Su Santidad Benedicto XVI agradece al pueblo de Cuba su presencia. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:19 pm
Tras las palabras de bienvenida del cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, el Santo Padre evocó la gracia y el amor de Jesucristo, en un llamado a la conversión, en este tiempo de Cuaresma, cercana a la Pascua, para renovar los pensamientos y obras, desde la esperanza y la misericordia.
Como parte de la celebración de la Santa Misa se hizo una breve pausa en silencio, en la que su Santidad, junto a los fieles, reconoció los pecados cometidos, y unidos rogaron mediante la oración Yo confieso… su absolución ante la Virgen María, los ángeles, los santos y los hermanos presentes.
Los feligreses, guiados por Su Santidad y mediante una oración colecta, pidieron la iluminación del señor, a propósito de las penitencias de Cuaresma.
Como parte de la Liturgia de la Palabra se produjo la lectura de la profecía de Daniel, en la que se hace referencia a la desobediencia de Sidrac, Misac y Abdénago, quienes prefirieron soportar el fuego, antes que venerar y adorar otros dioses más que el suyo.
En una aclamación del Evangelio los feligreses resaltaron a aquellos dichosos que, con un corazón noble y generoso, guardan la palabra de Dios y dan fruto perseverando.
Al terminar la lectura del evangelio el diácono llevó el Evangeliario al Santo Padre,quien lo beso y lo bendijo en silencio.