Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Intervención del diputado Osvaldo Martínez, presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional sobre el Plan y Presupuesto de la Economía Nacional

Informó que en el 2007 la economía cubana creció un 7,5 por ciento, cifra bien por encima del promedio regional de América Latina  

Autor:

Juventud Rebelde

Foto: Juan Moreno General de Ejército Raúl Castro Ruz Primer Vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros Ricardo Alarcón, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular Compañeras y compañeros Diputados:

El año 2007 ha transcurrido en las duras condiciones económicas que impone el período especial. Lo ocurrido en nuestra economía ha sido, como en años anteriores, una compleja combinación de resistencia asombrosa frente a obstáculos que serían aplastantes para un pueblo que no tuviera la historia y el liderazgo del nuestro, de logros verdaderos dentro de esa lucha permanente, y de deficiencias, insatisfacciones y retrasos que sólo en parte y en algunas ocasiones en nada, se deben al bloqueo.

En el año que finaliza la economía creció 7,5%, un alto crecimiento que continúa la tendencia iniciada en 2004, acentuada con crecimientos aun mayores en 2005 y 2006, que es de nuevo, más alto que el promedio de América Latina y el de más equitativa distribución social, pero no alcanzó el 10% previsto en el Plan.

De la información ofrecida por el Ministerio de Economía y Planificación y de los intercambios con otros Organismos, se aprecia que la diferencia entre lo planificado y lo real se debió a la tensión financiera llevada a extremos por la intensa subida de precios de importaciones vitales como alimentos y combustibles, la minuciosa crueldad de la guerra económica en su búsqueda incesante de vías para hacernos daño y también la insuficiente productividad, organización y disciplina del trabajo, el insuficiente ahorro, la insuficiente preparación y deficiente ejecución de las inversiones, la insuficiente producción de alimentos, la insuficiente producción de azúcar, la insuficiente capacidad constructiva y organizativa en la construcción y el decrecimiento del turismo.

Ese alto crecimiento económico ha tenido lugar en un año marcado por la progresiva recuperación del Comandante en Jefe, por la lectura de sus reflexiones; verdadera cátedra de sabiduría política y absoluta entrega a la obra de la Revolución, y por la madurez y cohesión del pueblo, de su Partido, así como la estabilidad de sus organizaciones e instituciones, que han hecho posible el funcionamiento ordenado del país, sin parálisis ni confusión.

Una vez más el enemigo erró en sus ensoñaciones sobre Cuba: donde creyeron se produciría el desconcierto, encontraron la firmeza de un pueblo para el que la Revolución no es mera transición coyuntural, sino su opción de vida, su elección histórica.

En una realidad económica como la nuestra, donde se combina la construcción del socialismo, el bloqueo elevado a niveles de histeria anticubana, y la obligada actuación dentro de una economía mundial globalizada y neoliberal, alcanzar un crecimiento económico de 7,5%, bien por encima del promedio regional de América Latina, es una hazaña que podemos proclamar con legítimo orgullo, al mismo tiempo que -sin borrar la condición de hazaña-, tener en cuenta que ésta pudo ser mayor si hubiéramos eliminado factores subjetivos, de organización, de no sistematicidad y control que también marcan nuestra realidad económica.

No es necesario repetir las informaciones y cifras sobre crecimiento de sectores de la economía que aparecen en el informe del Ministerio de Economía y Planificación en poder de las diputadas y diputados, por lo que estos comentarios se limitarán a seleccionar algunos aspectos relevantes.

Las condiciones externas fueron en 2007 especialmente exigentes para nosotros. Tres sucesos dominaron el curso de la economía mundial en este año: la crisis financiera originada a partir del hundimiento del sector inmobiliario en Estados Unidos, la acentuada devaluación del dólar debido a la creciente desconfianza hacia esa moneda y el alza impresionante del precio del petróleo.

La caída en la cotización del dólar alcanzó nueva marca histórica y se explica por la percepción generalizada de los profundos desequilibrios de la economía de Estados Unidos, y la insostenibilidad del sistema monetario internacional. La devaluación de esta moneda contribuye a aumentar los precios de los productos que establecen sus precios en dólares en bolsas, entre los cuales se encuentran los combustibles y una apreciable cantidad de los alimentos que importamos.

