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Viejas grietas en paredes nuevas

Productos estancados en algunas tiendas mientras son añorados en otras, o materiales «morosos», que apenas se venden por su relación calidad-precio, son la cara visible de algunos problemas que inciden en el acceso a los materiales de la construcción

Autores:

Amaury E. del Valle
Roberto Díaz Martorell
Luis Orlando Hernández
Melissa Cordero Novo

Uno sabe cómo empieza una construcción, pero nunca cómo la termina, según el refranero popular. Y es que la tarea de batir cemento y arena, pegar bloques, resanar, enlosar, fundir, y otras tantas cosas que deben hacerse, ya sea a la hora de edificar o simplemente darle un «retoquito» a una casa, es quizá una de las que más complejos cálculos conlleva.

Por muy buen albañil que sea, no es raro que alguien se quede «corto» en el cemento, le falte arena —pues cuando la cernió mermó mucho— o no le alcancen las losas porque se le rompieron algunas en el camino.

Y si esto ocurre en el espacio pequeño de una casa, qué pasará cuando se trata de hacer planes constructivos a nivel de país, explorando incluso caminos nuevos como los de la oferta-demanda en las ventas.

Quienes se deciden a construir actualmente enfrentan la incidencia de múltiples factores, que van desde la carencia de algunos materiales, la relación calidad-precio desfavorable al cliente, las pérdidas esporádicas de ciertos insumos, hasta el costo creciente de una mano de obra especializada que no abunda.

Lo anterior es la cara visible de un problema cuyas causas son mucho más profundas, como las deficiencias en la concepción de los planes de comercialización y por ende de producción de materiales, que al final repercuten en la población.

Una indagación de Juventud Rebelde sugiere que los problemas en los planes de comercialización y producción de materiales, son parte de las grietas en las paredes del esfuerzo que el país hace por estimular la construcción por cuenta propia.

La bolsa o el cemento

Una nube de polvo gris cubre de pies a cabeza a quienes entran en el silo de cemento ubicado en la tienda de venta de materiales de la construcción de Omoa y Pila, en pleno corazón habanero.

Allí se expenden a diario cifras relativamente bajas de cemento a granel, un producto cuya venta no es tan buena como quisieran los trabajadores y directivos del lugar pues, a pesar de ser muy necesario, en ocasiones «rota» muy poco, a diferencia de su hermano, el cemento en bolsas, al que la gente le hace «cola» nada más enterarse de que entró.

La situación no es exclusiva de este lugar. Según datos suministrados por la Unión de Empresas del Comercio y la Gastronomía de La Habana, hasta el cierre del mes de marzo el plan de ventas de este producto apenas se cumplía provincialmente al 24,5 por ciento.

Mientras, por situaciones como la falta de papel en las fábricas de cemento, se producían incumplimientos con el embolsado, que llegó a estar casi «perdido» en varios territorios durante buena parte de abril, y por supuesto subió de precio en manos de los especuladores.

En el caso del cemento a granel todo indica una extraña confluencia de factores, como el hecho de que la comercialización comenzó sin las mejores condiciones, lo cual se evidencia en la inexistencia de más silos de almacenamiento, imprescindibles para este producto, pues sobre el cemento viejo no puede verterse otro fresco, lo cual obliga a que se tenga que vender casi todo antes de volver a rellenarlos.

Otro elemento que muestra falta de coordinación es la ausencia de sacos para almacenarlo, algo que el comprador tiene que agenciarse por su cuenta, ya que la tienda de materiales no dispone de ellos.

Además, curiosamente la misma Unión de Empresas del Comercio y la Gastronomía de La Habana —que no vende más cemento a granel por falta de sacos (los cálculos indican que se necesitarían al menos 75 000 al año)— entrega anualmente a la Empresa de Recuperación de Materias Primas unos 250 000 sacos de polietileno, provenientes de los productos y materias primas que vende o utiliza en bodegas, panaderías, centros de elaboración y otras entidades.

Este reglón de comercialización es apenas un botón de muestra de una serie de productos que comienzan a ser «ociosos» en las tiendas de materiales de La Habana, como sucede con las tejas de asbesto, las de fibroasfalto, las de zinc, algunos elementos de piso, ventanas y puertas metálicas, cables y otros componentes eléctricos, o ciertas piezas de plomería.

Por ejemplo, en el plan de comercialización de la provincia para el año 2012 se prevé vender unas 16 200 puertas metálicas, o sea alrededor de 1 300 al mes, pero en el primer trimestre apenas se han vendido 70 mensuales. Algo similar sucede con las ventanas, con un plan anual de 37 000 unidades, 3 083 al mes, y de las que solo se habían comercializado 130.

En este caso la queja fundamental radica en una relación calidad-precio desfavorable al cliente, pero también influyen factores como la poca disponibilidad de áridos y por ende el enlentecimiento en la terminación de nuevas obras, o el hecho de que en la capital, también existen acciones constructivas en remodelaciones y reparaciones, y no solo para hacer nuevas viviendas.

