Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Restaurada la Casa Estudiantil de la Universidad de La Habana

Se ha recuperado un lugar de alto valor patrimonial de la ciudad, importante espacio cultural y recreativo de los jóvenes

Autor:

Yailin Orta Rivera

  La antigua casona estudiantil, vecina de la colina universitaria, renace por estos días. Fotos: Roberto Morejón

A la antigua casona el tiempo pareció ajustarle las cuentas. Pasaron algunos años de Universidad, y sus enmohecidas paredes y el lánguido estado constructivo dilataron la posibilidad de los estudiantes de reunirse en aquel «terruño» de diálogos y festejos.

Emergía, ya cansada, la urgencia de rehabilitar el inmueble en las asambleas de las brigadas. Una y otra vez se sucedían los reclamos de verla resurgir con sus encantos coloniales. Pero las reparaciones debían postergarse ante otras prioridades que asumía el país.

En la calle K, entre 27 y la avenida Universidad del capitalino barrio del Vedado, la añeja mansión —sede de la Casa Estudiantil de la Universidad de La Habana— postergó los sueños de quienes añoraban sus proyectos.

Poco menos de cinco años (2000-2005) permaneció cerrada la que otrora fuese mansión de José Miguel Cortina, hombre «iluminado y oscuro» durante los años de la República, al decir del doctor Delio Carreras, historiador de la casa de altos estudios.

A finales de 2005, las fuerzas constructivas de la Oficina del Historiador comenzaron la restauración, para devolver a los jóvenes, en este nuevo curso escolar, la Casa Estudiantil.

Cortarán cintas inaugurales

Quien la vio hace unos años apenas puede reconocerla. La edificación está totalmente remozada, luciendo los esplendores de cuando fue considerada entre los palacios más lujosos de la ciudad durante la segunda decena del siglo XX.

Esta construcción, vecina de la colina universitaria, se levanta hoy majestuosa. Sus renovados aires exteriores sugieren la belleza interior.

Las columnas, la cúpula, los vitrales, la balaustrada y las piezas decorativas lucen sus encantos como el primer día. Y uno se admira del ajetreo de los que allí laboran precisando el más mínimo detalle.

Vivian Prado es la jefa de la brigada de construcción. Cuando llegamos, parecía un reguilete de un lado a otro.

«Tú preguntarás por qué tanto apuro si ya el trabajo de construcción civil concluyó, pero aunque hayamos terminado lo “grueso”, quedan otras labores para completar la rehabilitación. El comienzo del curso está casi pisándonos los talones y los muchachos tienen muchas expectativas», comenta.

Cerca de 50 personas, entre albañiles, ayudantes, restauradores, pintores, decoradores y electricistas, laboraron durante estos dos años para devolverle los valores patrimoniales y arquitectónicos.

«La estructura estaba colapsada, prácticamente no funcionaban el sistema hidráulico ni el eléctrico, entre otras deficiencias. Es una construcción muy antigua y demandaba una amplia reparación, por ello tuvo que cerrarse durante este período», precisa Vivian Prado.

La jefa de brigada también explicó que se conservaron los espacios originales interiores. En el primer, segundo y tercer niveles se renovaron todas las áreas que abrirán como sala de video, librería, salón de protocolo, galería, salón de música, de plástica y un tabloncillo de danza, entre otros. Y en la planta baja se habilitó una cafetería y una sala de fiestas.

Consideró que la reparación capital del inmueble se hizo bajo la urgencia de conservar una construcción de valor patrimonial de la ciudad y rescatar, sobre todo, un espacio cultural y recreativo de gran importancia en la vida de los universitarios.

La casa y sus memorias

Se rescató un símbolo de generaciones que tuvieron en la Casa una opción para enriquecerse espiritualmente. No exagero cuando afirmo que José Cárdenas Rodríguez (Tito) es de los que lleva bien adentro la Casa de la FEU. Desde los primeros años en que entró a la Universidad se hizo asiduo visitante. Su participación en el Conjunto Folclórico Universitario no le permitía distanciarse de este sitio de ensayos y reuniones. Y hace casi una década es el director de esta institución.

