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Realizan pleno del Comíté Provincial de la UJC en Las Tunas

En esta provincia del oriente cubano se analizó la atención de la UJC a las organizaciones estudiantiles, las dificultades en esta y la forma de superarlas

Autor:

Juan Morales Agüero

LAS TUNAS.— Mi colega Lisván Lescaille, habló en su reseña del pleno de la UJC en Granma sobre la atención que debe dispensarles la organización juvenil a sus pares estudiantiles de la FEEM y la FEU. Y como, por razones de espacio, el tema dejó tela por donde cortar, lo retomo.

A juzgar por lo que escuché en las intervenciones del pleno de Las Tunas, el asunto tiene numerosas aristas y debe tratarse desde una perspectiva de bilateralidad. Es decir, hay responsabilidades mutuas, porque si bien es cierto que la UJC actúa como hermana mayor de las organizaciones de estudiantes, no debe pecar ni de paternalista ni de flemática ante su actuar cotidiano. Y estas, por su parte, tienen la obligación de pedir ayuda para que las cosas salgan bien.

Cano, el presidente de la FEEM tunera, abogó porque la UJC la acompañe en temas tales como la elección de los presidentes de los centros de enseñanza. Pero Yanitza, de la propia estructura, acotó que algunos secretarios de comités de base no saben casi nada de cómo funcionan las organizaciones estudiantiles.

El problema se agrava si los estudiantes comienzan a ver a la UJC solamente como la organización que los controla y recrimina, y no como la que puede ayudarlos en los trances organizativos más difíciles. Ismael Cruz, primer secretario de la organización juvenil en Las Tunas, hizo énfasis en que solo un cuadro bien preparado puede superar esas situaciones en beneficio del trabajo político-ideológico.

Sobre el tema abundó Yakelín, del municipio de Amancio. «El secretario general del comité de base debe coordinar periódicamente con su contraparte estudiantil para salirles al paso, todos juntos, a problemas como la indisciplina y la falta de estudio», afirmó.

Lo ideal es que la atención a las organizaciones estudiantiles por parte de la UJC comience en las estructuras superiores, donde, por cierto, casi siempre funciona. Algo debe signarla todo el tiempo: la ejemplaridad. Quien carezca de ella no puede ejercer ese magisterio. Cuando el cuadro es ejemplo, el resultado fluye. Y máxime cuando se sabe que buena parte de los estudiantes cubanos son miembros de la UJC. Si hay buena organización, eso facilita la labor política.

Una de las intervenciones más atinadas y agudas sobre este asunto fue obra de Maickel, dirigente juvenil de la Facultad de Ciencias Médicas Zoilo Marinello, centro con buen saldo en el tema. Dijo: «La UJC no está para hacerles el trabajo a la FEEM y la FEU, sino para enseñarlas, por ejemplo, a dirigir una reunión, elaborar un informe, realizar un análisis, promover un debate... Muchos cuadros de la UJC podrían aportar más en estos aspectos».

Orlando de la Paz, vicepresidente nacional de la FEU, hizo un análisis del asunto que puso a pensar a los presentes: «La atención a las organizaciones estudiantiles por parte de la UJC debe ser una prioridad —dijo—. Hoy la FEEM y la FEU están en la mira del imperialismo. ¿Y saben por qué? Pues porque por ahí pretende quebrar nuestra unidad de pensamiento, que es la conquista principal de la Revolución. Debemos fortalecernos. No podemos ser vulnerables, porque se arriesga la continuidad de nuestro proyecto social».

El pleno juvenil tunero, celebrado en un salón del Campamento de Estudio y Trabajo Confianza, confirmó en esta fortuita analogía de significados que la Revolución puede tener confianza en sus jóvenes.

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