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Dónde se rompe la cadena

En momentos en que el país sortea la crisis económica mundial y busca afianzar la economía y reducir la dependencia de las importaciones, los campesinos debaten cómo lograrlo desde el crucial sector de la alimentación

Autores:

Dora Pérez Sáez
Mayte María Jiménez
René Tamayo León

La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) dio inicio este sábado a la primera jornada de debates de su X Congreso, luego de diez años de haber celebrado la novena edición del evento.

Y lo hace en un momento en que el país busca sortear la crisis mundial y actualizar su modelo estructural, entre cuyos objetivos esenciales está el afianzamiento de la economía, y dentro de esta, reducir al mínimo la dependencia de las importaciones de alimentos. El presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro, dio a este tópico carácter de seguridad nacional.

Con un total de 3 635 cooperativas y 362 440 asociados, la ANAP produce hoy la mayor parte de los alimentos empleando algo más del 30 por ciento de las tierras cultivables del país. Uno de sus principales logros en los últimos años han sido los movimientos productivos creados en las diferentes ramas agropecuarias.

De esa forma, se han seleccionado las mejores cooperativas del país, las cuales se agrupan en torno a metas que abarcan, indistintamente, la obtención anual de 100 000 quintales de arroz y de cultivos varios, la producción de 100 quintales de café oro por caballería en cada cosecha, y en aquellas entidades especializadas en ganado menor, la venta al Estado de no menos de 25 toneladas de carne, por citar varios ejemplos.

El desarrollo de estos programas fue uno de los temas que se analizaron en la comisión de tareas productivas y actividad económica, la cual estuvo presidida por Ulises Rosales del Toro, miembro del Buró Político del Partido, vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de la Agricultura; Marino Murillo, vicepresidente del Consejo de Ministros y titular de Economía y Planificación, y Orlando Lugo Fonte, presidente de la ANAP.

Uno de los sectores donde el movimiento cooperativo y campesino tiene gran peso es el porcino. En los últimos años esta actividad se ha visto afectada por la inestabilidad en la llegada de los alimentos y su baja calidad, así como por la falta de materia prima para su elaboración original.

Ante esta realidad, los productores con convenios porcinos se crecieron y han empleado métodos que les permitieron obtener, el pasado año, 178 000 toneladas de alimentos para cerdos.

Abel Hernández, de la CCS Niceto Pérez, de Placetas, en Villa Clara, es uno de los que puede mostrar resultados. Este año aspira a entregar 700 toneladas de carne, y en 2011 prevé llegar a las mil toneladas. Una de las vías en que se ha apoyado es la tenencia de 14 centros de monta, destinados a la mejora racial de la masa porcina.

Lugo Fonte, presidente de la ANAP, precisó que la estrategia debe ser producir más carne sin importar pienso. «Ejemplos como este demuestran que eso es posible, dijo. Lo importante es buscar alternativas de alimentación animal para evitar las importaciones».

A menudo problemas subjetivos afectan la producción de alimentos. El ejemplo lo puso Miguel Arturo Durán, de Vertientes, Camagüey, quien explicó cómo en su cooperativa se aprobó el aumento de 30 caballerías más de arroz, y por un problema de «papeles», no se ha podido aún incrementar la entrega de agua.

«Existen mecanismos que nos afectan, señaló Arturo. Eso sale de Camagüey y tiene que aprobarse aquí en La Habana. Es algo que yo pienso que se puede agilizar más. Recursos Hidráulicos ha sido muy moroso. En marzo entregamos la propuesta, y no ha retornado a nuestra provincia. Hoy tenemos un problema con eso».

La comercialización fue otro aspecto analizado críticamente. Lázaro Hernández, presidente de la CCS Antonio Maceo, de Bejucal, de La Habana, y uno de los mejores productores de frutales del país, expresó que en dicho sistema hay demasiadas personas y plantillas infladas.

«Comercio Interior sobra en la cadena de comercialización —dijo—, porque un producto no debe estar expuesto a que lo maltraten tanto. Hoy el tomate está a dos pesos en la capital; en otros tiempos, con otro sistema de comercialización, el tomate se vendía a peso, y no es que ahora hay menos tomate, el problema es que no llega.