El precio del petróleo casi alcanzó los 100 dólares el barril en noviembre, una cifra que hace apenas dos años parecía inalcanzable y que ahora es considerada una cifra más a sobrepasar ante la realidad del agotamiento físico del petróleo y el consumismo desenfrenado de Estados Unidos y otros países desarrollados.

Continúan subiendo los precios de los alimentos -que en no pocos casos han duplicado y triplicado sus precios en los tres últimos años- debido a una mezcla de factores entre los que se incluyen el cambio climático y su efecto negativo sobre la producción agrícola, la especulación asociada a la debilidad del dólar y la creciente utilización de tierras para producir alimentos destinados no al consumo humano, sino a alimentar automóviles en el Primer Mundo en forma de biocombustibles, y a profundizar el hambre entre los hambrientos tercermundistas.

La pesada factura de importaciones de alimentos en este año ha tenido que soportar un incremento promedio de precios de 23,7% por encima de los precios del 2006. El incremento de precio de aproximadamente la misma cantidad de importaciones significó el pago adicional de 286 millones de dólares en el presente año. En el 2008 los precios seguirán subiendo.

El crecimiento del PIB se concreta en actividades económicas de carácter estratégico como la producción de petróleo y gas que creció 2,2% y presenta mejores perspectivas por contar con mayor disponibilidad de equipos de perforación.

La Revolución Energética continuó avanzando y haciendo más eficiente la generación con la instalación de nuevos grupos electrógenos de fuel oil, la terminación de los parques eólicos en la Isla de la Juventud y en Gibara, la disminución en 87,5% de la energía dejada de servir respecto a los frecuentes y largos apagones del año 2005, la reparación de redes hasta alcanzar la solución del 75% de las zonas de bajo voltaje y la distribución ya realizada del 80% de los refrigeradores domésticos. Singular importancia tiene la inauguración de la refinería de Cienfuegos, que abre vías para el desarrollo de la petroquímica.

El sector agropecuario, especialmente urgido de aumentar su producción y su eficiencia, creció 24,7%, con incrementos de la ganadería en 40,5% y la agricultura no cañera en 18,3%. La producción de leche de vaca creció 16,8% y significó un ahorro de importación de leche en polvo en los primeros nueve meses del año de unos 12,5 millones de dólares, reflejando una buena arrancada del programa para la recuperación de la producción y el acopio de leche.

La producción porcina total alcanzó 268 mil toneladas, estableció record para el país y permitió sustituir importaciones de carne de cerdo y sus derivados.

Los incrementos productivos en el sector agropecuario son una buena noticia, pero no es el tiempo todavía de celebraciones, porque los incrementos lo son respecto al bajo nivel del 2006 y el sector está lejos aun de satisfacer la apremiante necesidad de colocar mayores cantidades de productos en los mercados para hacer bajar los precios, para reducir costosas importaciones de productos que deben ser producidos en el país y propiciar un vuelco favorable en la opinión del pueblo.

Aun hay demasiada tierra ociosa e invadida de marabú y la importancia de este sector para la alimentación, la seguridad y el bienestar de la población, subrayan la necesidad de aplicar en él los necesarios cambios estructurales y de conceptos planteados por el compañero Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias el pasado 26 de julio en Camagüey y respaldados por el pueblo en el intenso proceso de debates efectuados en el país.

El transporte, sector duramente maltratado por el período especial y donde se concentra un agudo déficit tanto en el transporte de pasajeros como en el de carga, ha iniciado una difícil y costosa recuperación, con crecimientos modestos respecto a las necesidades de uno u otro tipo de transporte, pero la población comienza a apreciar alguna mejoría y conoce el gran esfuerzo que ha permitido contratar 1 548 ómnibus en China, de los cuales han llegado 806 al país; y también de otras procedencias.

El alivio que en pequeño grado empieza a percibirse en cuanto a transporte en la Ciudad de La Habana y otras ciudades, y la esperanza de que los nuevos equipos sean bien utilizados es motivo de satisfacción popular, como también de profunda repulsa a los pocos vándalos destructores que han dañado ómnibus y merecen ser penalizados severamente.

