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Continúa la lucha antivectorial contra el mosquito Aedes aegypti

Los depósitos de agua limpia mal tapados o con un agujero constituyen un constante peligro en los hogares cubanos. Pero casi el 75 por ciento de los criaderos están no solo dentro de la vivienda, sino en su entorno

Autor:

Mayte María Jiménez

«Un hotel cinco estrellas», así definió el doctor Juan A. Bisset, entomólogo jefe del Departamento de Control de Vectores del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), a los depósitos de agua limpia mal tapados, o con un agujero, que constantemente pueden aparecer en los hogares cubanos.

Más allá de las dificultades que se presentan con el abastecimiento de este vital líquido, que nos obliga a guardar siempre reservas en casa, las medidas para evitar la proliferación del Aedes aegypti, agente transmisor del dengue, tienen que asumirse con total responsabilidad y así evitar que nuestros hogares se conviertan en hoteles cinco estrellas para el mosquito.

No se trata de un eslogan retórico que se anuncia diariamente en los medios. La amenaza de una epidemia está presente si cada uno de nosotros no concientiza el peligro que esta enfermedad representa para la vida; si no evitamos el desarrollo del mosquito como agente transmisor.

Son muchos los factores que condicionan esta alerta. El Aedes es un mosquito antropofílico; o sea, que a diferencia de otros de su especie, siente una filia por la sangre del hombre, con una predilección por las zonas de los pies, los tobillos y los nudillos.

Según alertó el especialista hay dos condicionantes esenciales que influyen en la procreación del vector. Por una parte están las costumbres caseras, que no pueden cambiarse de un día a otro, y que responden a necesidades del hogar, entre estas la de almacenar agua, que no se pueden eliminar, sino hacer conciencia de su revisión, verificar si los depósitos están limpios y bien tapados.

Por otra parte está la condición doméstica del insecto, el cual se desarrolla y vive muchas veces junto a las personas, y su alimentación se convierte en un círculo vicioso de contagio si uno de los mosquitos se infesta.

«El Aedes prefiere nacer y picar en el entorno de la vivienda, aunque se ha visto que, en condiciones como las actuales con gran presión de insecticidas, puede desplazarse hasta 1 500 metros para buscar un lugar tranquilo», explicó el experto.

Muchas veces se ha dicho que es un mosquito que pica más durante el día, a diferencia de otros que prefieren los horarios del amanecer y el anochecer, sin embargo, se ha comprobado que puede hacerlo a cualquier hora.

Años peligrosos

Desde hace años en Cuba se han registrado importantes epidemias de dengue. Aunque la mayoría de las personas la han padecido de manera leve, con síntomas como fiebre, fuertes dolores articulares y musculares, erupción en la piel y decaimiento, que aparecen por la misma infección viral, existe una condición más letal conocida como dengue hemorrágico, que ha causado la muerte de miles de cubanos.

Sobre esta amenaza comentó a nuestro diario la doctora Guadalupe Guzmán, jefa del Departamento de Virología del IPK. La experta explicó que existe un grupo de personas que desarrollan el dengue hemorrágico, un cuadro grave de la enfermedad que representa un peligro potencial para la vida, sobre todo si no se acude tempranamente al médico y se comienza con el tratamiento.

«En esta enfermedad, además del sangramiento, lo que más afecta es una pérdida interna de líquidos que puede condicionar al shock, un cuadro que si no se previene es muy difícil salvar la vida del paciente. Por eso insistimos en evitar que la persona evolucione hacia este estado», advirtió.

Existen signos de alarma que han sido definidos por Cuba, uno de los países líderes en estas investigaciones. Estos son la caída brusca de la temperatura corporal, vómitos persistentes o dolor abdominal intenso, casos en los que se debe establecer un tratamiento indicado para evitar la muerte.

«Pero lo más importante es que un paciente con fiebre aguda sin causa aparente, debe acudir inmediatamente al médico para que lo analicen. Si en este cuadro evoluciona a vómitos persistentes, fatiga o un dolor intenso es un cuadro de severidad, que puede evolucionar a un shock», aseguró.

Un dato significativo es que 20 años después de una primera infección por dengue, puede ser más peligroso para el organismo una segunda. Por eso, advierte la doctora, si tenemos en cuenta que Cuba tuvo una epidemia grande en el año 77, que afectó a casi el 50 por ciento de la población, estas personas se convierten en un sector de riesgo muy importante.

