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Jóvenes apoyan labores agrícolas en Matanzas

Autor:

Juventud Rebelde

En lo que va de año han sido movilizados en esa provincia occidental cubana 15 375 trabajadores y combatientes; casi 11 000 estudiantes y 5 387 integrantes de los programas de la Revolución

MATANZAS.— Aunque en tres años Anamaris González se había cruzado infinidad de veces con sus colegas de otros grupos, apenas sabía quiénes eran y si acaso se intercambiaban saludos con frialdad. Ella no pensaba que justo en medio del campo conocería a quienes en la Sede Universitaria Municipal de la Facultad de Cultura Física de Matanzas pasaban por su lado como si fuera invisible.

Esta ha sido una arista que marcó para siempre a estos jóvenes. Durante las movilizaciones de la FEU para apoyar la recuperación del país en la producción agrícola ya han participado 450 estudiantes, quienes por espacio de 15 días «chocan» con la realidad del surco.

Esta semana anduvimos por el campamento ubicado en el Centro de Semilla, en el municipio de Jovellanos, perteneciente a la Empresa Agropecuaria Militar de la provincia de Matanzas.

Ellos han mejorado su productividad con los días. Al principio eran torpes, la espalda no les respondía al nuevo ejercicio de estar doblados por tanto tiempo, a veces cargando cajas repletas de tomates, bajo el impenitente sol.

«Es un paso de avance que se retomen estas movilizaciones de jóvenes, porque hacía tiempo que esto no se hacía», comenta Leonardo Alvarado, director de la Granja Militar Integral Lenin.

Aunque no son todo lo productivos que se espera por su juventud, ya acopiaron en lo que va de año 3 000 quintales de papa y han cosechado 20,1 hectáreas de frijol negro, además de recoger tomate y guayaba.

No trabajan por un jornal, sino por convicción. Laura Jiménez, de tercer año de Cultura Física, confiesa que es la primera vez que la FEU convoca de esta manera a movilizaciones: «Estos días nos han unido y hemos adquirido un mayor sentido de responsabilidad».

Casi todos estos jóvenes se enfrentan al campo por primera vez. «El trabajo no mata a nadie, así que debemos mantener este tipo de movilizaciones para ayudar al país», dice Laura.

Las apropiadas condiciones del campamento: música, películas, juegos, atención médica, la comida bien confeccionada y hasta la merienda nocturna les hace la vida más placentera a este grupo de muchachos.

Ahora les parece natural ver trillar las vainas en una máquina, pero nunca se imaginaron el trabajo que conlleva cosechar ese grano, tan común para el sabroso arroz congrís.

A Rossana Rodríguez, profesora de Psicología, la confundimos entre los jóvenes por su edad: «El colectivo se ha unido, se ayudan mutuamente a cumplir tareas, mientras que en la escuela estaban separados, terminaban las clases y cada uno se iba a su casa».

La educadora reconoce que ella ha podido conocer a los alumnos de primer año, a los que les dará clases el curso que viene. «Eso es muy positivo, ellos confían en uno, pierden timidez, hemos entablado amistad, logrado más familiaridad, que funcione el rol profesor-alumno; ahora conozco sus problemas. Aquí se abren más y estimo que debe repetirse», afirma Rossana.

Digna respuesta

Alexei Medina Bernal, funcionario de la esfera de Jóvenes Trabajadores y Combatientes de la UJC en el territorio, elogió los resultados de las cuatro movilizaciones, y señaló que la UJC ha tratado de abrir un campamento de los jóvenes, pero la Agricultura en la provincia plantea que no cuenta con instalaciones para ese fin.

En lo que va de año han sido movilizados 15 375 trabajadores y combatientes; casi 11 000 estudiantes y 5 387 integrantes de los programas de la Revolución.

Los municipios de Matanzas, Varadero, Colón, Perico, Jovellanos y Los Arabos cuentan con colectivos juveniles integrados por 50 jóvenes en cada territorio, los cuales laboran los fines de semana en la producción de alimentos, mientras que de lunes a viernes participan en la reanimación de los pueblos. El dirigente juvenil mencionó especialmente el caso de Unión de Reyes, donde los huracanes dejaron mayores pérdidas.

En las labores de recuperación se ha trabajado en más de 24 tareas, fundamentalmente en las relacionadas con la producción de alimentos, reconstrucción de casas de tapado, cosecha de cítricos, siembra de boniato, trasplante de semillas, limpia de potreros, reparación y ampliación de organopónicos, apoyo a la construcción de los policlínicos de Jovellanos y el del poblado de Amarrillas. Además, en la reconstrucción de viviendas, y el embellecimiento de los Joven Club de Computación y Electrónica.

También destaca el gesto de 23 jóvenes que han ido a la Isla de la Juventud por siete meses, y otros tres por cuatros meses, mientras que en Batabanó han brindado sus esfuerzos por tres meses 37 matanceros.

Alvarado destaca que se trata de ganar espacio en el trabajo político con los jóvenes universitarios, para que adquieran nociones de las labores en el campo, y que estén en sintonía con la necesidad del país de producir alimentos ante la crisis que vive el mundo.

Este hombre se siente feliz con la idea de que continúen las movilizaciones, pues en su granja se cuenta con contenido de trabajo todo el año en otras actividades.

Antes de marcharnos en horas de la tarde comentábamos el sano ambiente que se respira entre todos: unos jugando pelota, otros dominó, algunos, cansadísimos, tirados por el piso del ranchón...

Por eso Anamaris y Antonio Puentes nos abordan para recalcarnos que volverían a venir, porque es una experiencia linda. «El país nos necesita y aquí estamos», exclama casi en el adiós el joven Aldazabar, como si su voz transmitiera el sentir de todos.

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