Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿El plátano hizo su agosto?

La cosecha de ese cultivo ha arrancado con muy «buen pie» en la Isla. Pero para que su presencia en el mercado sea permanente, muchos factores deben integrarse

Autor:

Dora Pérez Sáez

Entre los malos augurios de la crisis económica mundial, las necesarias restricciones energéticas y los insoportables calores estivales, la inusitada y abundante aparición del plátano en los mercados del país, con su verdor y hasta sorprendente lozanía, dieron a las vacaciones cierta sensación de alivio.

Suspicaces con los asuntos agrarios, los criollos casi no podían dar crédito a lo que veían sus ojos. De inmediato la especulación se disparó. No faltaron quienes comentaban que unos frutos tan extendidos a lo largo de la Isla, y tan saludables, no podían venir de nuestras tierras. Como el popular personaje del humorístico Deja que yo te cuente, no pocos especulaban que ese plátano venía ¡de afuera!; otros calentaban la idea de que se había ido almacenando.

Entre tantos devaneos, Gilberto Díaz, director nacional de cultivos varios del Ministerio de la Agricultura, tiene una versión clara de los hechos. Hace recordar que hace poco más de un año tres ciclones devastaron prácticamente toda la Isla, donde más de la mitad del cultivo existente se afectó de una u otra manera.

El funcionario aclara que la nueva realidad con este cultivo responde a las medidas que se tomaron inmediatamente después del paso de los huracanes. La primera de ellas fue recuperar las áreas que tenían condiciones para ser rescatadas, pues les había quedado algún seguidor o la cepa aún era joven.

Según explicó a este diario «se orientó la siembra escalonada; es decir, no dejar de sembrar ni un solo mes, de manera que a partir de julio, desde que arrancó la cosecha, podamos mantener su presencia en la calle.

«También se orientó realizar la siembra de cultivos como el plátano Censa o macho tres cuartos, que se puede cosechar poco después del año, y el Fiah 18, que está apto para recogerse entre los nueve y diez meses.

«Además, nos propusimos reproducir 6,5 millones de vitroplantas para el año 2009, con la tecnología de las biofábricas. Ese programa marcha según lo planificado. Las biofábricas surgieron en 1990, y aunque aún no abastecen la demanda, han desempeñado un importante rol en el desarrollo de clones que se adaptan a nuestras condiciones».

—¿Qué otras variedades se sembraron?

—Fundamentalmente los clones Zeta 30, Censa o macho tres cuartos, Enano guantanamero, Gran enano, los Fiah 18 y 21, y el propio Manzano INIVIT, que es un clon que en los últimos años se ha ido introduciendo con muy buenos resultados.

—¿Qué características tienen esas variedades?

—Algunos de esos clones son del género fruta, pues en los últimos años hemos tenido déficit de frutas, y con la introducción de este tipo de plátano tratamos de suplir esa carencia.

«En el caso de los Fiah, en sentido general todos han tenido un buen comportamiento frente a enfermedades como la sigatoka negra y la amarilla, y como los productos químicos para la fumigación son insuficientes, ellos han logrado resolver parte de ese problema.

«Y el plátano Censa o macho tres cuartos, que se había casi desaparecido de nuestra mesa precisamente porque es muy susceptible a la sigatoka, a partir de la tecnología del extradenso que se ha introducido, se logró resolver un poco ese problema. No del todo, pero hemos logrado convivir con él y producir».

La Isla de los plátanos

Como Violeta en el país de la fantasía, aquel popular dibujo animado que transmitía la televisión cubana años atrás, y en el que la ratoncita llegaba a una isla habitada por monos que solo comían plátanos, así los cubanos desean ver sus vianderos, con plátanos en abundancia y variedad suficiente como para poder escoger entre un buen fufú, unos tostones o unas chicharritas.

El cultivo del plátano tiene su origen en el sudeste asiático, entre la India y Malasia. De allí pasó a África, a las costas del Mediterráneo y más tarde a Canarias. Se cree que desde esas islas los españoles lo trajeron a América.

Su labranza no es fácil. Demanda mucha agua, abundante materia orgánica y fertilizantes, y tener al día las atenciones agrotécnicas: el deshoje, el deshije, la limpieza… Por si fuera poco, demora un año o más en cosecharse.

La estrategia de Cuba llevó a alcanzar en  2007 la mejor producción, con más de 729 000 toneladas. Luego de septiembre de 2008, el cultivo se vio bendecido por altas temperaturas y la ausencia de vientos fuertes que lo dañasen, aunque tampoco hubo muchas lluvias, hecho que no lo favorece.

No obstante, gracias a las medidas tomadas, ya en el mes de julio de este año se habían cosechado 188 677 toneladas. Y aunque en julio de 2008 se habían alcanzado más de 300 000, la cifra de la producción de agosto, aún no disponible al momento de esta entrevista, debe superar la del año pasado. En la provincia de La Habana, una de las mayores productoras, sucedió así.

