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Apreciaron los cubanos la lluvia de estrellas de las Gemínidas

Este lunes en la madrugada niños, jóvenes, ancianos, enamorados, amigos y vecinos se reunieron en los parques, balcones, cuadras, en cualquier rincón para ver el espectacular suceso del año

Autor:

Mayte María Jiménez

¡Aquí, mira, mira…! ¡Allá va otra, fueron dos seguidas!... Así gritamos exaltados quienes contemplamos este lunes en la madrugada la lluvia de estrellas de las Gemínidas, conocida por muchos como la más espectacular del año, que los cubanos pudimos disfrutar, literalmente a cielo abierto, pues hasta la Luna y el clima conspiraron para que el suceso fuera visible.

Niños, jóvenes, ancianos, enamorados, amigos y vecinos se reunieron en los parques, balcones, cuadras, en cualquier rincón, lejos de las grandes luces de la ciudad, para ser testigos de esos destellos que recorren el cielo de manera supersónica.

Dicen los más ancianos que cuando cae un meteoro es que ha llegado al cielo el alma de una persona, o ha ocurrido el nacimiento de una nueva vida; incluso recuerdan que en las poblaciones pesqueras se nombraba a los niños de acuerdo con estos extraños acontecimientos.

Para algunos historiadores la costumbre de pedir un deseo, ya sea a las estrellas «fijas» o a las que «caen», probablemente comenzó como un intento por remediar algo.

Se decía que si las estrellas tenían el poder de traer las cosas buenas o malas, pedirles un deseo equivalía a reconocer ese poder. Quien lo hiciera así sería recompensado.

Por eso durante las horas que transcurrieron entre la noche de este domingo y las primeras del lunes, la lista de deseos probablemente superó el número de meteoros que existen en nuestra galaxia.

Cientos de partículas provenientes del asteroide 3 200 Phaethon se quemaron en la atmósfera, mostrándonos una frecuencia de unas cien estrellas por hora, en condiciones óptimas, muchas veces con colores llamativos como amarillo, verde o azul.

Quienes han podido disfrutar el acontecimiento con telescopios, aseguran que su nombre hace referencia a la constelación Géminis porque las estrellas fugaces parecen surgir de esta.

Para los investigadores las Gemínidas son «especiales», pues a diferencia de otras como las Oriónidas, Perseidas o Leónidas, sus meteoros están asociados a restos de un asteroide en vez de un cometa, y su observación data de hace solo unos 150 años.

Más allá de las supersticiones, millones de personas en todo el planeta dejan en manos de estos meteoros la solución mágica de alguna quimera, no importa si son creyentes o ateos, pragmáticos o idealistas.

No hará falta que caigan fragmentos de luz si deseamos de verdad. El empeño y la ilusión de creer en la felicidad, aunque el deseo supere nuestras realidades, valen por los millones de años que las estrellas se han mantenido allí cada noche.

Aunque el tiempo en que se ven es casi instantáneo, y muchas veces recordamos pedir el deseo después de caer la estrella, «por si acaso» seguiremos pensando en ellas como esos místicos genios a quienes les encomendamos sueños, pero sin lámparas maravillosas.

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