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La infamia desarmada

Un gran lente empañado es la maquinaria mediática armada contra la Isla por la Unión Europea y Estados Unidos que ahora intentan reengrasar intelectuales españoles firmantes, según ellos, de una plataforma para «democratizar» a nuestro país

Autor:

Kaloian Santos Cabrera

Una nueva falacia andan firmando un grupo de intelectuales españoles, que dieron a conocer un «manifiesto» para «democratizar» a nuestro país.

Alfredo Guevara, presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, ha lanzado, en medio del mar revuelto, una misiva a «las hermanas y hermanos del Nuevo Cine Latinoamericano, y cineastas y cinéfilos de todo el mundo».

El reconocido intelectual cubano, motor impulsor de la cita habanera que este año llega a su edición treinta y dos como un ejemplo de «integración entre todas las artes y regiones de latinoamericanos y latinos de USA», llama la atención sobre el asedio «por una campaña mediática dirigida como parte de esa guerra psicológica que pretende aislar y llevar a rendición a quienes han conquistado independencia y ejercen soberanía. Esa profunda contradicción que impone el uso monopólico de la comunicación como desinformación calculada y oportunamente intensa, nos obliga a enfrentarla informados. Es fundamental restablecer verdades, criterios y matices siempre ocultados por esa ringlera de calumnias, mentiras, falsificaciones, y calificaciones fascistoides, neocoloniales».

El lúcido Guevara anota un punto clave vislumbrado también por la declaración de los jóvenes artistas cubanos, hecha desde la Presidencia de la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

«Los propósitos inmediatos de este show mediático, dice el documento de la AHS, se hacen explícitos en las declaraciones de los pocos firmantes que asistieron al acto, en las que aluden con insistencia a la VI Cumbre Unión Europea-América Latina y el Caribe que se realizará la próxima semana en Madrid: “No se puede permitir que se utilice esta cumbre para suavizar las relaciones con los hermanos Castro”».

De igual forma, desde el Comité Organizador de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana que, desde hace 16 años, convoca a reunirse a las culturas ibéricas en Holguín en cada octubre, exponen ante la infamia de esta cruzada:

«Nuestros hermanos de España —que nos acompañarán en la próxima Fiesta— no llegan cómodamente desde Madrid en primera clase gracias a oscuros patrocinios, ni nadie les paga sus gastos de viaje, premios o escritos por hacer furibundas declaraciones contra la Isla: verdaderos artistas y promotores vienen con el alma española desde las más diversas capitales autonómicas, a defender que, en Galicia y Cataluña, en Andalucía y Asturias, en Castilla La Mancha y Cantabria, en Islas Canarias y en el País Vasco, por toda la querida península ibérica, tenemos puentes mutuos de hermandad, porque son leales amigos e intelectuales que reconocen el decir de Eduardo Galeano: “los mapas del alma no tienen fronteras”.

«Ellos son parte indispensable de quienes vendrán en el próximo mes de octubre a conmemorar con todo respeto en Bariay, el Encuentro entre las Culturas del Viejo y el Nuevo Mundo hace más de 517 años; y lo hacen desde una posición solidaria y anticolonialista.

La XVII edición internacional de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana y el Sexto Congreso Iberoamericano de Pensamiento, dedicados al Bicentenario de la Independencia de Nuestra América, reiterará el diálogo desde nuestras culturas regionales y contra el discurso hegemónico de las metrópolis del imperio; como mismo La Huella de España en La Habana ha sido defendida contra viento y marea, o celebramos los Centenarios de Rafael Alberti, Luis Cernuda, Antonio Machado, Manuel Altolaguirre y María Teresa León».

También poetas como los Premios Nacionales de Literatura Nancy Morejón, Carilda Oliver Labra, Miguel Barnet y Pablo Armando Fernández, organizadores del Festival Internacional de Poesía de La Habana junto a otros prestigiosos intelectuales como Aitana Alberti, Eusebio Leal y Víctor Casaús, entre otros, no se han quedado en silencio ante el manifiesto de la llamada Plataforma de españoles por la «democratización» de Cuba.

