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Eufemismos yanquis

El ex presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, en sus memorias, emplea expresiones cínicas para enmascarar su intención de desestabilizar y aniquilar la joven  Revolución Cubana

Autor:

Luis Hernández Serrano

«Eufemismo» quiso decir, para un presidente yanqui, lo contrario de lo que significa. A esa conclusión llegamos cuando leemos parte de lo expresado por el ex presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, en sus memorias, referente a la debacle yanqui en Playa Girón.

Por ejemplo, apuntó el viejo «Ike»: «El 17 de marzo de 1960 yo le ordené a la Agencia que comenzara a organizar el entrenamiento de los exiliados cubanos, principalmente en Guatemala, para un posible día futuro en que ellos pudieran regresar a su patria. Otra idea fue la de que comenzáramos a construir una fuerza anticastrista en la propia Cuba. Algunos pensaron que deberíamos poner la isla en cuarentena, argumentando que si la economía declinaba bruscamente, los propios cubanos derrotarían a Castro».

En esas palabras autobiográficas del primer mandatario imperial que pensó en invadir a Cuba en 1961 para destruir la Revolución, aparecen varios eufemismos o distintas maneras de decir lo que no se quiere confesar, que es otro modo de definir lo que es un eufemismo contrarrevolucionario estadounidense.

Cualquier lector que tenga solo una ligera idea de la historia de las agresiones yanquis en los primeros momentos del triunfo revolucionario, se da perfecta cuenta de los eufemismos empleados por Eisenhower en sus apuntes autobiográficos.

La verdadera esencia de tales términos, se nota a mil leguas. Para no decir «invasión», el ex presidente escribe «regreso a su patria».

Para no aclarar que desea mencionar subversión y desestabilización interna, pone «construir una fuerza anticastrista en la propia Cuba».

Y para esconder que se trata de «bloqueo total, naval y aéreo», apunta: «poner a la isla en cuarentena».

Son subterfugios, expresiones cínicas de tirar la piedra y esconder la mano, como la célebre «Gatica de María Ramos». Ese no querer comprometerse abiertamente ni para evitar malas interpretaciones —hasta para después de muerto— es la mejor definición gramatical, lingüística o semántica de la expresión «eufemismo yanqui».

Tal lenguaje solapado y de «muerde y huye», se empleó por la Casa Blanca cuando solamente habían transcurrido 15 meses de la victoria revolucionaria del primero de enero de 1959, cuando aún estaban lejos los compromisos con la URSS y las leyes adoptadas por los líderes cubanos le conferían al proceso político un carácter nacionalista, de profunda justicia social, con un amplio e indiscutible apoyo popular. Aún Fidel no había declarado el carácter socialista de la Revolución, ni se habían realizado los arteros, criminales y alevosos bombardeos en tres de los aeropuertos cubanos, con aviones disfrazados de cubanos.

Fuente: Dwight D. Eisenhower: Los años de la Casa Blanca. Doubleday and Co., N.Y., 1966, p. 401. Rodríguez, Juan Carlos: Girón: La batalla inevitable, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 2005, p. 23.

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