Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Eligen a Yohandry Infante Rizo como segundo delegado directo de Ciego de Ávila

El joven de 28 años se convirtió en la nueva voz que representará a los jóvenes de todo el país en la cita de abril

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

LA CUBA, Ciego de Ávila.— Cuando lo anunciaron como el segundo delegado directo de Ciego de Ávila al Congreso de la Juventud, Yohandry Infante Rizo bajó la cabeza. Tenía la sonrisa, pero en las mejillas también se notaba el color rojizo por la pena.

Fue la primera confirmación. Cuando le preguntaron cómo se definía, dijo casi en voz baja: «Soy una persona modesta». En 2005 se graduó como ingeniero químico en la Universidad de Camagüey. Desde 1998 es militante de la UJC y en febrero de este año se ganó la militancia del Partido. Por eso, cuando hace un recuento de su vida, Yohandry menciona a sus padres.

«Todo se lo debo a ellos —afirma—. Nunca fui un mal estudiante. Sin embargo nunca se me olvida en una ocasión en la que el viejo tuvo que ir a la escuela por unas quejas. Me llevó aparte y dijo: “Su mamá y yo estamos haciendo muchos sacrificios para que seas alguien. ¿Entiendes eso?”. Somos una familia muy humilde y sí, enseguida lo entendí».

Este joven de 28 años se desempeña como jefe de la Fábrica de Encurtidos de Vegetales perteneciente a la Empresa de Cultivos Varios La Cuba. Llegó casi recién graduado. Una buena parte de los trabajadores le doblan en edad y así Yohandry debe dirigirlos.

«Lo primero es mostrarles respeto —dice—. Eso es lo básico para alcanzar una autoridad. Algunas veces, al equivocarme, ha sido por no escuchar el consejo de los trabajadores. Eso fue hace dos años. Uno venía con mucha teoría y la vida enseñó que la práctica es muy importante».

Cuando preguntan por un defecto, el joven enseguida responde: «Peleón. Soy muy exigente con mi trabajo y por eso en ocasiones peleo mucho». Y enseguida enumera las razones, entre estas los compromisos de su fábrica para captar la divisa que sustente la producción de los distintos cultivos de la Empresa. Al final concluye: «Bueno, soy peleón; aunque sé que ellos me quieren».

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