«Imagínate, lo más sorprendente no es el tiempo, sino las diversas etapas que hemos vivido. Primero, el esfuerzo en medio del deterioro del local y de las condiciones precarias del equipamiento técnico, después vino la decisión de cerrar la Casa hasta que comenzó la reconstrucción, que fue un proceso armónico por la cohesión establecida entre los trabajadores. Ahora verla así, además de representar un gran sueño es una enorme responsabilidad», asegura Cárdenas.

«En 2008 cumple 30 años este centro y llegar a este aniversario con tales condiciones es doble motivo de satisfacción.

«Se ha rescatado la construcción con todos sus valores patrimoniales y arquitectónicos, pero no nos vamos a olvidar nunca de su función social que no es ser la casa de un senador, sino el principal centro cultural de la vida universitaria. Un espacio donde se extienden los valores que defiende nuestra centenaria casa de altos estudios», señala el director.

Durante el tiempo libre de los jóvenes, esos momentos de aparente ocio y de esparcimiento, se expresan también valores y preferencias, se socializan ideas y se aprende; por eso, la Casa pretende ser el escenario cultural y recreativo por excelencia de la Universidad de La Habana (UH).

Tito, su director, explica que el colectivo se propone contribuir de manera directa al desarrollo del Movimiento de Artistas Aficionados de la FEU y estimular la creación de espacios apropiados al diálogo, el debate y la reflexión.

Refiere además que establecerán convenios de trabajo con diferentes instituciones como el Instituto Cubano del Libro, la Asociación Hermanos Saíz y el Centro Pablo de la Torriente Brau, entre otras.

También el lugar servirá de apoyo a la FEU y sus estructuras de dirección, y será una herramienta importante en la consolidación y perfeccionamiento del trabajo de Extensión Universitaria, de forma que garantice el cumplimiento de los objetivos de la Universidad como institución cultural hacia adentro y en el entorno comunitario con el que interactúa.

Addel Laria, quien es el responsable del Movimiento de Artistas Aficionados de la UH, explica el estímulo que representa esto para los jóvenes.

«No contamos solamente con el lugar para los ensayos y la preparación de los artitas, sino que tendremos instructores en cada manifestación para asesorar a los estudiantes. Es un salto significativo para los aficionados, ya que tenemos garantizados los recursos técnicos para nuestro desarrollo».

Después de las nostalgias

Se ultiman los detalles para la apertura. La Casa Estudiantil de la Universidad se reinaugura con un proyecto que se preocupa por los debates establecidos por los jóvenes durante el VII Congreso de la FEU y el VIII de la UJC, sobre la recreación, el tiempo libre y la vida cultural universitaria.

El programa que diseñaron los directivos es ambicioso. Habrá muchísimas opciones culturales-recreativas, como peñas, talleres, coloquios, conciertos, cursos, video-debates, concursos y exposiciones, en las que se disfrutará de diversas manifestaciones artísticas.

Alexis Aliño, administrador del centro, refiere que reabrirán las puertas de lunes a sábado, desde las diez de la mañana hasta igual hora en la noche. También precisó que para la apertura celebrarán una jornada de actividades en cada salón y área recreativa, con un servicio gastronómico revitalizado.

Gladys Gutiérrez, presidenta de la FEU de la UH, consideró que tiene una gran significación para los estudiantes rescatar este centro. Son muchos los que no la han conocido y sin embargo, la demandaban por ser un espacio que une a las diferentes facultades. De esta forma aumentará el sentido de pertenencia a la Universidad.

En los últimos siete años los jóvenes no han disfrutado de las opciones que brinda este sitio, sin embargo, todos hablan de él como si lo conocieran. La nostalgia ha sido una especie de herencia que nos legaron quienes la frecuentaron, argumenta.

«Es reconfortante verla así, han sido muchos años añorando tenerla. Ahora debemos conservarla y convertirla en el centro cultural de referencia de nuestra Universidad».

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