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José Martí a los 16 años. Una de las primeras fotos que le tomaron a José Martí —aunque no se parece mucho al adolescente que hemos visto en otras gráficas— cumple hoy exactamente 140 años.
Es un retrato de medio cuerpo, a los 16 años, cuyo fotógrafo no conocemos, pero forma parte de las pocas imágenes que se conservan del Héroe Nacional. Como en la inmensa mayoría de las atesoradas en Cuba, viste ropa negra, en señal del luto que siempre llevó por la sangre vertida en la lucha independentista.
De las varias fotos que tal vez le tomaron en esa ocasión, el adolescente Martí envió sendas copias a dos personas a las que admiraba y quería. A través de las dedicatorias se confirma ya su enorme predilección por la literatura, en particular por la versificación y su fuerza poética.
Su hermana Amelia aseguró que este retrato fue tomado en junio de 1869, antes de ser juzgado por el régimen colonial español cuando encontraron una carta en la que llamó «apóstata» a un condiscípulo alistado en el ejército. El mismo Pepe, como le decían sus familiares y allegados, consignó esa fecha en las dedicatorias.
Una copia la envió a Paulina Mendive, hija del primer matrimonio de su maestro Rafael María de Mendive, acompañada por estos versos:
«Si es un símbolo el nombre de Paulina / De paz y de ventura, / De religión divina, / De amor filial y de la fe más pura, / Como un testigo a su virtud, le envío / Mi pobre canto y el retrato mío. / José Martí. / 12 de junio de 1869».
La otra copia la mandó a Fermín Valdés Domínguez con la siguiente estrofa: «En mis desgracias, noble amigo, viste /¡Ay! mi llanto brotar; —si mi tirano / Las arrancó de mi alma, tú supiste / Noble enjugarlas con tu amiga mano, / Y en mis horas de lágrimas, tú fuiste / El amigo mejor, el buen hermano: — / Recibe, pues, con el afecto mío / Este pobre retrato que te envío. / José Martí. / 12 de junio de 1869».
La foto a que aludimos se incluyó en 1925 en la iconografía donde Arturo R. de Carricarte, director de la Casa Natal de Martí, intentó reunir todo el material gráfico existente del Maestro y que contenía solo 32 fotografías y retratos directos, además de una copiosa colección de imágenes póstumas, casi siempre de dudoso valor artístico.
Lo anterior fue comentado durante la presentación de aquella iconografía martiana, por Gonzalo de Quesada y Miranda, hijo de Gonzalo de Quesada y Aróstegui, secretario del Apóstol.
La gráfica la tomamos ahora de la Iconografía Martiana, de la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, fruto del trabajo de Pedro Álvarez Tabío, luego de la muerte de Gonzalo de Quesada y Miranda. La obra fue preparada y editada en 1985 por Letras Cubanas, en coordinación con el Centro de Estudios Martianos.
Gonzalo de Quesada y Miranda, destacado investigador de la vida y obra de José Martí y celoso custodio de la papelería martiana, falleció en La Habana cuando este libro estaba aún en preparación.
Hasta la publicación de la citada iconografía solo se conocían como material gráfico, 42 fotos y retratos de José Martí.
