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Gladiador por la esperanza

Benigno López González se ha propuesto ganarle la carrera al cáncer de pulmón que le diagnosticaron hace ocho años, y desde el pasado 13 de agosto recorre los 150 kilómetros que separan a Playa Victoria de La Boca, en Trinidad

Autor:

Miguel Ángel Valdés Lizano

SANCTI SPÍRITUS.— El corazón del espirituano Benigno López González pretende bombear con rebeldía adolescente, y su sudor desde cada poro parece uno de esos manantiales que devuelven la vida, según mitos de culturas antiguas.

Ojos escépticos observan su paso. Afirman que resulta exagerado para un paciente con cáncer correr alrededor de 150 kilómetros, para trasladarse de un extremo a otro de la provincia espirituana.

Sin embargo, se hace camino al andar. Benigno López González desafía con su trote cualquier mirada lastimera. Su mayor carrera comenzó hace ocho años, cuando le diagnosticaron un tumor en los pulmones, el cual en poco tiempo lo carcomería, de acuerdo con lo anunciado.

No obstante, ahora algunos amigos lo nombran El de los pies ligeros, por su don para escapar a la muerte durante tanto tiempo. Reta con sus pasos la adversidad, mientras atraviesa campos y ciudades, desde que el 13 de agosto,  inició una marcha por la vida, denominada Nuestro norte es el sur.

El punto de partida de la carrera fue Playa Victoria, en el municipio norteño de Yaguajay, y pretende llegar hasta La Boca, localidad en el litoral trinitario.

A pesar de su liviano peso, y sus 56 años, Benigno suspira como caballo bravo en su avance por carreteras, mientras se le suman personas de todas las edades, incluyendo discapacitados. Constituye un verdadero acontecimiento su visita a cada poblado.

Atrás quedan los malos recuerdos del principio de la enfermedad, cuando se imaginó solitario, rodeado de una oscuridad capaz de cegar cualquier sonrisa. No dejaba de llorar. Tal vez solo en ese entonces logró palpar la verdadera dimensión del existir. Se propuso luchar. Cambió su estilo de vida. Creció como padre, amigo y ser humano.

Se documentó sobre el padecimiento. Se aferró a cuanto remedio llegaba desde lo mortal o lo divino.

Comenzó a correr en la pista, inspirado en el ejemplo del joven canadiense Terry Fox, aquejado de cáncer, quien se propuso atravesar su nación con una sola pierna.

Durante sus primeros entrenamientos a Benigno lo tildaban de loco digno de pena. Los familiares lo criticaban, preocupados porque depositaba sus pocas energías en una causa que consideraban perdida de antemano. Hasta los médicos se opusieron a esta clase de ejercitación física; Benigno había comenzado a recibir radiaciones como parte del tratamiento.

No obstante, gracias a la obstinación, por estos días el Terry espirituano se enorgullece por su resistencia frente a cada carrera. Si al principio de sus prácticas en la pista le faltaba el aire en los primeros 800 metros, ahora en 30 minutos da diez vueltas.

Sobre esa base sostiene su actual recorrido de norte a sur. De acuerdo con las sugerencias médicas, la marcha hasta las costas trinitarias debe durar 16 días. Descansará una jornada, por cada tres de carrera.

Benigno ha probado fuerzas en otras competencias y practicó para asumir su desafío. Mientras las palmas parecen reverenciarlo, sin aún cumplir con su maratón actual, El de los pies ligeros, como Aquiles, sueña con la mayor de todas sus metas: correr desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí. Otra vez demostrará cómo la osadía reta cualquier adversidad.

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