La industria logra triplicar el crecimiento alcanzado el año anterior, destacando el níquel que, no obstante las fuertes lluvias en la zona minera y averías en una planta, logró crecer 2,2%.

La industria farmacéutica expandió su producción 21%, en correspondencia con el fuerte proceso inversionista que en ella se ha efectuado y logró reducir apreciablemente los medicamentos en falta por razones productivas.

La industria biotecnológica y en general, el Polo Científico, continuaron consolidando su prestigio científico, su capacidad productiva integrada de modo apropiado con la investigación y su capacidad exportadora, abriéndose paso con calidad y ciencia al servicio de los humanos, en el intrincado mercado mundial de productos biotecnológicos, con más de 500 patentes registradas internacionalmente.

La Biotecnología cubana es un ejemplo aleccionador de que, a pesar de obstáculos en apariencia aplastantes, si se puede.

Cuando en 1980 la visión y la tenacidad del Comandante en Jefe, hizo dar sus primeros pasos a la biotecnología cubana, la corriente neoliberal ya desplegada entonces decía que un pequeño y pobre país como Cuba no podría jamás desarrollar alta ciencia por falta de científicos, de mercado y de financiamiento. A un país como Cuba el mercado "libre" sólo le concedía el papel de comprador y consumidor pasivo de ciencia y tecnología creada en el Primer Mundo. Entonces no pocos creían ilusorio el desarrollo de lo que hoy es una sólida realidad.

Las instituciones científicas del Polo, que han incorporado valiosos biofármacos al sistema nacional de salud y facilitado el acceso de nuestra población a medicamentos de alta tecnología, hacen también exportaciones a más de 50 países, las que generan ingresos capaces de financiar la reproducción y la expansión del sistema.

Esos resultados no se deben a la competencia de mercado basada en la propiedad privada, sino en la propiedad social, con adecuado uso de las posibilidades de cooperación e integración de esfuerzos que ella ofrece, y considerando sus proyectos no como simples gastos presupuestados, sino como inversiones con estudio de impacto económico y tasa de retorno esperada.

Las obras de la Batalla de Ideas continuaron desplegándose mediante la concentración de la fuerza constructiva real disponible en las obras con avances en su terminación. Suman ya 250 los policlínicos reparados y ampliados en forma integral y continúa el programa de reparación capital de hospitales e instituciones de salud.

Es cuantioso el proceso inversionista que en difíciles condiciones financieras se hace para atender los requerimientos del sector de la salud. Este sector, protagonista de logros señeros y responsable de la nobilísima tarea de atender la salud del pueblo, tiene que erradicar de sí las manifestaciones ocasionales de insensibilidad y mercantilismo que la población critica y rechaza.

En el 2007 brilló de nuevo la cultura de la solidaridad que la Revolución Cubana desarrolló en aplicación del pensamiento martiano y fidelista.

La Operación Milagro -ese milagro de sensibilidad y amor- ha realizado algo más de un millón de operaciones quirúrgicas. La solidaridad cubana -sin equivalentes en cantidad y calidad en el mundo- se hace realidad en más de 70 países en los que trabajan 37 mil 500 compatriotas.

El curso escolar comenzó con matrícula de 1 millón 800 mil estudiantes en la enseñanza primaria y media, con favorable relación cuantitativa entre maestros y alumnos, acceso a la computación, a la televisión educativa y a la merienda escolar.

En la educación superior se ha producido ya la graduación universitaria de 842 mil 300 egresados desde 1959, lo que ofrece una impresionante proporción de 7,5 graduados de nivel superior por cada 100 habitantes.

¡Qué distancia abismal entre esta sociedad colocada en el umbral de la sociedad del conocimiento y aquella de 1958 con 24% de analfabetismo, unos pocos graduados universitarios en las pocas carreras que encontraban mercado para subsistir y ningún sistema de investigación e instituciones científicas!

En Cuba es realidad cotidiana que a nadie asombra, que cualquier estudiante en condiciones intelectuales de hacerlo puede estudiar gratuitamente -lo hacen 602 mil 200 estudiantes- en una de las 47 carreras que se imparten en los municipios cubanos.

