Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un mariachi osado

El joven tunero Delsy Valdés Carmenate cuenta a Juventud Rebelde las peripecias para aprender a tocar la guitarra y la vihuela, un instrumento muy poco conocido y utilizado por los músicos cubanos

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

A Delsy Valdés Carmenate la música le corre por las venas. Este joven, quien a los 15 años dejó su natal Colombia, en la provincia de Las Tunas, para abrirse camino en la capital, sabe elevar la voz hasta donde más pueda escucharse y pasar más de cinco horas, guitarra en mano, cantando rancheras, corridos y guapangos, sin importar el hecho de no haber estudiado en una escuela de música.

Delsy nos contó las peripecias para aprender a tocar la guitarra y la vihuela, un instrumento muy poco conocido y utilizado por los músicos cubanos, lo que le ha llevado a tocar con importantes grupos de mariachis.

«Desde pequeño cantaba y los vecinos les aconsejaban a mis padres que me llevaran a la Casa de la Cultura para explotar mi talento, pero nunca lo hicieron. Tenía que buscar mi propio camino».

—¿Cómo aprendiste a tocar la guitarra?

—Mi papá era chofer de abastecimiento de una camaronera y a cambio de unos pescados, Armando Corrales, un amigo, me enseñó lo básico del instrumento. A los ocho años solo conocía tres notas: La mayor, Re mayor y Mi mayor. El resto las aprendí solo, mirando a los demás. Así aprendí Vacaciones de verano, un tema de los Fórmula V, la primera canción que interpreté.

—¿También mirando aprendiste a tocar la vihuela?

—Fue más complicado. Ese instrumento es típico de la cultura mexicana y no se estudia en las escuelas. Quienes lo hacen es porque han aprendido en el exterior o porque han intentado llevar los acordes de la guitarra a este instrumento. Yo lo aprendí mirando videocasetes, fijándome en lo que veía. El oído y la vista son mis armas.

«Cuando estudiaba en la Escuela de Oficios integré un grupo de música tradicional que nos representaba en diferentes actividades de la FEEM, de la Casa de Cultura o de la misma escuela.

«Cuando llegué a la capital trabajaba muchísimo para ayudar a mi familia; fue una etapa muy difícil.

—¿Cómo llegas a integrar Mariachis Los Gavilanes?

—Me presenté en diferentes convocatorias, en peñas, en festivales. Entonces conocí al guitarrista de Mariachi Habana y gracias a él pude asistir a los ensayos del grupo como espectador. A veces llevaba mi guitarra y tocaba junto con ellos. Un día serví de suplente del vihuelista, sin previo ensayo, solo porque el director sabía que ya yo conocía el repertorio. A partir de ahí hice varias suplencias en ese grupo.

«Luego, al conocer la necesidad que había de vihuelistas decidí que ese sería mi gran reto. Me preparé durante tres meses con los videocasetes, me presenté a la audición y me aceptaron  en el grupo Mariachis Guamá, actualmente Los Gavilanes.

«Como parte del grupo después me presenté a la Evaluación de la Comisión Técnica del Centro Provincial de la Música Adolfo Guzmán, donde tuve que defender cualquier género dentro de la música mexicana. Superé la prueba y me dieron el aval de vocalista e instrumentista. Para mí fue el gran «sí», la oportunidad de ser un profesional de la música».

«He aprendido mucho en poco tiempo, pero mi objetivo es aprender más, perfeccionarme y poder hacerme de una carrera como solista.

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