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Jóvenes creadores ofrecen sus servicios a las Fuerzas Armadas Revolucionarias

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Este viernes tendrá lugar el acto de premiación del Concurso Científico-Técnico Juvenil de las FAR en el Memorial José Martí Alfredo Dauta Milán pone al servicio de la defensa del país las innovaciones que le han ganado un premio en el Concurso Científico-Técnico Juvenil. Si de innovaciones se trata, cualquiera de los seis ganadores del Concurso Científico-Técnico Juvenil de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) podría llevarse el premio de la originalidad.

Independientemente de su nivel de escolaridad, estos jóvenes han contribuido con sus investigaciones a la seguridad del país y a la modernización de mucha técnica y armamento, sin que nada que no sea su espíritu emprendedor y su compromiso con la defensa del país les obligue.

Alfredo Dauta Milán tiene 25 años y es graduado de mecánico en una escuela de oficios. Ahora labora en una unidad de servicio científico-técnico de la Empresa Militar Industrial General de Brigada Francisco Cruz Bouzac.

Este joven trabajador civil ha contribuido a incrementar la movilidad de diferentes piezas de artillería, mediante la adaptación de ruedas o esteras para hacer más factible su traslado en las condiciones de la guerra moderna.

Ello posibilita el traslado y uso de esta arma en lugares poco usuales, como el interior de edificaciones, obras ingenieras soterradas y en otras posiciones en las que anteriormente era muy complejo o imposible hacerlo.

Alfredo también forma parte del equipo de trabajo creador de instrumentos ópticos que se han adaptado a distintos armamentos para darles mayor precisión.

Está, además, entre los principales modernizadores de antenas de radiolocalización, que eran muy pesadas, y ahora fueron convertidas en artefactos más ligeros.

«Producirlas sería muy costoso, así que se han modernizado con un diseño que resulta muchísimo más económico y actualizado», explicó Alfredo.

Lo sorprendente es que Alfredo forma parte de una familia de técnicos militares. Su hermano y su padre laboran en esta entidad de la Unión de Industrias Militares, y el último lleva más de 30 años de servicios allí.

El afán de superarse lo impulsó a estudiar en una facultad nocturna para alcanzar el duodécimo grado, y según afirmó, seguir adelante con los buenos resultados que ha obtenido.

El mayor Luis Ricardo Barrero trabaja en el acondicionamiento del teatro de operaciones militares. Creación al servicio de la defensa

En las Fuerzas Armadas Revolucionarias, por encima de los rigores de la vida militar, los jóvenes cuentan con posibilidades para llevar a cabo proyectos e investigaciones científicas al servicio de la defensa del país.

El Concurso Científico-Técnico Juvenil, este año en su cuarta edición, es uno de esos mecanismos surgidos para estimular y reconocer los trabajos investigativos de todos aquellos que sientan esta inclinación.

Los jóvenes innovadores consideran que investigar en las FAR lleva mucho sacrificio, e incluso quitarle horas de atención a la familia.

«No es fácil dedicarle tiempo extra a este tipo de proyectos, que hacemos porque nos gusta, porque nuestro oficio y responsabilidad son otros, y creo que ahí es donde radica el mérito», opina Alfredo.

El Concurso premió este año, además, al mayor Luis Ricardo Barrero Quintero, ingeniero fortificador; teniente Gustavo Álvarez Llánez, licenciado en Ciencias Militares; suboficial Frank Augusto Mora Cañete y Alexis González Sánchez, técnicos en Comunicaciones, y al primer teniente Yulio González Concepción, ingeniero radioelectrónico de aviación.

El mayor Luis Ricardo Barrero, de 34 años, proviene del municipio granmense de Río Cauto. El actual jefe de un batallón y padre de familia ingresó en la Escuela Interarmas de las FAR General Antonio Maceo en el año 1990, cuando solo contaba con 19 años.

«Uno de los trabajos más importantes en los que he participado, porque casi todos tuvimos que presentar más de una investigación, fue precisamente el referente al acondicionamiento del teatro de operaciones militares con obras de alta protección.

«Dicha tarea es una prioridad de la defensa, que consiste en acondicionar las obras ingenieras para la protección del personal, el armamento y la técnica.

«Este ha sido el trabajo más significativo y el que me ha permitido obtener mayor reconocimiento. La obra en la que he trabajado desde que me gradué de cadete es actualmente centro de referencia en las FAR del acondicionamiento y la alta protección para la realización del combate, el resguardo del personal, la técnica y el armamento».

El mayor Luis Ricardo obtuvo el gran premio del certamen y fue galardonado, además, con el sello Forjadores del Futuro.

Este viernes, los innovadores tendrán la oportunidad de reunirse en el acto de premiación del Concurso. La cita será en el Memorial José Martí para estimular el afán creador de los jóvenes de las FAR en las tareas de la defensa.

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