El actual curso de la enseñanza superior cuenta con 752 mil 800 estudiantes, lo que significa una proporción de 69,2% de estudiantes universitarios en la población entre 18 y 24 años. Es lo que ha hecho nombrar a Cuba por algunos destacados sociólogos latinoamericanos como un país-universidad, un especimen único en el planeta.

Esa masa creciente de cubanas y cubanos con educación superior es nuestro más valioso recurso financiero, nuestro más estratégico yacimiento energético y debemos propiciarles una inserción laboral que les permita desplegar sus conocimientos, realizar sus proyectos de vida y conservarlos en régimen de rendimiento creciente para el país.

El salario medio en términos monetarios creció algo más de 5% y alcanzó 408 pesos mensuales, pero en torno al salario persisten dos realidades adversas.

Una de ellas es que lo expresado por el compañero Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias el 26 de julio en Camagüey en cuanto a que "el salario aún es claramente insuficiente para satisfacer todas las necesidades, por lo que prácticamente dejó de cumplir su papel de asegurar el principio socialista de que cada cual aporte según su capacidad y reciba según su trabajo", continúa vigente; y cambiar esa realidad, haciendo que el salario recupere su función como retribución por el trabajo aportado, medio de vida legítimo y estímulo a la productividad del trabajo, es uno de los más importantes y complejos de los problemas a resolver de forma gradual, sostenible y sin esperar soluciones inmediatas y espectaculares que sólo tienen cabida en la ignorancia, la charlatanería o el confusionismo deliberado.

Otra realidad adversa es que el crecimiento monetario del salario sigue superando el crecimiento de la productividad del trabajo, no obstante que ésta aumentó en 2007 y alcanzó una más favorable relación con el salario, pero insuficiente aún para subvertir la tendencia insostenible a largo plazo de distribuir salarialmente más de lo que se crea en términos de bienes y servicios. Es imprescindible elevar la productividad y la eficiencia, sin lo cual los aumentos salariales serían ilusorios.

Sobre la productividad influye un conjunto de factores interrelacionados. Uno de los que actúa es la retribución salarial ya mencionada, pero no es el único. Otro factor es la elevación de la disciplina laboral, del aprovechamiento de la jornada, sobre los cuales el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social emitió durante el año las Resoluciones 187 y 188 y efectuó inspecciones que aportan útiles informaciones. Estas resoluciones ofrecen la norma escrita para la elevación de la disciplina laboral -incluyendo la permanencia de los dirigentes al frente de sus colectivos- y tenerlas es necesario, pero no bastan para resolver un problema cuya complejidad y posibilidad de solución va más allá de la normativa escrita.

El perfeccionamiento empresarial demuestra con sus resultados que se puede elevar la productividad del trabajo si existe un clima laboral organizado, con responsabilidades definidas, con presencia y exigencia de los dirigentes, con adecuada retribución salarial, con ahorro y transparencia en la administración de los recursos. Las empresas que aplican el perfeccionamiento representan el 29% de las empresas del país, pero ellas aportaban en septiembre el 73,2% de las divisas y lograban una productividad del trabajo superior en 48% al resto de las empresas.

En lo inmediato es el ahorro en los procesos productivos y de servicios, nuestra principal fuente posible de financiamiento, teniendo en cuenta que los alimentos y combustibles continuarán probablemente su escalada de precios en el próximo año y que la guerra económica será no menos perversa.

La Revolución Energética concebida y dirigida por el Comandante en Jefe es una decisión estratégica que nos ha colocado en la avanzada mundial en cuanto al ahorro de combustible y a la protección frente al colapso previsible del modelo energético petrolero. Esa Revolución viene aportando ahorros en el consumo de combustibles, aunque los resultados deben ser superiores a lo hasta ahora logrado, especialmente en gasolina y diesel. Grandes reservas de ahorro tenemos en la batalla por el uso racional y eficiente del combustible y contra las costumbres arraigadas en algunos, de presentar enormes demandas muy lejanas de las posibilidades financieras del país e incluso de los consumos históricos de los demandantes o calcular erróneamente y siempre en exceso, sus necesidades.

Otra acción desarrollada este año que tiene una relación estrecha con la condición de los trabajadores como dueños de los medios de producción y los activos económicos, han sido las asambleas en los centros laborales para el debate sobre el Plan y el Presupuesto.

