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Te amo como el primer día

Elizabeth Palmeiro, esposa de Ramón Labañino, uno de los cinco antiterroristas cubanos, abre su corazón a los lectores para compartir impresiones sobre los 20 años de matrimonio que cumplió este 2 de junio

Autor:

Miguel Fernández Martínez

Aunque el viejo tango de Gardel y Le Pera persista en afirmar que 20 años no son nada, para Elizabeth Palmeiro es mucho tiempo, en medio de las circunstancias en que le ha tocado vivir estas dos décadas de matrimonio con Ramón Labañino, quien desde 1998 guarda prisión en cárceles norteamericanas.

—Si tuvieras la posibilidad de enviarle un mensaje a Ramón por estos 20 años de matrimonio, ¿qué le dirías?

—Que lo amo como el primer día. Le reafirmaría que estaré hasta las últimas consecuencias al lado de él, apoyándolo en esta situación, y que mi amor creció, lejos de disminuir por tanto pesar, dolor y la enorme frustración que se vive en estas circunstancias. Se lo repetiría con la misma sencillez de siempre.

«Ramón es más romántico; hace poemas, escribe cartas muy bonitas, y aunque soy más tímida por ese lado, se lo demuestro con acciones, con obras de amor que hago por él, como seguir adelante con la familia y nuestras hijas».

La esposa del héroe antiterrorista cubano abrió su corazón a la AIN en este aniversario que no pudo celebrar el pasado miércoles 2 de junio. Ramón, junto a sus hermanos Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero y Fernando González, está privado de su libertad por proteger a Cuba del terrorismo que desde Estados Unidos se engendra contra la Isla.

—¿Cómo enfrentas estos 20 años de matrimonio con Ramón?

—No es en las mejores circunstancias, porque Ramón hace más de un mes está en aislamiento solitario en la prisión de Mc Creary, después que le llegó la documentación para ser trasladado a una prisión de menos seguridad, acorde a la nueva condena de 30 años que le fue impuesta en diciembre pasado, luego de una resentencia que cambió la pena inicial de cadena perpetua más 18 años de prisión.

«Hablamos por teléfono el 25 de abril, por mi cumpleaños, y aprovechó para felicitarme por el Día de las Madres, y el 27 lo mandaron al “hueco” a esperar el traslado, por razones de seguridad, según dicen las autoridades del penal.

«La última llamada de él fue el 30 de mayo, un mes después, y me dijo que no sabía cuándo lo iban a trasladar.

«Te podrás imaginar que en medio de tantas celebraciones juntas, ocurra esta situación, cercanos el Día de las Madres, el aniversario de bodas, el cumpleaños de él, el día 9 de junio, mes en que se celebra además el Día de los Padres, y esta incertidumbre de no saber cuándo  vamos a poder restablecer la comunicación».

—¿Qué sientes en medio de este aislamiento a que está sometido Ramón?

—Imagínate cómo puedo sentirme en medio de una situación tan anormal, sin poder comunicarnos habitualmente, y la correspondencia que llega cuando puede. Me siento sin ánimo para celebrar.

«Lo único que me queda es la satisfacción de haber soportado todas las presiones y los esfuerzos que hacen nuestros enemigos por destruir a la familia, porque el objetivo de tenerlos presos injustamente, entre otras cosas, además de verter todo el odio que tienen sobre el pueblo cubano y sobre estos cinco hombres, también es destruirlos como personas y destruir a sus familias, a través de la incomunicación y la distancia.

«Pero no lo han logrado y llegamos a estos 20 años como el primer día, cuando tuvo que salir de la casa y yo estaba en estado de la niña más grande, Laura, que hoy tiene 17 años, y estuvo 18 meses sin verla.

«Poco a poco me fui habituando a esa distancia de Ramón, pero nunca a tenerlo lejos; había distancia de por medio, pero siempre estaba presente».

—Del Ramón esposo, ¿qué es lo que más recuerdas?

—Ramón y yo tuvimos muy poco tiempo de convivencia, porque apenas con tres años de matrimonio él empezó a cumplir estas misiones contra los enemigos de Cuba, que lo alejaban de la casa, y se requirió de mucha paciencia y comprensión por parte de los dos para sobrellevar la situación.

«Ambos sabíamos que él no podía apoyar en muchas cosas normales en que apoya un hombre en la casa, pero siempre lo he dicho, que un hombre es bueno en una casa, aunque sea para pelearle. No tuvimos esa dinámica normal de una familia; aunque hemos podido cumplir los sueños de cualquier matrimonio, pero en condiciones muy anormales.

«Me tocó estar sola con las niñas, Laura primero, Lisbeth después, que conoció a su papá en la prisión, y tuve que enfrentarlo todo, pero siempre muy apoyada por él, muy metida en su vida».

—¿Hiciste un recuento de estos años en tu fecha de bodas?

—Lo peor que puede pasar es hacer el recuento de los 20 años, porque son muchos momentos bonitos que compartimos juntos. Repasarlos ahora puede entristecer un poco y no hay motivo para las tristezas.

«Hay mejores razones para darse ánimo, fuerzas, seguir incrementando el amor que nos tenemos el uno al otro, poder soportar lo que nos queda; que nadie nos puede decir cuánto tiempo es, porque lo real es la condena de Ramón de 30 años, y si no se logra el gran movimiento de solidaridad internacional que saque a los Cinco de la prisión, es un largo trecho el que me queda».

—¿Este aniversario fue un día de reflexiones?

—Quizá pueda ser un día para que otras parejas reflexionen, pero no quiero reflexionar mucho, porque esta situación ha sido muy dura y provocó que los años pasaran de pronto, así, rápido. No saqué la cuenta y han transcurrido 20 años.

«Lo que quiero hacer es prepararme para el futuro y estar bien, y no sacar la cuenta de lo que he perdido y de lo que no he disfrutado con él.

«Te repito que estaré hasta las últimas consecuencias a su lado, apoyándolo siempre y amándolo como el primer día».

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