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¡Samantha ya puede caminar!

Los padres de una niña en la Isla de la Juventud sufrían al creer que quedaría postrada de por vida, pero en la Sala de Restauración Neurológica Infantil del Municipio Especial, le devolvieron la esperanza

Autor:

Juventud Rebelde

Ya Samantha camina con apoyo y libre en largas distancias. NUEVA GERONA.— «¡Imagínate, el mundo se me vino abajo!», recordó Leslie Hernández, mientras consolaba a Samantha, su pequeña hija de tres años que se atiende en la Sala de Restauración Neurológica Infantil Orestes Falls Oñate, de la Isla de la Juventud.

«Pensé que estaba condenada a verla postrada para toda la vida en una silla de ruedas ya que tenía casi inmovilizadas las piernas», comentó, y su mirada reflejaba el dolor de aquel 25 de noviembre de 2005, cuando al nacer su hija le diagnosticaron Mielomeningocele.

«La Mielomeningocele de Samantha —explica el doctor Miguel Ángel Gómez Martell, jefe del programa en el Municipio Especial— se produjo por la falta de ácido fólico durante el embarazo, lo cual le provocó un cierre de la bolsa en la etapa embrionaria que afectó su médula espinal.

«A la niña —continúa el facultativo— durante la intervención quirúrgica, después del parto, hubo que manipularle la médula, ya que había hecho una hipotonía que le afectó el esfínter tanto en la vagina como en el recto; o sea, Samantha no puede aún determinar cuando se orina o defeca por la falta de información cerebral en esa área».

«Para mí fue muy difícil al principio —confesó la joven madre— tenía que viajar a La Habana para atenderla en el hospital Julito Díaz. Notaba que Samantha no avanzaba lo que yo aspiraba, y fue entonces que el médico me visitó en la casa para que la niña empezara su tratamiento en esta sala, donde lleva ya cerca de nueve sesiones distribuidas en ciclos de 28 días cada uno».

«Cuando la pequeña llegó y leímos el diagnóstico le realizamos la prueba de Crossmotor, cuyos resultados mostraron un pobre desarrollo psicomotor e hipotonía en las extremidades inferiores; o sea, tenía una edad motora de 12 meses contra sus tres años de vida», explica Jorge Luis Reyes Rodríguez, técnico de rehabilitación, quien al hablar de la pequeña se enorgullece.

«En la prueba la paciente alcanzó 92 puntos de un total de 225. Eso permitió detectar las serias afectaciones en las áreas de cúbito, gateo, sentado, estabilidad de pie y marcha. Solo se sentaba con apoyo, y no lo hacía de manera prolongada, por lo que iniciamos el tratamiento con ejercicios encaminados a reforzar la masa muscular de las zonas de la tibia frontal y del peroné.

«Tras casi un año de sistemática rehabilitación, Samantha muestra avances considerables en cuatro de las cinco áreas dañadas y hoy exhibe 199 puntos en la escala de desarrollo, gatea, camina con apoyo y libre en largas distancias y espacios abiertos aunque falta lograr que controle, de manera estable, la articulación del tobillo y pueda pararse sin dificultad», abundó entusiasmado.

Leslie no puede evitar el llanto: «Agradezco a todos lo que han hecho por mi hijita... verla caminar me llenó de esperanza... Saber que mi Samantha podrá ir a la escuela por sus propios pies, jugar con sus amiguitas en el parque, correr y saltar como todos los demás niños, no sé... es la complementación de un sueño».

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