En estas asambleas los trabajadores, los sindicatos y las administraciones hicieron el proceso de debate sobre Plan y Presupuesto más abarcador y activo en los años de período especial. Mucho debe ser mejorado aun y sistematizado. No puede ser una campaña transitoria.

La base general para un buen debate es la información que ofrezca la administración, la cual debe ser clara, concreta, breve, sin tecnicismos evasivos, lo cual no siempre se logró este año; pero estas asambleas -a las que el Che les reconocía una gran importancia- deben alentar la productividad y la disciplina laboral. El salario es importante, pero no lo es menos el conocimiento del estado financiero, tecnológico, presupuestal, inversionista, de la empresa, la fábrica, el taller, la unidad comercial, la escuela, el instituto de investigación y sobre esa base y mediante las vías existentes, participar en las decisiones, en el control de su cumplimiento, en las innovaciones a introducir.

Recibir información real sobre la economía concreta de su centro de trabajo, ser consultados sobre las decisiones básicas a tomar, es participar, es sentirse dueño y por tanto cuidar lo que nos pertenece, luchar por mejorarlo y defenderlo de lo que pretenda dañarlo.

Es ésta una de las más importantes vías para ejercer y sentir la propiedad social, pues nadie se siente dueño sólo porque el régimen legal de propiedad diga que lo es.

Los enemigos de la Revolución Cubana tienen en la crítica a nuestra economía uno de sus temas predilectos. Repiten una y otra vez que la economía cubana es un total fracaso, que es débil, e incluso es frecuente encontrar cierta nostalgia batistiana al pintar de rosa la economía de Cuba en 1958, llamándola "economía próspera".

El propósito es transparente: presentar a la Revolución como la destructora de "una economía próspera" para implantar el fracaso y también afirmar que el triunfo de la Revolución no fue el resultado de una acertada táctica, organización y dirección revolucionaria actuando en una sociedad profundamente injusta, excluyente y tiranizada, que era la base objetiva de la Revolución, sino de la acción aventurera de un grupo de violentos.

Más allá de las mentiras y deformaciones nacidas del odio de los enemigos y más allá también de las insatisfacciones que tenemos los revolucionarios, la verdad es que la economía cubana no sólo no es débil, sino que ha dado muestra de una gran vitalidad, una extraordinaria capacidad de resistencia, que es la vitalidad y la resistencia del pueblo.

Nuestra economía ha resistido durante 48 años el bloqueo económico más intenso y extenso y el de mayor desproporción de fuerzas entre el bloqueador y el bloqueado, que registra la Historia Económica. En el último decenio el bloqueo nos arrebata unos 3 000 millones de dólares anuales. Los más de 89 mil millones de dólares que nos ha arrebatado -sin mencionar los sufrimientos que no se expresan en dinero- representan casi 2 años de nuestro actual PIB. ¿Podría otra economía diferente a la cubana resistir siquiera un año lo que se ha resistido casi medio siglo?

Hasta el momento de la desaparición de la Unión Soviética nuestros críticos tenían un argumento fácil: el bloqueo era compensado por el llamado subsidio soviético, de modo que Cuba era una economía subsidiada en la que cualquier avance económico-social era artificial e insostenible si se terminaba el subsidio.

Ese argumento murió hace 16 años al desaparecer la URSS, pero fue sustituido de inmediato por la predicción del derrumbe a corto plazo, al ser forzada nuestra economía a recibir el impacto del mercado mundial neoliberal, sin Unión Soviética y con bloqueo redoblado.

Nuestra economía ha resistido los últimos 16 años y no sólo lo ha hecho, sino que ha retomado una pauta de alto crecimiento.

Ella ha resistido el bloqueo, el desafío del cerco neoliberal, la desaparición de la URSS y también el enorme costo de dos transformaciones radicales en sólo tres décadas, de su base tecnológica y su tejido de relaciones externas. La primera cuando la tecnología de procedencia norteamericana fue sustituida por otras procedentes de la URSS y otros países, y la segunda cuando éstas quedaron paralizadas y fue necesario sustituirlas al comenzar el período especial. Ninguna economía –excepto la cubana- ha enfrentado y resistido estos procesos conmocionantes en tan breve plazo.