«Después se madura en el campo y hay que llevarlo a la industria y el pueblo no se lo come. No es que la industria no sea importante, pero para la industria debe ir el tomate de industria, y el de consumo para la población, que el pueblo lo vea en las dos variantes.

«Necesitamos que en la capital, donde había 1 300 puntos de venta y solo dejaron 600, no haya 1 300, sino 2 000, y que las cooperativas lleven sus mercancías de forma directa; hoy están limitadas.

«El comercio debe ser diversificado, no puede haber un solo comercio centralizado cuando se está hablando de una agricultura diversificada. Que se vendan a precios topados aquellos artículos que a la población le duelen: viandas, granos y algunas hortalizas y frutas; lo otro tiene que ser liberado. Los productos que están perdidos, si queremos que los haya en el futuro, debemos ponerlos a precios de oferta y demanda, para que el productor se decida a sembrarlos».

La producción de leche es una actividad en que el sector cooperativo y campesino ha logrado sustituir importaciones, gracias a un programa que comenzó en 2007 de venta de leche directa en las bodegas, que tomó como base la subida del precio al producto por parte del Estado.

Higinio Rodríguez, presidente de la CCS 13 de Marzo en San José de Las Lajas, en La Habana, es uno de los mejores ganaderos del país. La entidad que dirige entregará este año 662 000 litros, y en pocos años prevé lograr un millón.

Este campesino mostró preocupación por la insuficiencia de botijas, la falta de herraduras para los caballos y el precio de la leche en tiempo de seca —época en que es sumamente difícil obtener leche del animal—, el cual debe ser más alto que en la primavera.

«Hay que revisar la situación de los cheques de las cooperativas, no sirven para algunas cosas, señaló. En el complejo lácteo, por ejemplo, fui a comprar botijas y me dijeron que nuestro cheque no servía allí. Y estamos hablando de insumos, de cuestiones necesarias para la ganadería».

Intimidades de una organización

El decrecimiento en 106 cooperativas de producción agropecuaria, y con ello de 10 066 cooperativistas, fue una de la problemáticas en torno a la que giró el debate, en la Comisión de Funcionamiento y Vida Interna, donde se analizaron las principales deficiencias y resultados de esta organización agrícola después del pasado congreso.

Las llamadas CPA, constituidas en Cuba como una entidad con una forma de producción socialista y grandes potencialidades, fueron decreciendo en los últimos años dada la insuficiente atención a los cooperativistas, las afectaciones en la asignación de insumos, el deterioro de la maquinaria, la paralización en la construcción de viviendas para los campesinos, y una débil atención del sistema empresarial, entre otros factores.

Como consecuencia tuvieron lugar bajos rendimientos agrícolas, y provincias como Pinar del Río, Matanzas, La Habana, Villa Clara, Granma y Guantánamo experimentaron importantes descensos en los niveles de productividad, en medio de condiciones tan críticas y adversas para el país, en materia de economía y producción alimentaria.

Ante este contexto los delegados al Congreso insistieron en la necesidad imperiosa de establecer estrategias más eficientes de producción, y sobre todo comercialización, donde el campesino se sienta motivado, y al pueblo le llegue el alimento a tiempo.

Los delegados analizaron el funcionamiento de las asambleas como escenario especial en la educación económica, política e ideológica de los anapistas.

En este punto muchos coincidieron en que las mejores estrategias deberían salir justamente de las asambleas, donde los mismos productores pueden hacer converger las ideas, desde las realidades y problemáticas existentes.

Uno de los eslabones que a veces es deficiente en esta cadena son las juntas directivas, que como guías y rectoras de los campesinos deben velar por el mejor desarrollo de estrategias de producción, comercialización y atención a los agricultores.

También golpea en las asambleas de campesinos la inasistencia de los representantes de las empresas que tributan a las cooperativas y labriegos independientes, quienes deben garantizar los insumos y vitalizar la comercialización, entre otros cuestionamientos de los productores.

Un elemento relevante en el funcionamiento interno de la ANAP que se destacó en la comisión es que, desde el pasado Congreso, la incorporación de los jóvenes a la organización no muestra cifras muy halagüeñas. De los 27 978 existentes en aquel momento, han decrecido hasta 21 164 en el 2010.

