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Página web EL VILLACLAREÑO. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 04:58 pm
SANTA CLARA, Villa Clara.— La introducción de importantes instrumentos de trabajo a favor de la producción y en beneficio de la salud humana, figuran entre los aciertos del Centro Provincial Meteorológico de Villa Clara, que exhibe una destacada ejecutoria.
En la actualidad tienen en fase avanzada la confección de un sistema automatizado de evaluación de los pronósticos del tiempo que, mediante un software, evalúa la calidad de estos a partir de una metodología aprobada nacionalmente. Este debe quedar listo a finales de este año.
La institución desarrolló, además de su quehacer cardinal en lo concerniente a los partes del estado del tiempo, un Sistema automatizado de diagnóstico de condiciones favorables para la ocurrencia de incendios forestales y la aparición del moho azul del tabaco.
Un equipo dirigido por el máster Ricardo Oses Rodríguez puso en funcionamiento la primera versión de modelos para predicciones de densidad larvaria total y del mosquito anófeles para la provincia, en coordinación con la unidad de lucha antivectorial de la dirección de Higiene y Epidemiología.
Otros especialistas obtuvieron modelos de pronósticos sobre la leptospirosis y para la vigilancia malacológica de enfermedades como la fasiolosis y la angiostrogiliasis, en todos los municipios de la provincia.
Aldo Moya, especialista principal del departamento de Pronósticos del Centro Meteorológico villaclareño, explicó que entre los resultados de la institución en los últimos tres años se encuentran también los modelos de alta resolución para el vaticinio de variables meteorológicas, y el desarrollo de métodos objetivos de pronóstico de lluvias.
Esta herramienta, precisó, ayuda a conocer mejor las posibilidades de precipitaciones, y ha contado en su desarrollo con el apoyo de otros territorios del país, los cuales, con su uso cotidiano, facilitan su perfeccionamiento.
De igual forma, se desarrolló un modelo que permite, hasta con 36 horas de antelación, estimar la probabilidad de ocurrencia de alguna tormenta local severa, como granizadas, tornados o aeroavalanchas.