Las cubanas y los cubanos nos sentimos orgullosos por el desarrollo social logrado. Es ya larga la lista de indicadores en los que somos los primeros en América Latina y en algunos estamos entre los primeros del mundo, pero a veces no reparamos en que tales desarrollos tienen su sustento en nuestra economía, la que ha sido capaz de sostenerlos.

Cuba es hoy el país que contrasta favorablemente con América Latina en cuanto a la distribución del ingreso, el que posee los servicios de educación primaria y secundaria de mayor calidad, el de mayor número de maestros en relación a su población, el de mejores servicios de salud, el primero en indicadores favorables de mortalidad infantil de menores de 1 año y menores de 5, el de menor desempleo, el que ofrece alimentos subsidiados que cubren al menos la mitad de las necesidades nutricionales, el que ofrece atención médica primaria permanente y remisión a servicios gratuitos de alta tecnología, el que ofrece atención asegurada y gratuita de las gestantes y el menor de 1 año, el que ofrece formación educacional garantizada de más de 9 grados y acceso a estudios superiores en cualquier lugar del país a todos los que quieran hacerlo. Es también el único país que combina alto desarrollo humano y adecuada sostenibilidad ambiental.

Esta impresionante estructura de logros sociales obtenidos antes y durante el período especial, no podría haberse logrado ni podrían sostenerse sobre una economía frágil.

La economía de América Latina alcanzó este año un crecimiento promedio de 5,6%, con lo cual la región registra su quinto año consecutivo de crecimientos que, aunque inferiores a otras regiones del Tercer Mundo, han estado por encima de la pauta de bajo crecimiento de años anteriores.

Pero, este crecimiento no alcanza a curar las heridas que un largo período de neoliberalismo ortodoxo le infligieron a los pueblos latinoamericanos. El crecimiento ocurre en la región con la más desigual distribución del ingreso en el planeta y, por tanto, sus beneficios se concentran en la élite y poco gotean hacia los de abajo.

Con 42 millones de adultos analfabetos y 53 millones de hambrientos, América Latina tiene pendiente librarse del todo del neoliberalismo, integrarse consigo misma y no en los TLC con Estados Unidos o Europa y emanciparse de la dependencia a Washington.

Compañeras y compañeros diputados:

La Comisión de Asuntos Económicos examinó la ejecución del Presupuesto del Estado en el año 2007 y el proyecto de Ley del Presupuesto para el 2008, así como los Lineamientos del Plan de la Economía Nacional para el próximo año. El Presupuesto cumplió su función en la actividad presupuestada y se mantuvo dentro de los límites del déficit respecto al PIB establecidos por esta Asamblea, por lo que recomendamos a la Asamblea Nacional la aprobación del proyecto de Ley del Presupuesto del Estado para el año 2008 y los Lineamientos del Plan de la Economía Nacional.

Apenas en unas horas arribaremos al aniversario 49 del triunfo de la Revolución Cubana. Será también el próximo año el último en el gobierno del más obtuso, fanático y peligroso de los diez Presidentes de Estados Unidos que han mellado sus armas en el fracasado intento de destruir la Revolución. Este neoconservador primario llega al final de su gobierno con el fracaso en Iraq y Afganistán, con la quiebra moral por las mentiras y las torturas y con una recesión económica estallando.

Su crisis de desgaste político puede neutralizarlo, pero también puede hacerlo más agresivo y aventurero. Para disuadirlo de locuras de la hora final, tenemos la fórmula invencible que nos enseñó el compañero que no puede estar hoy presente aquí, pero cuya presencia sentimos todos en su ejemplo y su sabiduría.

No ceder una pulgada frente al imperio, no temer, no claudicar, es la fórmula de Fidel; y Bastión 2008 es su plasmación.

Aproximándonos al medio siglo del triunfo de la Revolución, enviemos al imperio revuelto y brutal el mensaje que brota desde el magisterio supremo de Martí, desde las heridas en combate de Maceo, desde la entrega y la dignidad de Céspedes, desde la frente rota de Calixto, desde la honda mirada del Che, desde los muros del Moncada y la estela del Granma: ¡A Cuba no la tendrán jamás!

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