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Gestores de una América nueva

A propósito de la visita que inicia hoy la presidenta de Chile Michelle Bachelet  a Cuba, JR conversó con jóvenes chilenos que cursan estudios en la Escuela Latinoaméricana de Medicina y conoció de sus expectativas y proyectos

Autor:

Yuliet Gutiérrez Delgado

En una fría tarde de febrero, cuatro muchachos mezclan colores una y otra vez en busca de tonalidades radiantes con las cuales dar vida a los rostros que unidos a flores, símbolos y guitarras convierten en mural una de las paredes del patio del Memorial Salvador Allende de la capital cubana.

«Desde hace una semana un grupo de jóvenes miembros de la organización Juventud Comunista de Chile nos propusimos engalanar la institución para la visita de nuestra presidenta Michelle Bachelet. Hoy estamos nosotros pero muchos otros han participado», dijo Ricardo Soto, un chileno de 19 años que estudia en la Escuela Latinoamerica de Medicina (ELAM).

«Considero que es un hecho importantísimo, porque desde 1972, cuando Salvador Allende estuvo en Cuba, no venía ningún mandatario chileno. Ahora se fortalecen los lazos de amistad y se abre camino a la firma de acuerdos ventajosos para los dos países», opinó animado.

«Soy de Temuco, una pequeña provincia ubicada al sur del país, en la Región de la Araucanía y vine a estudiar Medicina a Cuba a principios de 2008, porque me gusta la carrera, aprender cosas científicas, y sobre todo porque las posibilidades de estudio en mi país no son factibles para las personas vulnerables económicamente como yo. Por ello me gustaría que Cuba y Chile establecieran y ampliaran convenios en el área de la Educación y la Salud Pública; en este último sector sé que mi país pudiera beneficiarse mucho», explicó.

Pasajes de hoy y de mañana

El entusiasmo de Roberto fue compartido por otros estudiantes chilenos de la ELAM, quienes a partir de sus historias personales, desde visiones optimistas, críticas y profundas no solo revelaron la realidad de su país, hablaron también de iniciativas y estrategias para forjar la patria deseada.

«Vine a estudiar a Cuba porque realmente la medicina en mi país está muy comercializada, es un producto que da mucho dinero a las universidades privadas. Está tan focalizada en el ámbito comercial que el paciente no es una prioridad. Resulta una carrera demasiado cara y muchas veces aunque tengas capacidad no puedes obtenerla», manifestó el alumno de primer año Álvaro Hormazábal Castro.

«También estoy aquí, porque Cuba es un país bien especial y único. De él se dicen muchas cosas buenas y malas; pero su desarrollo médico, desde cualquier visión política y en cualquier parte del mundo, se considera muy avanzado», destacó.

Para José Bertolone, miembro de la Juventud Comunista, lo más importante es que la medicina «constituye una herramienta que facilita el trabajo social». Sostuvo que hay que priorizar la atención de la población más desprotegida, pero insistió: «Debemos lograr que el pueblo tome conciencia de la necesidad de un repudio social frente a las desigualdades aún presentes en Chile».

«Para el verano, los que podamos visitar a nuestras familias, estamos organizando proyectos educativos para trabajar con la población. Una vez concluida la carrrera desarrollaremos un proyecto de retorno que establece cómo vamos a trabajar en la comunidad para mejorar la comunicación con el médico y ampliar sus conocimientos sobre el cuidado de la salud.

De demonios y añoranzas

Los estudiantes chilenos tienen muy claro qué debe cambiar para que se revierta la realidad de su país. Sobre sus inquietudes, anhelos y no pocas insatisfacciones, comentaron.

«Reclamamos el apoyo a los chilenos que estudian en el exterior, la homologación de los títulos universitarios de las diferentes carreras estudiadas en la Isla y que se conceda la gratuidad del Examen Único Nacional de Medicina que tiene un costo bastante alto», agregó.

En tanto, Juan José Bertolone González manifestó que Michelle Bachelet, a pesar de las reformas implementadas para cambiar el rostro de la Salud Pública y la Educación, poco podrá hacer para desterrar estos males, porque no es solo ella quien decide, ya que detrás de su gobierno existen poderosos grupos de presión que obstaculizan las medidas de corte social que puedan afectar sus intereses.

Pidió mayor flexibilidad y respeto para los proyectos que ellos diseñan en aras de poder ayudar a la comunidad. «Me gustaría trabajar en un consultorio, cerca de la gente más necesitada, llevar la asistencia médica a la mayor cantidad de personas y poder atender a los indígenas. Quisiera especializarme aquí en Medicina Interna u Oncología, y me decidiría por una de ellas en dependencia de la que sea más neceraria en mi país».

La huella de la ELAM

Álvaro Hormázabal comparte la máxima popular de que hay experiencias que marcan para toda la vida. Él asegura que el cambio se nota apenas vuelven de vacaciones a su país tras el primer año de estudio. «El aprendizaje que llevas es tan amplio, que te permite valorar e identificar los problemas de las sociedades neoliberales y capitalistas, con el simple hecho de ver la televisión».

«La formación recibida nos ayuda a ser más sencillos. Me refiero a la sencillez vinculada a lo que realmente uno necesita para ser feliz, comprendes que para vivir no requieres de grandes cosas. Esa concepción cambia nuestra mentalidad».

Otra arista sobre la estancia en la universidad latinoamericana de Ciencias Médicas la ofreció Juan José Bertolone González, quien confesó: «La ELAM es algo novedoso porque compartes con jóvenes de Latinoamérica y te das cuenta de que todos tienen una realidad muy similar. Me ayudó a comunicarme y a desenvolverme mejor. He sacado un poco más de valor y decisión para reaccionar a ciertas dificultades y defender mis criterios. Ya no me reprimo».

«Pasar por esta escuela es una vivencia enriquecedora, no solo se aprende de medicina, sino que compartes con jóvenes de otros pueblos y culturas. Te sirve para instruirte en el ámbito deportivo, cultural y un montón de esferas más que si me pongo a enumerarlas no terminaría. Aunque permanecemos muy lejos de la familia, es una oportunidad que realmente vale la pena. Ojalá Cuba mantenga esta opción de estudio para los miles de jóvenes del continente que no tienen esa posibilidad en su tierra», confesó Roberto Soto.

Miradas sobre Cuba

La interrogante de cómo valoran el proceso revolucionario cubano mostró la admiración y el respeto que sienten estos jóvenes por nuestro pueblo y sus conquistas.

«Lo que más me ha impactado es justamente la calidad de la enseñanza y de los servicios de salud. Satisface ver en los consultorios la libertad, educación y calidez con que se comunican los médicos con los pacientes, alegó Juan José Bertolone González.

«Llama la atención la juventud cubana, la cual es bien colorida en cuanto a las responsabilidades que asume dentro del país. Cuando yo estudiaba en la CUJAE me di cuenta de que coexistían variedades de pensamiento y que todos eran positivos, la mayoría trataba de constuir desde la crítica, contó Álvaro Hormazábal Castro.

«Me sorprende la capacidad de la sociedad cubana, que ante las adversidades y el constante boicot de los Estados Unidos, puede unirse, zafarse de los problemas y hacer cosas inimaginables. Para los que vivimos en un sistema capitalista y neoliberal es gratificante constatar que es posible construir una sociedad justa, no solo soñarla, o pensarla, sino vivirla. Esta Revolución y sus 50 años de historia mantienen viva esa esperanza».

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