El dengue es una enfermedad aguda en la que los minutos cuentan, confiesa la especialista. «Una persona puede estar perfectamente ahora y en la noche puede haber fallecido; se trata de un cuadro muy agudo, que solo a tiempo podrá tener solución».

No obstante hay quienes se infectan con el virus y prácticamente ni se enteran. Según la doctora, estos casos desde el punto de vista clínico no tienen implicaciones, pero sí desde el epidemiológico, pues esa persona constituye un factor de contagio.

En el mundo existen cuatro tipos de dengue y cualquiera de esos puede provocar esta sintomatología. Sin embargo, la mayor gravedad se ha visto en aquellas personas que tienen una segunda infección por otro tipo de dengue, aunque en principio puede contagiarse por las cuatro.

Las investigaciones indican que si la persona se infesta con un tipo de virus queda inmune a ese, pero su organismo se vuelve más sensible al contagiarse con otra cepa del virus.

«No quiere decir que todos los que tengan una infección secundaria se agraven, pero sí hay un elevado por ciento de probabilidades de que así sea», advirtió.

Hábitos perjudiciales

A pesar de que Cuba está rodeada, como dijo el doctor Bisset, por un océano de dengue, el país ha logrado mantener el control para que la enfermedad no se convierta en endémica, algo que pocas naciones han conseguido.

Pero —alertan los especialistas— ello no significa que no tengamos epidemias, y que en cada una exista la amenaza de que la enfermedad se vuelva endémica, de no controlarse el agente transmisor.

«Por eso insistimos en que las campañas tienen que ser intensivas y llegar a todos los hogares, tanto la fumigación como el saneamiento, porque de nada vale tomar medidas en una casa, mientras que en las viviendas contiguas se viola la estrategia», destacó.

Los estudios revelan que la hembra puede llegar a vivir hasta cuatro meses, lo que trae como resultado que en su ciclo de vida puede picar hasta cuatro o cinco veces, e infestar a estas personas si tiene el virus.

Cuando la temperatura ambiente se altera, el ciclo de vida del mosquito puede modificarse, pues este no es capaz de modular los cambios externos; por tanto pueden acortarse los períodos de desarrollo de siete a cinco días.

Explica el doctor que esta alteración provoca que el mosquito, que debía tener un tamaño determinado, se haga más pequeño y cargue menos sangre, por lo que necesita picar a más personas para completar su desarrollo. «En vez de una persona termina picando hasta tres para alimentarse», señaló.

En la vida de una mosquita esta puede picar entre tres o cuatro individuos, pero en estos casos, cuando son muy pequeñas, llegan a infestar a entre seis y ocho personas. «En municipios muy poblados esto se convierte entonces en un gran problema», advirtió.

Además, señaló el experto, Cuba está teniendo ahora un gran intercambio de viajeros con países en los que el dengue es una enfermedad endémica, y aunque nuestra Isla no lo es, si no se toman las medidas para evitar la proliferación del mosquito, cuando lleguen personas enfermas se producirá el contagio.

A pesar de la presión de las campañas, el mosquito encuentra nuevos refugios que son proporcionados por nosotros mismos, por las costumbres y hábitos de vida adquiridos.

«Hace unos diez años en Cuba era extraño encontrarse una lata de refresco, pero ahora eso es lo más común en las calles y en los hogares, y estamos creando las condiciones para su proliferación», subrayó.

Alertó que el país está frente a una situación ambiental donde hay una intermitencia en los servicios de comunales, con un deterioro del medio, donde empiezan a aparecer focos de mosquito, no solo en las viviendas sino en los entornos de las casas.

«Casi el 75 por ciento de los criaderos están no solo dentro de la vivienda sino en su entorno, lo que significa que hay que incrementar el saneamiento y mejorar en la constancia de la prevención», aseguró.

«Somos intensivos, pero no persistentes; muchas veces después de las grandes campañas en los hogares dejamos de ser constantes en las revisiones, en los autofocales y aunque eliminamos al mosquito adulto, creamos las condiciones para que se desarrolle nuevamente el vector», añadió.

Bajo estas condiciones, sazonadas también por la coyuntura de un cambio climático y la consiguiente amenaza de desastres naturales, eliminar al mosquito Aedes aegypti, o mantener sus poblaciones por debajo de los niveles en que constituya un riesgo de transmisión, se vuelve una necesidad de vida o muerte.

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