En su declaración dicen que «junto a conocidos voceros de la propaganda anticubana, personas honestas, tal vez sin la información y el conocimiento necesarios, influidas por la feroz y dolorosa campaña mediática contra Cuba, nos acusan, y al hacerlo, asumen una postura que intenta lesionar la soberanía de nuestro país y hace el juego a los eternos enemigos de la Isla que no han cesado en los últimos 200 años de acariciar su sueño anexionista y colonial».

Y concluyen explicando que «Cuba es una cultura, una ética, una historia, una identidad resistente, una mística nacida de la poesía y de la imaginación.

«Esta que algunos pretenden que nos agreda, no es la España que hemos querido y admirado siempre: la España de Juan Ramón Jiménez, de Antonio Machado y de León Felipe; la de Federico García Lorca, Rafael Alberti y Miguel Hernández; la de María Teresa León y María Zambrano; la de Pablo Casals y Pablo Picasso; la España de intelectuales y artistas contemporáneos siempre fraternos; la de innumerables amigos que nos acompañan día a día con su solidaridad.

«La España que nos legó una cultura poderosa no puede ni juzgarnos ni condenarnos por defender nuestra propia noción de la cultura, la belleza y la justicia».

Por su parte, las asociaciones cubanas de origen español de amistad y solidaridad en nuestro país, también «rechazan enérgicamente la vil campaña mediática contra nuestro pueblo». La afirmación la promulgan en una carta abierta donde también expresan que «Cuba no pretende imponer o exportar su concepción de la democracia y, consecuentemente, no acepta que se nos imponga la concepción de otros».

Para ello argumentan:

«Nadie puede ignorar que gobiernos de todo el planeta, de ideologías afines o distintas a la nuestra, votan cada año y en número creciente, en contra del  mantenimiento de esa absurda e ineficaz política (el bloqueo). Muestra de esto es la anterior votación en la Asamblea General de la ONU, en la cual 183 gobiernos se pronunciaron en favor de la propuesta cubana contra esa medida.

«El pueblo cubano, por esta causa, sufre toda clase de limitaciones y penurias. No obstante, Cuba comparte sus pocos recursos con otros pueblos hermanos mediante la colaboración de su personal médico, técnico y especialistas en diversos campos de ayuda. Ejemplo reciente es la solidaridad demostrada tras el devastador terremoto que azotó a la vecina Haití, ayuda que comenzó  antes y se mantiene aún.

«En nuestro país no hay torturados ni desaparecidos, y a pesar del feroz  bloqueo genocida se ha dado a nuestro pueblo todo el bienestar que ha sido posible, desarrollando, entre otros tantos, los logros universalmente reconocidos en educación y salud».

Y, en efecto, los signatarios españoles, distantes de nuestra realidad, adoptan un juicio «crítico» desde una escueta convocatoria. Párrafos armados con las frases comunes y permanentes: «feroz dictadura», «derechos humanos», «libertad…». Pero nunca una sola línea, como siempre, para decir ni por asomo las grandezas de este país bloqueado.

Ya en marzo pasado el escritor uruguayo Eduardo Galeano, desde México, lo había alertado: «Contra Cuba se aplica una lupa inmensa que magnifica todo lo que allí ocurre cada vez que conviene a los intereses enemigos, llamando la atención sobre lo que pasa en la Revolución, mientras la lupa se distrae y no alcanza a ver otras cosas importantes y que los medios de comunicación no hacen por informar».

Un gran lente empañado, que llega a cegar a quienes lo sostienen, es la maquinaria mediática armada contra la Isla por la Unión Europea y Estados Unidos que ahora, casi oxidada por las mentiras, le han tocado reengrasar a intelectuales españoles.

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