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SANTA CLARA, Villa Clara.— Ante estos combatientes de Playa Girón, y teniendo en la memoria a sus gloriosos compañeros caídos en la batalla, el pueblo villaclareño inclinó la víspera su frente. Ellos tenían, más o menos, similar edad a la de los jóvenes que les rindieron homenaje.
Tampoco lo ocurrido, aunque con sus matices propios, resultó inédito, porque ese gesto enaltecedor envolvió a la provincia entera.
Allí, en el Monumento a la Acción contra el Tren Blindado, en los rostros de los combatientes brotaba la alegría incontenible, que se extendía en los apretones de manos o, simplemente, en las felicitaciones con que eran congratulados.
Viéndolos reunidos para celebrar los aniversarios 50 de la Victoria de Playa Girón y de la Proclamación del Carácter Socialista de la Revolución, preferí guardar las preguntas para evitar las respuestas anunciadas en aquel eufórico estado de ánimo.
Allí estaban vestidos con el verdeolivo o el azul miliciano que engrandecieron en la batalla y lucieron en el pecho, el mismo que expusieron a las balas y la metralla, las dignas medallas de su corajudo transitar por la vida.
Junto a ellos sus continuadores, esa multitud entre la que sobresalían el obrero y el campesino, el médico y el maestro, el niño, el joven y el más curtido, todos para reafirmar su vocación revolucionaria.
Era de esperar entonces aquel atronador aplauso que desnudó el consenso aprobatorio cuando recordaron a Fidel, el artífice de tantísimas victorias y momentos memorables de aquella histórica gesta.
Y, como bien enfatizó, Richeliet Calderón, primer secretario de la UJC en Santa Clara, esa epopeya inspira a la juventud que siente y tiene su compromiso con la historia y la responsabilidad de asumir en cada momento lo que corresponda.
Ese homenaje fue el prólogo de lo que acontecería después: un convite cultural en el que participaron integrantes de la Asociación Hermanos Saíz y de la Brigada José Martí. Hubo actividades de artistas de la plástica, de la trova y ruedas de casino.
