Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Ganadero cubano produce casi 175 000 litros de leche anuales

El mayor productor individual de leche del país se enorgullece de que su esfuerzo tiene un beneficio social

Autor:

Julio Martínez Molina

Sentirse útil es lo más importante para Miguel. La esperanza, Lajas, Cienfuegos.— Hay que tramontar unos cuantos kilómetros de maleza para llegar a la finca del ganadero sureño Miguel Vázquez, quien fue reconocido este año como el productor individual de leche dueño de los más sobresalientes registros a nivel de país.

En sus tres caballerías, él tiene 200 cabezas de ganado mayor; de estas un tercio con posibilidad de ordeño. Con tal cifra, produce anualmente poco menos de 175 000 litros de leche.

Miguel no es esquivo a los muchos reconocimientos que suele recibir a cada rato por tales logros, pero me dice: «Periodista, lo mío es tener tiempo para trabajar».

No contarás con mucho —le replico— para llenar tantos litros. ¿Cómo lo haces; eres solo tú o tienes ayuda?, inquiero a mi interlocutor.

Vázquez lo explica todo en pocas palabras: «Mi casa está cerca de la finca. A veces me voy de aquí a las 12 de la noche, y a las dos de la mañana ya estoy de vuelta. Aunque tengo alguien que me cuida la vaquería, me gusta vigilar lo que con tanto trabajo me costó años conseguir».

A un ademán del entrevistador de procurar otras razones, explica: «Simplemente hay que querer trabajar, que a uno le guste mucho el oficio que realiza y que tenga conciencia de lo que significa».

Con dos trabajadores más, el propietario de la finca La Esperanza —perteneciente a la Cooperativa de Crédito y Servicio Abel Santamaría, de Lajas— alcanza las magnitudes referidas que, apelando con toda legitimidad al lenguaje sindical, bien a cuento aquí, constituyen una verdadera hazaña laboral.

Pero lo importante en las cifras de litros entregados es también su destino. El productor abastece a un grupo de bodegas del municipio, con la entrega diaria a estos centros de cerca de 500 litros.

«Para mí eso representa la mayor satisfacción. Uno se siente útil, ya que mis horas sin sueño y el sudor del día tienen una función social; sobre todo en un momento en que la Revolución nos pide un extra en la producción».

Beneficiada su finca con el sistema de microordeño (hasta ahora lo hacían a mano), es dable vaticinar que Miguel mejorará aún más sus resultados.

En La Esperanza él cuenta además con cerca de 250 chivos y carneros, cuya carne vende al Estado.

«Para mí estos animales lo son todo, pues he pasado mi vida entre ellos. Heredé esta vocación de mi papá y no me imagino haciendo otra cosa, por lo que a la antigua, o con microordeño, seguiré produciendo leche», asegura Miguel.

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