Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Testimonio televisivo sobre Fidel en Villa Clara

La serie de diez capítulos ofrece una pequeña muestra del legado de Fidel, y facilita reconstruir parte de lo ocurrido en esta provincia luego del triunfo del 1ro. de Enero

Autor:

Nelson García Santos

SANTA CLARA, Villa Clara.— La serie testimonial sobre la presencia de Fidel en Villa Clara, que transmite hasta hoy el canal de televisión Telecubanacán, devino gratísimo recuerdo para los que vivieron esos inolvidables recorridos y una oportunidad para los más jóvenes de acercarse a esa virtud proverbial del líder de la Revolución de estar siempre en contacto con las masas.

Desde joven Fidel inició su vínculo con el territorio. Su primer encuentro con esta urbe, y por extensión con la provincia, fue el 14 de diciembre de 1950, cuando asumió aquí su autodefensa en la Audiencia. Lo acusaron de provocar disturbios en la ciudad de Cienfuegos. En mayo de 1953, antes del asalto al Cuartel Moncada, visitó en Encrucijada a su entrañable compañero de lucha Abel Santamaría Cuadrado.

Después del triunfo de la Revolución se hicieron frecuentes sus visitas a la provincia, donde estableció un franco y ameno intercambio de experiencias y criterios con sus pobladores y dirigentes e impulsó el desarrollo económico y social del territorio.

La serie de diez capítulos, realizada por el periodista Rafael Plasencia Jorge, nos ofrece una pequeña muestra de este legado, que facilita reconstruir parte de lo ocurrido en esta provincia luego del triunfo del 1ro. de Enero.

El material fílmico, que transmite NotiCentro, el informativo del canal de televisión, muestra fotos, videos y testimonios de obreros, periodistas y dirigentes que estuvieron junto a Fidel en aquellos días.

Si bien todas sus visitas tienen un valor trascendente, Plasencia Jorge lo muestra en esta serie testimonial en diálogos con el pueblo tras el azote de un ciclón, en la inauguración de industrias o tras ocurrir un accidente ferroviario.

Aparece entonces dando ánimo, impartiendo instrucciones, preocupándose por los más mínimos detalles y alertando. Y en los rostros de la gente, apretada a su alrededor, afloran las expresiones de cariño.

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