El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) incluyó al hospital general Guillermo Domínguez, de la provincia de Las Tunas, en un proyecto dirigido a reducir las sustancias agotadoras del ozono (SAO).
Tal decisión se corresponde con la consecuente actuación de Cuba en el cumplimiento del Protocolo de Montreal y otras normas internacionales, referidas a la necesidad de disminuir la importación y consumo de clorofluorocarbonos (CFC), los cuales dañan la atmósfera y toda forma de vida terrestre.
La colaboración consiste en sustituir las máquinas centrífugas que enfrían el agua de los sistemas centrales de aire acondicionado por tecnologías más ecológicas, que no utilizan gases portadores de CFC, ahorran electricidad, y de esa forma ayudan a quemar menos combustibles fósiles.
Junto al PNUD, en el proyecto participan la Agencia de Medio Ambiente de Canadá y varias firmas de ese país, incluida Smart, productora de equipos de refrigeración, mientras la Oficina Técnica del Ozono actúa por la parte cubana.
Cándido Medina, especialista de Medio Ambiente en Las Tunas, dijo a la AIN que la provincia tiene una sólida labor en la protección de la ozonosfera, y citó como ejemplo el sistemático programa ejecutado desde los años 90 para eliminar el uso del nocivo gas freón en los refrigeradores.
Las sustancias agotadoras del ozono son causantes de que los rayos ultravioletas del sol pasen directamente a la biosfera y puedan ocasionar cáncer de piel y otras graves dolencias a los seres humanos, además de alterar los ciclos vegetativos y mermar el rendimiento de las plantas.
Ubicado en Puerto Padre, a unos 700 kilómetros al este de La Habana, el hospital general Guillermo Domínguez es la primera institución de Las Tunas incluida en el referido proyecto ecológico de la Organización de Naciones Unidas.
