Morón, Ciego de Ávila.— No hay electricidad. O al menos eso parece. Hay fresco y el aire anuncia que la madrugada será fría. A todo lo ancho parece una alfombra de color verde, que se dobla y se levanta con inquietud.
«Hay que parar», anuncia el chofer. Es solo un minuto. Un rebaño de ganado aparece en la carretera y en medio de los silbidos y gritos de los monteros toman la cuneta. Algunas reses se mueven indecisas ante el auto, olisquean el aire y se incorporan al grupo grande, despejando la vía.
No es un simple pase de ganado. Como parte del ejercicio Moncada 2007, en una Empresa Pecuaria del territorio se realiza la evacuación de los medios de la entidad, la más grande de esa área y cuyos terrenos abarcan la casi totalidad de esa zona. La otra parte de las tareas es asegurar los alimentos para las tropas y la población en tiempo de guerra.
«El monte está hecho un semillero de gente con armas», escuchamos en el poblado de La Loma. A un costado de la entrada al pueblo, bajo los árboles, una pequeña unidad de milicianos, con sus mochilas y fusiles terciados a la espalda, espera por la orden de caminar hacia las lomas.
El vehículo se mueve hacia un punto del poblado. En los patios de varias casas, los trabajadores han creado las condiciones para preparar los alimentos para la población y las tropas que están en combate.
«Todo está listo para elaborar los alimentos de forma rústica. Aquí intervienen todos los trabajadores de la Empresa» explica Venancio Rodríguez Domínguez, directivo de la entidad.
«La transportación a las tropas se ha pensado en medios rústicos», aclara Venancio. Ellos recopilan palos y bejucos y con eso arman las cajas en las que se almacenarán los alimentos para las unidades de combate».
Pero no solo se hacen las cajas. También se preparan jabas, se repara el calzado, se cose la ropa y se fabrican escobas con ramas de árboles.
