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Se propone pelotón docente cortar un millón de arrobas de caña antes del 4 de abril

Estos muchachos del politécnico Raúl Galán ya han cortado con sus combinadas más de 850 000 arrobas de caña

Autor:

Miguel Ángel Valdés Lizano

JATIBONICO, Sancti Spíritus.— La ventisca del invierno despeina el cañaveral. El reloj marca las cuatro de la madrugada. Adrián se echa un poco de agua en la cara para espantar la soñolencia, saborea la primera coladita de café y se lanza a conquistar surcos sobre la combinada.

Frente a la mirada de quienes desconocen el entusiasmo de los estudiantes en el politécnico Raúl Galán, este joven de 18 años, junto con sus compañeros de similar edad, quedaría empequeñecido ante las más de 870 horas de trabajo voluntario que acumula el colectivo.

Sin embargo, la cifra agiganta a estos muchachos, porque con sus maquinarias han cortado más 850 000 arrobas, las que convierten al pelotón docente en uno de los más destacados entre sus similares del país.

Continúa la marcha. El sol en la llanura azota. Derribar cañas durante tantas horas obliga a repasar casi siempre las mismas ideas.

Adrián ha cargado con su viejo armatoste más de seis camiones. Ensordecido por el ruido del equipo, resulta asaltado otra vez por el recuerdo de la primera zafra el año pasado, cuando, como estudiante de Mecanización agrícola, desarrolló sus prácticas pre profesionales.

Rememora la candidez inicial ante tal responsabilidad, las extenuantes jornadas, así como también los deseos de aprender sobre un oficio tradicional en Jatibonico, tierra donde se dice que el azúcar abarrota las venas, aunque no se padezca diabetes.

Esta herencia de padres y abuelos impulsó al muchacho a crecerse en la anterior campaña, hasta convertirse en el mejor operador de corte, entre todos los politécnicos de Cuba.

Sin embargo, Adrián no vive de trofeos. Son las 12 de la noche, y su combinada castiga con el insomnio a los cañaverales. Un guerrero no baja sus armas, aunque perciba cercano el triunfo. Con el pensamiento se traslada seguro hacia días venideros.

Pronto se despedirá por hoy de los surcos, su arena de combate. Sin embargo, debe mantenerse preparado. El asalto final se aproxima. Él y sus compañeros se han propuesto llegar al millón de arrobas cortadas antes del 4 de abril.

Para entonces el azúcar producida en el municipio espirituano de Jatibonico no solo llevará el sello de hombres y mujeres del coloso Uruguay, uno de los centrales más grandes de Cuba, sino también el sudor de estos gladiadores de las combinadas, posiblemente los más jóvenes de la Isla.

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