De ahí que otro epicentro de las discusiones fuera el papel que actualmente desempeñan las nuevas generaciones en la producción agrícola. Según apuntaron algunos delegados, la atención a los jóvenes debe ir más allá de la instrucción política, pues hay que lograr que este se identifique con el trabajo de la tierra, que se sienta responsable y feliz de vivir y laborar en ella.

Lidomario García, productor villaclareño, señaló que muchas veces el funcionamiento se dirige más a lo administrativo, con lo cual se corre el riesgo de no motivar la vida interna de la organización desde el factor humano.

«No puede ser que se vaya a la asamblea para cumplir con una reunión. Los campesinos deben confiar en ese espacio, tienen que sentir que pueden contar con sus dirigentes y que sus problemas serán analizados, máxime los más jóvenes», destacó.

«Hay que estimular a los más nuevos para que se unan a este trabajo, que se identifiquen con el ambiente campesino, sin dejar de crearles un clima social acorde con su edad», insistió.

Desde la visión de la UJC, Hilder Torres, miembro del Buró Nacional de esa organización, significó la necesidad de que la vanguardia de la juventud cubana esté presente en las entidades de producción.

Apuntó como elemento imprescindible para la incorporación de los jóvenes al trabajo de la tierra, la atención a los muchachos que se acogieron al Decreto Ley 259 y ahora son usufructuarios.

Recalcó la importancia de fortalecer la formación vocacional desde la infancia, como punto de partida en la captación para el futuro crecimiento de la ANAP.

Un indicador que también mereció la atención de los delegados fue la incorporación de las mujeres al sector campesino. Suman ya 39 623 las integrantes de este sector, cifra que, aunque solo representa el 10,9 por ciento, es una muestra de que las féminas cubanas están presentes en la producción agrícola, con un promedio de 11 de ellas por cooperativa.

Caridad Carmona, campesina del municipio de Sandino, en Pinar del Río, aseguró que las mujeres pueden ser una fuente de trabajo poderosa, pues «en nosotras la Revolución no solo encuentra una madre para cuidar a su hijo, sino a una mujer que no permitirá que en su país alguien muera de hambre, si de trabajo agrícola se trata».

Las delegadas coincidieron en que, si bien la incorporación de las mujeres en la ANAP no puede ser una carrera maratónica, en todo el país se puede contar con cubanas líderes, de esas que se levantan a las cinco de la mañana y laboran hasta tarde en disímiles faenas.

Decreto de esperanzas

Desde que en el mes de julio de 2008 se acordó poner en práctica el Decreto Ley No. 259 sobre la entrega de tierras ociosas en usufructo, la incorporación de hombres y mujeres a la agricultura significó un importante paso en la transformación agrícola del país.

Según se dijo en el evento, la incorporación a la ANAP de los usufructuarios aún no es completa, pues de los 104 046 que han sido aprobados y notificados como poseedores de tierras, aún faltan por asociarse más de 2 900.

Este indicador expresa la necesidad de establecer estrategias más eficientes para que los nuevos labriegos sientan que la ANAP es el espacio ideal para representar sus intereses y defender sus producciones.

Reynaldo Rodríguez, del municipio de Cabaiguán, en Sancti Spíritus, se refirió a la importancia de analizar la rentabilidad que están teniendo las cooperativas, pues se precisa diversificar las producciones, explotar y aprovechar bien cada pedazo de tierra.

«Hay que lograr incrementar los índices de productividad con nuestros recursos, para sustituir las importaciones y lograr esa agricultura fuerte y eficiente a la que nos convocó Raúl», comentó.

Juan José Hernández, campesino de más de 12 años de experiencia en el municipio de Artemisa, en La Habana, destacó la urgencia de que el trabajador de la tierra sea responsable de su producción, sin tener que depender únicamente de las empresas.

Según argumentó, está demostrado que este sector es capaz de producir la mayor parte de los alimentos, pero al tener que comercializar sus productos solo a través de los mecanismos del Ministerio de Comercio Interior, en ocasiones se originan pérdidas cuantiosas, los productos no llegan en las mejores condiciones, o lo hacen con mucho tiempo de atraso.

La capacitación de los cuadros de dirección, como parte elemental para el buen funcionamiento de la ANAP, fue otro de los tópicos abordados en esta comisión. Se señaló que deben pesar cada vez más la capacidad y actitud de los anapistas como factores determinantes en la identificación de los candidatos a liderar la organización.