Todo indica que existió también una incorrecta planificación de las necesidades reales de estos productos, en los cuales se gastaron recursos que hoy no se han recuperado, o se revertirán en un plazo muy largo.

Esto último sucede en muchos de los más de cien renglones que ocupan buena parte del plan de ventas de materiales en la capital para este año, en los cuales supuestamente descansaría el 62 por ciento de la recaudación, y que sin embargo tienen muy poca demanda y, por ende, una lenta rotación.

A simple vista

Aunque hoy es La Habana la provincia con los mayores incumplimientos en los planes de venta de materiales para la población, otros territorios como la Isla de la Juventud (68 por ciento) todavía no producen todos los beneficios esperados.

En ese sentido, Roy Anderson Whitaker, funcionario de la Empresa de Comercio en el territorio, apuntó entre las principales causas de esa realidad la deficiente gestión del transporte, algo que se repite en muchos lugares, o la cadena de impagos entre productores y entidades comercializadoras.

«La mayoría de las veces que solicitamos el servicio a la Empresa de Camiones no se puede, porque casi siempre existen problemas con los carros o están trabajando en otros compromisos», comentó.

Asimismo refirió que los proveedores utilizan su propio transporte cuando está disponible o esperan que la empresa busque la mercancía para trasladarla. JR fue testigo el día 18 de mayo de la pérdida de una mañana completa gestionando un carro para llevar recursos a la comunidad de La Fe que, según Vladimir Rodríguez, especialista comercial, hacía un mes no se abastecía.

En cuanto a la cadena de impagos que impacta el cumplimiento del plan de ventas, Yolanda Fonseca Ríos, especialista de Finanzas de la empresa municipal de Comercio, reveló que el problema está en la demora de las facturas.

«El suministrador lleva el recurso con su documento a los puntos de venta, entonces la factura debe enviarse al departamento de Contabilidad para efectuar el pago, y eso no se hace con la celeridad que el trámite amerita», explicó.

A simple vista se advierte inobservancia de los pasos que se deben seguir en el proceso productivo. Tales indisciplinas traen como consecuencia no solo el evidente incumplimiento de los planes, sino también violaciones del contrato que pueden generar una demanda judicial que afecta, al final del camino, a la población.

Por otra parte, Juan Manuel Escalona, vicepresidente del Consejo Municipal de la Administración en la Isla de la Juventud, manifestó que no es estable la venta a causa de los suministradores.

«Hay demora en la entrada al territorio de algunas producciones como acero y elementos de terminación, a lo que se suma la carencia en los puntos de venta de instrumentos de medición y carga, lo cual limita también la comercialización», dijo.

Cemento en arrias de mulas

«Hay que ponerle el cascabel a este gato», exclamaba una cienfueguera al referir algunos de sus tropiezos en la compra de materiales, luego de iniciar la ampliación de su hogar. «El gran problema aquí es el acero, escasea bastante; porque al menos la arena, el cemento y la piedra es más fácil encontrarlos, sin tener que acudir a los revendedores».

Esta afirmación la confirma Hugo Villar González, subdirector de Inversiones y Desarrollo del sector de Comercio en Cienfuegos, quien explicó que «como la venta liberada no tiene regulaciones, el que vaya allí puede comprar todo lo que quiera. Sin embargo, hemos tomado medidas con el acero, renglón más vulnerable en este sistema, para evitar acciones de malversación o corrupción.

«Cuando llega el producto a nuestras dependencias informamos a las autoridades y organizamos un operativo en cada uno de los puntos donde se expenderá; incluso hemos calculado que una vivienda confortable se lleva 1 500 metros lineales de acero y eso es lo máximo que le estamos vendiendo a una persona. También aprovechamos el retorno de los camiones de Materias Primas para transportar desde Antillana de Acero el que nos toca.

«Hoy somos la provincia que más acero está sacando y vendiendo en el país. Sobrecumplimos el plan en lo que va de año al 234 por ciento» agregó.

Esta cifra demuestra que lo pactado no responde a la demanda, explicó. «De ahí que en la última ronda de negocios se decidiera aumentar este plan, de 340 a 680 toneladas. No obstante, esta no será la solución ideal mientras haya un ciclo que no cumple con las necesidades de la población».

«El caso de los áridos es diferente, aun cuando la demanda también exige una mayor producción. Una de sus ventajas es que se produce aquí en la provincia, aunque los 1 500 o 1 600 metros cúbicos de arena que tenemos contratados para un mes no alcanzan. Los estudios de mercado que hemos hecho demuestran que se venderían hasta 5 000 metros cúbicos de arena en ese tiempo, es decir el triple de la cifra aprobada.

«Al plantear esta disyuntiva a los ministerios de Comercio Interior y de la Construcción se nos aconsejó que aumentáramos la cifra solicitada, lo cual tramitamos enseguida. Y para agilizar el proceso, le buscamos una solución hasta al posible inconveniente del transporte: las personas interesadas que cuenten con el mismo podrán entrar con el comprador de la empresa a cualquiera de las bases del Micons donde exista el producto».

