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Despiden al Rey del contrabajo

Nápoles Castillo o Azabache, considerado el más longevo de los músicos cubanos en activo, falleció en Santiago de Cuba a cuatro meses de cumplir cien años de edad

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA.— Roberto Nápoles Castillo, «el Rey del contrabajo», considerado el más longevo de los músicos cubanos en activo, falleció aquí como consecuencia de una enfermedad respiratoria, a cuatro meses de cumplir cien años.

Nápoles Castillo o Azabache, como le decían cariñosamente sus más íntimos, en alusión al nombre de uno de los temas que compuso, nació el 29 de abril de 1911 en la casa No. 115, ubicada en la avenida René Ramos Latour, entre Mártires del Virginius y Pedro Santacilia, en esta ciudad.

Durante el primer tercio del siglo XX participó en la fundación de importantes orquestas con espacio bien ganado en la música cubana, como la de Mariano Mercerón y Chepín Chovén. Su voz, como cantante de un estilo peculiar, unida a su contrabajo, desfilaron además por diferentes conjuntos, tales como el Sexteto Tropical, Estudiantina Invasora, Orquesta Ilusión.

Compartió escenario con Dámaso Pérez Prado, «el Rey del mambo»; con Isolina  Carrillo, Blanquita Amaro, Boby Capó, Orlando Contreras y Miguel Ángel Ortiz, entre muchos otros importantes artistas.

Cuando en 1972 el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque alentó el rescate de la Chepín Chovén, como uno de sus fundadores, Nápoles Castillo se reincorporó y se mantuvo en la orquesta hasta 1985, cuando le llega la jubilación, mas no el retiro, pues luego se reintegra a la que fue una de sus primeras creaciones: la Estudiantina Invasora.

Con casi un siglo de existencia, según destacó ante la prensa local Gonzalo González, promotor cultural del Sello Siboney, de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) y amigo entrañable del músico, Nápoles era el primero en llegar a las presentaciones, cargaba su contrabajo y lo ponía a bailar con él en la agrupación Estudiantina Invasora, donde fue plantilla de honor hasta su deceso.

Al morir, Roberto Nápoles poseía el Escudo de la Ciudad, máximo reconocimiento que otorga la Asamblea Municipal del Poder Popular de Santiago de Cuba, la Placa José María Heredia y Heredia, la Medalla del Laureado y la Distinción Raúl Gómez García, entre otras condecoraciones.

Hasta su casa acudieron a darle el último adiós al notable instrumentista, el compositor y presidente del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Rodulfo Vaillant; el octogenario y célebre cantor Reynaldo Creag; el creador del ritmo pilón, Enrique Bonne y Fico Mariol, director de Karachi, entre otros artistas, encabezados por Lázaro Expósito Canto, primer secretario del Partido en la provincia.

Al despedir el duelo, Rodulfo Vaillant destacó la vida y trayectoria artística de Nápoles Castillo, a quien su  fructífera longevidad le permitió ser testigo y a la vez protagonista de grandes acontecimientos de la cultura cubana.

El pueblo santiaguero, que se deleitó con su forma característica de tocar el contrabajo, encabezado por la Banda Provincial de Conciertos, bajo la dirección de Alcides Castillo, le acompañó masivamente hasta la necrópolis de Santa Ifigenia.

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