Abelardo Álvarez Gil, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, subrayó que es preciso fortalecer el trabajo de capacitación de los dirigentes, como baluarte para el perfeccionamiento de la dirección y base de la organización agrícola.

Vocacion, identidad, dignidad

La atención a los niños y jóvenes de las familias campesinas para cimentarles la vocación por el trabajo agropecuario y las carreras afines, ocupó buena parte de los debates de la Comisión política-ideológica del IX Congreso de la ANAP.

Los hijos de los agricultores y los ganaderos, así como los que viven en poblados rurales y periurbanos deben ser mayoría en los institutos politécnicos agropecuarios (IPA), sin olvidar a quienes en la ciudades también sienten amor por la vida y las faenas en el campo, se dijo.

Yolanda Quesada, presidenta de la Asociación en el municipio de Lajas, Cienfuegos, resaltó las potencialidades que tiene el programa Educa a tu hijo, así como las oportunidades que se encierran en los círculos de interés en las enseñanzas primaria y secundaria, pues, expuso, la vocación se crea desde las edades más tempranas.

Resaltó, así, la importancia del conocimiento de la historia local y la identidad campesina para reforzar el sentido de pertenencia y dignificar el trabajo agrícola.

También señaló que los jóvenes de su municipio que se gradúan de los IPA y los técnicos medios en Veterinaria ya tienen su ubicación laboral en las cooperativas, una estrategia a la que se le dará continuidad cada curso escolar, pues no se trata de llenar el campo con obreros calificados y técnicos para luego no tener ubicación productivamente justificada.

Yasmín Jiménez, miembro de la dirección provincial de la ANAP en esa provincia —ganadora de la emulación nacional de la asociación este año—, también resaltó la trascendencia de que las familias campesinas comprendan la necesidad de que sus hijos estudien carreras agropecuarias, que vuelvan al campo y que se queden en él.

Durante el debate se enfatizó, empero, que no solo se trata de que los jóvenes ingresen a estudiar como obreros calificados o técnicos medios en Agronomía, mecanización o veterinaria, sino que también hay que darle seguimiento a la evolución docente-educativa de cada uno.

¿Cuántos presidentes de cooperativas o miembros de las juntas directivas visitan los IPA para intercambiar con sus muchachos?, ¿en cuántas CPA se analiza el desarrollo estudiantil de los hijos de los miembros?, ¿los responsables de las CPA o las CCS se reúnen con los jóvenes cuando estos están en casa?, se preguntó el foro.

Otro punto de debate fue la atención que la ANAP debe prestarle a quienes ingresaron a la organización a instancias del Decreto Ley 259 sobre la entrega en usufructo de tierras estatales ociosas.

Con más de medio millón de hectáreas a su haber, los recién estrenados agricultores han tomado esta decisión cuando el país más la necesita, sin embargo, muchos se han enrumbado por un camino que les exigirá capacitación constante y la incorporación rápida de una cultura y un hacer nuevos para ellos, algo a lo que cada cooperativa y cooperativista debe contribuir.

Rafael Torres, miembro de la ANAP del municipio de Jobabo, Las Tunas, indicó que una de las fortalezas al respecto está en los campesinos más longevos, algunos ya jubilados pero albaceas de un conocimiento y una tradición que debe ser puesta al servicio de estos productores.

El papel de la ANAP en la lucha contra la corrupción, el delito y las ilegalidades también fue abordado por esta comisión, la que pasó revista al papel de la vigilancia campesina, la formación de valores y el trabajo político-ideológico colectivo y personalizado.

Entre otros logros, se destacó la reducción de hechos de hurto y sacrificio de ganado mayor y de robos en varias CPA y CCS del país. No obstante, se enfatizó en que se debe ser firme ante cualquier acción que atente contra las conquistas del campesinado cubano, su honestidad y decoro.

Como manifestación del hacer humanista y el sentido solidario del sector, también se resaltó la atención que brindan las cooperativas a los hogares maternos y a las instituciones para niños sin amparo filial, una iniciativa que a lo largo del país es reconocida y seguida por los beneficiarios directos, sus familiares y la sociedad toda.

Para este domingo está prevista la sesión plenaria del X Congreso de la ANAP, cuya clausura deberá ocurrir en horas de la tarde.

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