Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Jóvenes habaneros apoyan labores agrícolas

Autor:

Rocío Trujillo Olivares

La Columna Juvenil Coronel Juan Delgado brinda su aporte en la siembra de papa y recogida de boniato en Melena del Sur

«En mi casa no me dejaban venir. Me pelearon mucho. Mi mamá no quería que fuera a trabajar al campo y hasta con mi novio tuve problemas», contó Aliannis Castillo, joven habanera que se incorporó a las labores agrícolas en Melena del Sur, en el campamento Aranguito.

«Luego ella entendió que soy presidenta de mi brigada y tengo que cumplir con las tareas que me pide la Revolución, así que me dejó venir», aseguró.

Este es uno de los tantos campamentos que se formaron luego del paso de los huracanes para ayudar a las personas damnificadas y contribuir a la recuperación agrícola en los territorios afectados.

Estos jóvenes conforman la Columna Juvenil Coronel Juan Delgado, y sus jornadas productivas han estado destinadas a la siembra de boniato y papa, como parte de las labores de la campaña de frío.

«Aquí tenemos 35 muchachos —de ellos seis mujeres—, pero en los casi 30 días que llevan movilizados han rendido en el “pique” de la papa y la cosecha de boniato como si fueran tres veces más, pues hemos obtenido alrededor de 4 000 quintales de estos alimentos», afirmó Pablo García Roja, jefe del campamento.

Entre los movilizados en Aranguito se encuentran dirigentes de la Unión de Jóvenes Comunistas, trabajadores de las bases de campismo, salas de video, Joven Club e instructores de arte, todos de provincia de La Habana.

Según los directivos del campamento los movilizados están llenando entre 150 y 200 sacos de boniato diarios, y otros tantos en el troceado de la papa. «Ellos vienen teniendo una productividad de media caballería diaria, lo cual representa un apoyo considerable, porque no teníamos fuerza de trabajo que nos garantizara, por ejemplo, picar esa cantidad de papa por día», argumentó García Roja. 

Según la dirección, los muchachos están llenando entre 150 y 200 sacos de boniato diarios, y otros tantos en el troceado de la papa. El boniato cosechado se recoge en carretas inmediatamente y de la rapidez en este proceso depende el cumplimiento de la producción. «La siembra de la papa hoy no se ha parado gracias al trabajo que hemos estado haciendo nosotros», enfatizó García Roja.

El campamento cuenta con dos albergues —uno para las muchachas y otro para los varones—, y un puesto médico con una enfermera y un carro de guardia permanente. Para los jóvenes el trabajo en el campo comienza a las siete de la mañana y prefieren extenderlo de manera corrida hasta las dos de la tarde.

La recreación en aquel lugar se hace posible gracias a la imaginación de algunos y al apoyo de otros. Ellos realizan actividades culturales y se entretienen con música grabada. Tienen televisor, DVD y un campito para jugar voleibol.

«Los hemos llevado a la playa, ponemos filmes de última producción, cantan con el karaoke, y los compañeros de Campismo animan; también nos hemos relacionado con la comunidad y los vecinos más cercanos disfrutan de las presentaciones», continuó diciendo el jefe de campamento.

Pese a que la Unión de Jóvenes Comunistas ha hecho su mayor esfuerzo para garantizar las condiciones mínimas indispensables, en Aranguito existen dificultades, por la falta de recursos, para la comunicación de los muchachos con sus familiares.

«Hay quienes nunca han podido llamar a sus casas, en la escuela más cercana nos permiten hablar solo 2 o 3 minutos», aseguró Leonay Barroso, de Campismo Popular en el Litoral Norte Habanero.

No obstante la disposición de los muchachos y su actitud ante el trabajo no ha disminuido; todo lo contrario, pues se sienten responsables de su compromiso de contribuir con su aporte productivo a la recuperación de los daños causados por los huracanes.

La imaginación de algunos y el apoyo de otros hacen posible la recreación. En el campamento Aranguito se hacen actividades culturales, y los jóvenes se entretienen con música grabada, tienen televisor, DVD y juegos de mesa.

«Estoy aquí de forma voluntaria, porque todos somos cubanos; si nosotros no fuimos afectados de forma directa por los ciclones, ¿por qué no vamos a colaborar con aquellos que no tienen lo que nosotros? No nos cuesta ningún trabajo porque somos jóvenes comunistas; por eso estaremos donde la Revolución nos pida», puntualizó Ismaray Piñero, una instructora de arte.

Los miembros de esta columna juvenil se han integrado como un colectivo hermano y han adquirido de los responsables de las áreas los conocimientos imprescindibles para el trabajo en el campo.

«El trabajo lo hacemos en equipo para poder cumplir la norma temprano. Es difícil, porque la recogida de boniato es bajo el sol y no estamos adaptados, pero lo hacemos con la mejor disposición y lo logramos; al principio teníamos un poco de pereza, pero con unos cuantos días aquí esta se acaba, comentó Marilis Martínez, trabajadora de Joven Club.

Los jóvenes siguen dando el paso al frente para acometer las tareas que el país necesita. Estos movilizados lo han demostrado con su eficiencia y disciplina, porque incluso en época de celebración y reuniones familiares contribuyen a la mejora de la producción alimentaria.

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