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Mapas para el desarrollo

A medio siglo de su fundación, el Instituto de Geografía Tropical resulta ineludible para garantizar que el futuro de los territorios se conciba sobre la base de considerar integralmente aspectos ambientales y socioeconómicos

Autor:

Daniel Salas González

Expediciones por senderos intrincados, mapas desplegados, brújulas, mediciones y toma de muestras… Esa es, para muchos —sobre todo en edad escolar—, la visión romántica de la Geografía, una ciencia desarrollada por seres sabios que no se preocupan por el fango en sus botas, sino por la calibración de sus instrumentos; una ciencia que parece hecha para los relatos de aventuras.

El día a día de la investigación rara vez se parece a esas historias, pero es extraña, asimismo, la vida de un geógrafo que no atesore experiencias de esa naturaleza.

«Las expediciones de campo son, desde el período estudiantil, una de las cosas más atractivas», comenta la Doctora Marlén Palet, directora del Instituto de Geografía Tropical (IGT). «Para mí ha significado conocer casi todos los rincones de Cuba. Y eso aporta experiencias muy bonitas, emocionantes». A su recuerdo vienen incursiones al corazón de la Sierra Maestra, cuando se preparaba el desarrollo del Plan Turquino y transitaban en caravanas de mulos que parecían derrengarse al borde de los desfiladeros.

Por estos días, cuando se cumple medio siglo de la fundación del Instituto de Geografía, se reúne parte de la familia de esa ciencia en Cuba, desde científicos jubilados hasta jóvenes que dan los primeros pasos como profesionales. En estos encuentros queda sintetizado un amplio conjunto de experiencias, que se transmiten a las nuevas generaciones como señal del esfuerzo y la dedicación que exige la ciencia.

Hojear un país en el atlas

El Instituto de Geografía surgió el 9 de marzo de 1962, por iniciativa del Doctor Antonio Núñez Jiménez —capitán rebelde y científico polifacético—, poco después de creada la Comisión Nacional para la Academia de Ciencias de Cuba. Fue rebautizado como Instituto de Geografía Tropical en 1995.

Al igual que en tantas otras ramas del saber, en 1959 Cuba contaba con un menguado número de geógrafos, lo que hacía que las investigaciones en este campo fueran escasas. La colaboración con científicos soviéticos, las sucesivas graduaciones de la Facultad de Geografía de la Universidad de La Habana y la llegada de egresados de academias del campo socialista, propiciaron un giro de 180 grados en este panorama. La realización del primer Atlas Nacional de Cuba, en 1970, obra laureada con importantes premios, fue la primera gran tarea del Instituto y una verdadera escuela para la naciente comunidad cubana de geógrafos.

Listo para nuevas empresas investigativas, el Instituto se involucró posteriormente en estudios sobre sistemas montañosos, potencial hídrico, relieve y aspectos socioeconómicos que apoyaban los planes de desarrollo agropecuario e industrial del momento. Toda esta experiencia posibilitó en 1989 la edición del Nuevo Atlas Nacional de Cuba, obra fruto de la integración de numerosas instituciones del país, donde se muestra el desarrollo territorial, científico y socioeconómico de Cuba hasta la fecha.

«Aquella fue una tarea realizada completamente por cubanos», destaca la Doctora Palet. «Fue posible gracias a una gran consagración; hablamos de una época en que este trabajo se hacía artesanalmente. La confección de los mapas era hasta la noche y había que colocarlos por el suelo, debido a sus dimensiones». La que puede considerarse como la obra cumbre de la Geografía cubana fue premiada por la Academia de Ciencias con la Orden Carlos J. Finlay.

Un lugar para cada cosa

Ubicar o relocalizar las actividades económicas, rehabilitar el ambiente dañado, proteger valores naturales o patrimoniales de una región o restringir la introducción de nuevas actividades que amenacen el medio ambiente, son algunas de las acciones que se llevan a cabo en el Instituto de Geografía Tropical en los últimos tiempos, como parte del impulso y asesoramiento al ordenamiento ambiental del país. Este es un proceso orientado a asegurar el desarrollo sostenible de los territorios, sobre la base de considerar integralmente aspectos ambientales y socioeconómicos. Demanda el concurso interdisciplinario de numerosos investigadores, de áreas tales como la geografía, la biología y el estudio de los suelos, entre otras.

«Nosotros les ofrecemos una herramienta a los planificadores territoriales sobre las cuestiones ambientales que hay que tener en cuenta en cada región. Cuáles son las potencialidades de recursos, las restricciones para planificar obras, la característica de los suelos, dónde están las áreas protegidas. Esta es una tarea fundamental, por ejemplo, en la reconversión de tierras que estaban destinadas al azúcar y que se orientan a cultivos varios», explicó la directora del Instituto.

«Es una prioridad recogida en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Mientras, estamos transfiriendo metodologías y tecnologías para que las provincias puedan ir implementándolas. También estamos iniciando un proyecto de mucha envergadura, que aborda las bases ambientales para la seguridad alimentaria a nivel local en tres municipios del país.

«Como parte del ALBA, hemos desarrollado varios proyectos con el Ministerio de Ambiente de Venezuela y con el de Ciencia y Tecnología de ese mismo país, orientados al ordenamiento costero para la gestión ambiental y en la recuperación de áreas mineras», apuntó.

En las últimas décadas las técnicas de teledetección que utilizan imágenes y sensores satelitales, los sistemas computacionales de información geográfica, de conjunto  con el sistema de posicionamiento global (GPS), se han convertido en las herramientas tecnológicas más difundidas en la solución de diversas tareas de carácter geográfico. El IGT ha ido adquiriendo fuerza y prestigio en la utilización de estas herramientas con fines de planificación y desarrollo.

Juntamente con ello, ha ido desarrollando la Infraestructura de Datos Espaciales, que representa una etapa superior del desarrollo de la informática aplicada en la Geografía. «La Infraestructura de Datos Espaciales encierra los sistemas de información geográfica y posibilita trabajar con la información estandarizada en ambiente web, lo que permite que los usuarios empleen toda esa información de una manera más ajustada a sus necesidades. Ya vamos teniendo algunos resultados que están disponibles en la red. También contamos con una mapoteca digital insertada en la Red de la Ciencia, que reúne una serie de mapas resultantes de proyectos de investigación llevados a cabo en el Instituto y todos los mapas del Nuevo Atlas Nacional de Cuba», señala la Doctora Palet.

Las celebraciones por el medio siglo del Instituto tendrán colofón próximamente en la Convención Trópico 2012, que sesionará del 14 al 18 de mayo en La Habana. Este evento se dedicará a tratar problemáticas tan actuales como la seguridad alimentaria, los riesgos ante desastres y la mitigación de sus impactos y la pérdida de biodiversidad, entre otros destacados retos globales.

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