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Jóvenes apoyan la producción de alimentos en la Isla de la Juventud

Los columnistas de la Aniversario 50 del Triunfo de la Revolución también laboran en otras tareas de la recuperación en ese territorio, seriamente afectada por los huracanes del 2008

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Juventud Rebelde

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— «Nuestro compromiso es vencer y a eso vinimos a esta Isla, a trabajar duro sin exigir nada a cambio; solo la satisfacción del deber cumplido nos hará felices», dijo a JR Alejandro Segura González, técnico de laboratorio del Instituto Politécnico de Informática Simón Bolívar, de Las Tunas, quien hoy repara y cultiva los campos pineros.

Segura González es uno de los 110 jóvenes de todo el país que apoya la producción de alimentos y otras tareas de la recuperación en la Isla de la Juventud, seriamente afectada por los huracanes del 2008.

«Para esta tropa no existen imposibles —comenta Rafael Bonacho García, encargado de la producción—. En los tres meses y días aquí hemos atendido diversos cultivos en las unidades básicas de producción cooperativa Capitán Lawton y Camilo Cienfuegos y en la granja de nuevo tipo La Caoba, fundamentalmente».

Los jóvenes también repararon dos naves en la granja avícola Andrés Cuevas, cuyas producciones autoabastecen el territorio, apoyaron en la reconstrucción del Hospital Héroes del Baire de Nueva Gerona, y mejoraron las condiciones de vida de su campamento, informó Rewald Portal Betancourt, jefe de la columna.

Armonía en la diversidad

Muchas veces la lejanía de casa y de los suyos motiva alguna que otra cara triste. Sin embargo, la dinámica impuesta por la dirección del campamento no deja lugar a la nostalgia. Todos andan juntos como una gran familia.

«Tengo la ventaja que recién cumplí con el Servicio Militar Activo y estoy acostumbrado a estar lejos de mi casa, a la disciplina y la organización, pero aquí somos uno y nos ayudamos mutuamente», confesó el villaclareño Ricardo Romero.

Lorenzo Carmenate añora su natal Sancti Spíritus y a sus amigos. «Aquí nos llevamos como hermanos, y muchos de varias provincias convivimos juntos en los cuartos y compartimos todo».

«En este lugar somos cubanos y no hay diferencias —interviene la guantanamera Mileisis Alba Guilarte—. A nosotras nos respetan mucho y aunque realizamos las mismas labores que los varones también los ayudamos en la limpieza, las labores de la cocina y a lavar la ropa».

«Esto es una escuela —asegura Rewald, funcionario del Comité Nacional de la UJC—. Desde el inicio tratamos de establecer la armonía entre todos, para garantizar el cumplimiento de las tareas productivas y actividades culturales o recreativas».

Compromiso y voluntad

La columna anterior dejó la pista caliente. Recuperaron un elevado porcentaje de la agricultura devastada por los meteoros y dejaron un sabor a triunfo en la población del Municipio Especial. «Nos propusimos causar un impacto en las producciones y lo logramos», afirma Bonacho García mientras enseña orgulloso los numeritos. Hasta la fecha la columna Aniversario 50 del Triunfo de la Revolución acumula 78 861,77 pesos de aporte económico.

El cambio en los columnistas es visible. Hoy dominan la guataca, el machete y hasta conducen carretas guiadas por bueyes; conocen de semillas, bejucos, cangres y cepas de plátano; y han crecido con responsabilidad en un mundo al que algunos jamás pensaron entrar.

Muchos cumplen su primera misión como militantes de la UJC y como revolucionarios. «Es un orgullo para mí ser parte de esta generación; estar aquí es muestra de la confianza que la dirección del país tiene en nosotros y no fallaremos», aseguró Yuliesky Bisbo Reyes, trabajador de la Dirección Municipal de Educación en Cacocum, Holguín.

Retroalimentación

La columna arribó a estas costas la víspera del 4 de abril. Aunque el panorama era diferente y sus antecesores resarcieron un gran porcentaje de los daños en la agricultura, los nuevos columnistas también dejan su huella. La Isla, su gente y su clima los abrazan en el camino.

«Cuando culminemos la misión en agosto próximo siempre me acordaré de los días que pasé aquí. En los campos dejé mi sudor, mi esfuerzo y mi valentía de venir», dice Mileisis, quien acompaña el comentario con una sonrisa.

Lorenzo afirma que lo que más recordará es el pueblo, las playas y la historia que aprendió «cuando visitamos los museos de El Abra, donde estuvo Martí, y el Presidio Modelo, lugar que forjó la conciencia revolucionaria de los moncadistas liderados por Fidel».

Bisbo Reyes se llevará la experiencia y Alejandro está dispuesto a repetir la aventura, porque «donde hay jóvenes no hay fantasmas», sentenció.

 

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