del clima y de la cantidad de días con sol.

El máximo de energía disponible en estos vegetales será la que estos puedan obtener, solamente, en la superficie que ocupen. En otras palabras, si tenemos una hectárea de vegetales para ser transformados en biocombustible, la energía disponible de aquellos nunca será superior a la cantidad de energía que ha entregado el sol en dicha superficie, en el período en cuestión. Como dato diremos que la energía que recibe la tierra proveniente del sol es de uno (caloría por centímetro cuadrado por minuto).

Ejemplo: Un techo de una casa de 10 x 10 (100 metros cuadrados), recibirá, en un día caluroso, 1 000 kilocalorías por minuto. El techo de 100 (m2) recibe 500 000 kcal por día. Este calor es equivalente a quemar 53 litros de gasolina.

Observando, vemos que la cantidad de energía proveniente del sol es: 5 000 000 de kilocalorías por metro cuadrado al año y solo podemos utilizar 2 000 (solo un 0,04 por ciento del total), que sería la que acumulan los vegetales en este período, algo que a simple vista nos dice que es bastante escasa, para la creciente e irracional demanda actual.

Aclarado en parte el tema de la energía que pueden almacenar los vegetales (0,04 por ciento), solo nos cabe suponer que para cubrir la creciente demanda, se tendrían que aumentar las superficies de cultivo para tal fin, y no debemos olvidar que los suelos fértiles son escasos y no estarían todos disponibles porque también tenemos que comer, recrearnos y mantener nuestra biodiversidad.

Todo el petróleo proviene de la descomposición de antiquísimos vegetales, que tomaron parte de la energía del sol y a través de un proceso de millones de años se logró el producto. El consumo a gran escala de este, solo data de no más de un siglo y por lo visto tiene sus días contados. Ahora bien, si el petróleo que demoró millones de años en formarse está siendo "devorado" en poco más de un siglo, ¿qué podríamos esperar de este nuevo biocombustible que demora solo un año?

Por otro lado ¿quién ha reparado en que al producir biocombustible de los restos de vegetales (hojas, ramas, semillas, etc.), como proponen algunos, provocaríamos un desequilibrio en el delicado proceso de regeneración natural de los suelos?

Las hojas y ramas que caen al suelo sirven para la formación del humus, que es uno de los encargados de la manutención y fertilidad de los suelos. Si se llegase a cortar este ciclo natural, las consecuencias serían altamente peligrosas para la subsistencia de los vegetales en la tierra, que entre sus tantas cualidades tienen la de extraer el CO2, principal culpable del calentamiento global.

Imaginemos el futuro con este biocombustible. En primer lugar, ¿qué va a pasar con las Grandes Selvas que aún quedan en el planeta? Las transnacionales de los combustibles tratarán de convencer a los gobiernos de los distintos países que sería más rentable convertirlas en biocombustible que mantenerlas como selvas.

En segundo lugar, a muchos agricultores les va a ser más rentable sembrar vegetales apropiados y específicos (transgénicos) para los biocombustibles, que tener arbolitos frutales, flores, yerbas, hortalizas, legumbres, cereales u otros. En tercer lugar, las grandes alamedas, jardines y parques no serán rentables como tales, así que serían transformadas en el tan esencial (¿?) biocombustible.

En fin, creo que si se sigue esta política del crecimiento indefinido, de competitividad y por ende de consumo de-

senfrenado de energía, el paisaje terrestre se transformará en un gran desierto verde. Que no nos vaya a pasar lo del Rey Midas, que todo lo que toquemos lo transformemos en BIOCOMBUSTIBLE y muramos de sed y hambre.

La verdadera solución, está en nuestras manos: «reduzcamos el consumo de energía» y cambiemos nuestra conducta depredadora, pero, ¡ahora! y así podremos ocupar petróleo o biocombustible en forma racional y... por largo tiempo. (Tomado de www.rebelion.org)

(*) Vicepresidente de la organización chilena Acción Ecológica, dedicada al ecologismo social.

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