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SANTIAGO DE CUBA.—Si se aspira a que el novel ejército de estudiantes de la Enseñanza Media ponga hoy su empuje en función de las necesidades del país, la prioridad para su organización estudiantil ha de estar en tocar el mundo y el alma de cada uno de sus miembros.
De esta verdad, extrajo lecciones la asamblea de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media en esta provincia, con la que se inició el proceso eleccionario de esa organización estudiantil en la Isla.
Dar el paso al frente, responder con aportes, ante los imperativos que tiene hoy la nación, como la producción de alimentos, la urgencia de contar con más y mejores maestros o la preparación para la defensa de la Patria mediante la incorporación al Servicio Militar Activo, está en el ánimo de los más de 56 000 miembros de la FEEM santiaguera; y así lo ratificó el más de un centenar de participantes en la reunión.
Sin embargo, al propio tiempo, y como ilustraron los ejemplos, cuestionamientos y reflexiones expuestos por los delegados, en la práctica los métodos y modos de hacer de la organización son muchas veces un poderoso obstáculo que limita el real protagonismo ante esas grandes misiones que traza el país.
¿Por qué permitimos que estudiantes con bajas notas, los que no cogen otra carrera, sean muchas veces los que acceden a las carreras pedagógicas?, se preguntaba en el encuentro Lilian María, del Preuniversitario Benjamín Pardo, del municipio de Guamá.
¿Qué razones llevan a un estudiante de preuniversitario, al que hasta hoy el país le ha garantizado su formación y desarrollo, a negarse a incorporarse a tareas agrícolas, alegando que «él está sólo para estudiar», o a falsear una dolencia médica para no incorporarse al plan la Escuela al campo?
Las respuestas a estas y otras preguntas, las ofrecía la propia asamblea cuando sus participantes convenían en que dar preferencia a las tareas priorizadas hoy por la Revolución impone para la FEEM funcionar sin esquemas, evitar el facilismo de utilizar los espacios solo como rituales para cumplir metas; escuchar e intercambiar con sus coetáneos, interesarse por sus problemas y motivaciones más allá de la escuela, aportar los argumentos necesarios...
«Si aún con una asamblea de grupo preparada con antelación, en ella, y de forma amena, no se le da tratamiento a las inquietudes y los planteamientos de sus estudiantes, la credibilidad de la organización queda en entredicho...», sostenía Damaris Odelín, la nueva presidenta de la FEEM santiaguera.
Justamente por eso Gretchen Gómez, presidenta de la FEEM en el país, instaba a revolucionar la organización desde dentro, con la convicción de que fortalecer la FEEM es fortalecer la Revolución.