—¿Se sembró más que en otros años?

—En el frío normalmente no se sembraba mucho plátano, pero este año lo hemos logrado introducir debajo de máquinas de riego, lo que también nos ha posibilitado incrementar la cosecha. Generalmente en esas máquinas montábamos cultivos de porte bajo: boniato, malanga, y ahora hemos logrado introducir el plátano, que es de un porte más alto pero que generalmente no se plantaba.

—¿Cómo lo han hecho?

—La prioridad que se les da a las máquinas de riego es la papa, aunque se sembraban otros cultivos en rotación con ella, pero siempre teniendo cuidado de que no coincidiera con su próxima siembra, por eso se escogían cultivos de ciclo corto.

«Lo que hicimos ahora fue dejar tres cuadrantes de las máquinas para la papa y uno para plátano, es decir, diversificamos la propia máquina de riego».

—¿No afectó eso la siembra de papa?

—No, porque también se introdujeron nuevos equipos. Desde la campaña 2007-08 se introdujeron más de cien máquinas de riego fundamentalmente en La Habana, aunque también fueron beneficiadas Sancti Spíritus y Pinar del Río. Ha sido una política del Ministerio de la Agricultura irlas renovando.

—¿Cuánto se prevé cosechar este año?

—Planificamos 559 217 toneladas, y no debe haber problemas para que se cumpla.

—¿Hasta cuando habrá plátano en los mercados?

—A partir de julio comenzó la cosecha de plátano vianda. Hubo un pico en agosto, porque también hubo un pico de siembra. La cosecha será todos los meses porque se ha seguido sembrando plátano, pero los niveles de agosto no se mantendrán, irán disminuyendo. Con el frío el plátano disminuye sus rendimientos de producción. Los mayores volúmenes siempre se han obtenido en Cuba a partir de junio y hasta octubre. Después comienza a bajar.

Sembrar más, pero con eficiencia

Cuba cuenta hoy con 105 592 hectáreas plantadas, de ellas, más del 70 por ciento con tecnología de secano. La estrategia es seguir creciendo en áreas. Para ello se cuenta con los nuevos usufructuarios de tierras que se suman a las labores agrícolas en todo el país.

Una parte importante de la producción la garantizan las más de 6 000 hectáreas donde se cultiva plátano extradenso, tecnología que ha demostrado su validez, aunque requiere atenciones especiales y un riego eficiente. El rendimiento es como promedio de 35 toneladas por hectárea, aunque existen áreas donde se ha alcanzado hasta 70 toneladas.

Pero para que próximos huracanes no continúen devastando cientos de plantas con su arrollador paso, el país busca variantes. Una de ellas es la siembra de plantas de más bajo porte, como el Gran enano y el Enano guantanamero, ambos plátanos frutas, que por su menor tamaño logran tener un poco más de resistencia a los vientos.

También la siembra escalonada, que garantiza una permanencia del cultivo durante muchos meses, posibilita contar con plantaciones en diferentes estadios, de forma que si pasa algún ciclón no se afecta todo el cultivo.

Sin embargo, el incremento de las áreas no es suficiente para aumentar la producción. Los volúmenes obtenidos en 2007 están en correspondencia con los rendimientos de ese año, de alrededor de 14,5 toneladas por hectárea, una cifra que no había podido alcanzarse antes y que al parecer es bastante difícil repetir.

—¿Por qué tanta inestabilidad en los rendimientos?

—Porque no hemos tenido estabilidad en el paquete tecnológico que entregamos a los productores. No todos los años podemos garantizar los niveles que requiere el plátano en materia de fertilización, de agroquímicos.

«Como no hemos podido dárselo, hemos tenido que ir a la búsqueda de materia orgánica para fertilizar. La vida ha demostrado que cuando se aplica bien la materia orgánica en cantidad y calidad se pueden obtener buenos rendimientos, aunque no haya agroquímicos.

«Pero es necesario aplicar el volumen que se requiere, y tampoco hemos logrado que los productores apliquen los niveles de materia orgánica que se necesitan para compensar el déficit que te decía. Primero, los niveles que se están produciendo hoy son insuficientes, y segundo, debido a las indisciplinas tecnológicas que cometen muchos productores».

—Entonces, ¿cuándo podremos contar con plátanos suficientes como para «hacer dulce»?

—El plátano va a crecer en área de siembra, sobre todo porque hay clones que se adaptan muy bien a la tecnología de secano, y al no poder darles sistemas de riego a todos los productores que se han incorporado a la agricultura, entonces hay que ir a esa tecnología.

«Pero eso no es lo único. Cada año hay que reponer la mitad de las plantaciones que existen, para que la plantación no envejezca. Eso no puede dejar de hacerse. Y lo otro es incrementar los rendimientos, como ya hablamos, lo que también depende de varios factores».

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