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Municipio de Moa se adentra en julio con favorables indicadores de ahorro

Autor:

Juventud Rebelde

Las medidas aplicadas en ese  territorio industrial del oriente cubano, uno de los mayores consumidores de energía en el país, muestran resultados alentadores

MOA, Holguín.— Tal y como nos «suelta jocosamente» un lugareño, las altas temperaturas que acompañan la llegada del verano, particularmente en esta región del país, hacen que, en pleno amanecer moense, nos sintamos cual si estuviésemos «dentro de un microwave».

Sin embargo, Alexis Sanamé Breff, presidente del Poder Popular en este territorio costero, nos recibe en su oficina, además de con el equipo de aire acondicionado desconectado, con una refrescante noticia.

Tras haber sido señalado, durante el mes de junio, como el municipio de la provincia con mayores dificultades para lograr estabilizar el consumo energético diario por debajo del plan, Moa se adentra en julio con favorables indicadores de ahorro.

Al mismo tiempo que Holguín es la segunda provincia más consumidora del país, Moa es también su segundo municipio de mayor demanda para el Sistema Electroenergético Nacional (SEN), entre otras razones por la presencia de dos importantes industrias para la producción de níquel y una vasta red empresarial.

A diferencia de otros municipios del país, en Moa no son, ni siquiera juntos, el sector estatal y el residencial los mayores consumidores, sino el industrial. Es esa una singular característica que obliga a adoptar medidas que se ciñan como un traje a la medida.

«Luego del necesario ajuste de los consumos de energía, el municipio se trazó un plan diario de 1 089 megawatt, en cuyo cumplimiento inciden mayormente las empresas niquelíferas Comandante Pedro Soto Alba y la Ernesto Che Guevara, así como la Empresa Mecánica Gustavo Machín, con una importante unidad de fundiciones», explica el dirigente del Gobierno en el territorio.

«Durante el mes de junio debíamos haber consumido 32 670 MW y se consumieron 28 322,01 MW, para un cumplimiento del plan del 86,7 por ciento. Todo lo dejado de consumir constituyó un aporte a la economía del país», acota Sanamé.

Entre las razones por las cuales el municipio no podía cumplir plenamente su plan de ahorro figuraba la salida de servicio de uno de los turbo-grupos de generación interna de la Che Guevara, por lo que se incrementó la demanda al SEN, por demás una eventualidad para la cual hay que estar siempre preparado.

«Llegó un momento en el que nos percatamos de que, independientemente de la disminución del consumo por las empresas del níquel, se incrementaba en el sector residencial. Aunque el promedio por consumidor es de unos 50 kW, teníamos familias consumiendo por encima de los 400 kW, y hasta casas conectadas al consumo de empresas», acota el dirigente.

¿Cómo labora entonces el Órgano de Gobierno municipal para lograr organizar, ejecutar y controlar los planes de contingencia energética, en un territorio de tales complejidades?

El también presidente del Consejo de la Administración local explica: «No quedarnos de brazos cruzados. Desde los primeros encuentros se le hicieron fuertes críticas a los equipos de dirección de varias entidades estatales de subordinación local y de la Unión del Níquel, pero también surgieron nuevas medidas para sensibilizar a la población».

Cada cual a lo suyo

En Moa no puede decirse que todos captaron la seña con la agudeza de un «pitcher». Si bien nunca faltó una comprensión conceptual sobre la importancia del ahorro, algunos escépticos pensaron que muy poco o nada podría hacerse, además de lo «establecido» anteriormente. Otros continuaban aguardando por las orientaciones «de arriba», o sencillamente no estaban habituados a consumir por un plan y lo consideraban como algo «inalcanzable».

La convocatoria lanzada a los trabajadores moenses incluyó el abanderamiento de un cuerpo de inspección estatal conformado por decenas de especialistas en el tema. A la labor con la población se han sumado, además, los trabajadores sociales, las organizaciones de masas y los estudiantes.

«Hubo un momento en el que fue necesario retirarles el servicio eléctrico a las direcciones estatales que no ejercían un control eficiente del consumo diario de sus unidades subordinadas. Era algo preferible a abrirle paso al “apagón”, a permitir afectaciones en los servicios fundamentales a la población. Lo importante es que la tarea no cayó en saco roto», apunta Sanamé Breff.

El movimiento desplegado ha servido para tocar las puertas de la conciencia sobre el ahorro, tanto de los que tienen responsabilidades, como en la generalidad de la gente.

Una muestra de los resultados fue la celebración de las fiestas populares, o carnavales, en el municipio, sin que se produjeran sobregiros del plan diario.

La gran escuela de junio fue igualmente determinante para que durante los tres primeros días del mes en curso, el territorio haya tenido un promedio de consumo por debajo del plan, de 1 088 MW.

Ahorrando el quilo

Considerada tradicionalmente una planta de referencia en cuanto a eficiencia productiva, la empresa niquelífera Comandante Ernesto Che Guevara no se siente por ello excluida del llamado del país.

«Antes de aplicar nuestras medidas, consumíamos alrededor de 1 050 MW diarios. Tras las discusiones realizadas en los consejos de dirección surgieron nuevas propuestas que se sumaron a las que veníamos cumpliendo», afirma Jorge Rodríguez Lores, director de producción de la industria.

A la par de una mayor exigencia por la disciplina tecnológica, las más recientes acciones en función del ahorro estuvieron relacionadas con la racionalización de la red de alumbrado tanto interior como exterior, así como con la eliminación de salideros de agua y vapor.

«En el mes de junio nuestra empresa dejó de consumir 3 247 MW, lo que equivale al ahorro de 1 272 toneladas de fuel oil, con un efecto económico de 471 912 CUC», agrega Rodríguez Lores.

Por su parte, Francisco Pérez, secretario general del buró sindical de la Che Guevara, reflexiona que el verdadero éxito de la planificación está en la actuación consciente del personal. «Pero para ello es indispensable lograr que cada quien, además de saber lo producido, sepa también cuánto costó y cuánto ahorró».

Similares aires se respiran en la Empresa Mecánica del Níquel Gustavo Machín, donde recientemente se sustituyó un horno de fundición por otro de mayor eficiencia.

«Conocemos bien nuestros puestos claves en el consumo de energía eléctrica. Pese a que aún contamos con algunas tecnologías obsoletas no nos sobrepasamos del plan en el mes precedente.

«Desde 2008, en los planes de capacitación técnica del personal se incluyó un nuevo tema relacionado precisamente con el ahorro de portadores energéticos», aprecia el joven René Leyva Noas, energético principal de la empresa.

A esta altura de nuestro recorrido, la principal lectura que sobresale del cumplimiento de las actuales medidas de contingencia energética en una zona industrial tan relevante como Moa, son las reservas todavía existentes en el campo del ahorro.

En ello los moenses sacan también sus propias conclusiones: sin dejar de producir níquel, sin afectar un ápice los servicios a la población, es posible también ahorrarle a los bolsillos del país, sobre todo cuando se trata de portadores energéticos que cada vez resultan más difíciles de adquirir.

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