En esta provincia también se da el fenómeno de materiales «morosos», como los elementos del piso y las viguetas y plaquetas, que no tienen mucha demanda en el mercado.

Según el directivo, la causa que más incide aquí es el desconocimiento de la población a la hora de utilizarlos. «Las viguetas y plaquetas, por ejemplo, son elementos de cubierta más baratos que el zinc», añade.

Sin embargo, los cienfuegueros no se han quedado dormidos. Han ideado novedosas alternativas de comercialización como las que se aplican en las montañas.

Allí los interesados pueden solicitar a la cabecera municipal de Cumanayagua, desde la misma bodega, los productos que necesitan, y así pobladores de comunidades del macizo de Guamuhaya, como Cuatro Vientos, El Naranjo, Las Minas, Sabanitas, Centro Cubano y Aguacate, entre otras, no tienen que desplazarse para adquirir los materiales que mejorarán la calidad de vida en la serranía.

«En cada bodega o mercado industrial existe un listado de materiales con sus precios, y allí mismo el interesado hace una solicitud al administrador de la entidad. Antes de las 72 horas el recurso se lleva.

«Su éxito es fácilmente comprobable. Este mecanismo empezó a funcionar hace dos meses y hoy podemos decir que el municipio que más vende materiales de la construcción es el de Cumanayagua».

¿Por qué unos sí y otros no?

Un «gardeo a presión» a los suministradores resulta el calificativo ideal para describir la fuerza que ejercen las autoridades administrativas, políticas y del comercio en Sancti Spíritus para asegurar la presencia de materiales en el territorio.

Con un 96,8 por ciento de cumplimiento del plan de ventas hasta el mes de abril, la provincia se ubica en la avanzada en este renglón en el país. Y no se ha llegado al ciento por ciento por la inestabilidad en los arribos de barras de acero, la inexistencia de bolsas para envasar el cemento, o los altos precios de algunos materiales que se encuentran estancados en estos momentos, argumentó José Ramírez Aguiar, subdirector de Comercio en el territorio.

Los materiales sin salida por concepto de precios están inventariados por un valor de 1 337 000 pesos y son productos como las bovedillas, viguetas, mallas electrosoldadas, paneles y planchas de zinc, entre otros.

No obstante, aquí el Gobierno y el Partido provinciales se han reunido con los proveedores que incumplen para conocer las causas, y han ajustado las rondas de negocios con la Empresa Universal para expresar las reales necesidades de comercio.

Algo similar sucede en Villa Clara, quizá el mejor ejemplo de trabajo coherente en materia de comercialización, como lo demuestra el hecho de ser la única que hasta el mes de abril sobrecumplía su plan de ventas al 135 por ciento.

Llevar los productos allí donde son más necesarios, una relación estrecha con los proveedores para asegurar la calidad y disponibilidad, el máximo aprovechamiento de las capacidades productivas, pero sobre todo una voluntad real de resolver problemas, han propiciado que este territorio haya dado un sorprendente salto al comercializar en el primer cuatrimestre del año pasado 6,6 millones de pesos, y en igual etapa de 2012 llegar a los 59,1 millones de pesos.

La lógica de lo ilógico

Si en los años 80 del siglo pasado Cantera Habana llegó a producir unos tres millones de metros cúbicos de áridos al año, ahora anda por la mitad, «pero con más problemas acumulados y por ende mayores costos», asegura Pedro Hernández Achón, director de la entidad.

Aun así, la empresa sobrecumple los planes pactados de entrega, a pesar de reconocer que todavía esta oferta se encuentra muy por debajo de las necesidades reales.

Planes para aumentar las capacidades productivas, abrir nuevos frentes mineros, modernizar el equipamiento, entre otros aspectos, prevén fuertes inversiones hasta el 2016, para llegar en esa fecha a unos dos millones de metros cúbicos de áridos al año.

Por el momento, y viendo la experiencia real de lo apetecido que son estos productos, ya se planea un aumento en las producciones destinadas a la venta para la población para el 2013.

Mientras, comienzan a limarse dificultades como la logística necesaria para garantizar la distribución o la conformación y contratación a tiempo de los planes, a tenor con las capacidades de la industria.

Ese último factor no debe desdeñarse, pues si Cantera Habana destina el 33 por ciento de sus producciones a vivienda —tanto a la venta de materiales como a los planes estatales de construcción de estos inmuebles— en el caso del país, la cifra de materiales producidos por las industrias que va a las tiendas es de apenas un 12 por ciento.

Lo anterior, explica Alain González García, viceministro de la Construcción, se debe a que nuestras fábricas deben garantizar también los planes de expansión de la economía en múltiples sectores, los cuales son definitorios para el futuro del país.

El vicetitular del Micons subrayó que aun así, en lo que va de año y según lo pactado con Comercio Interior para el 2012, excepto en el caso del cemento en bolsas por dificultades con el papel que, según manifestó, ya se solucionaron, así como los problemas tecnológicos en la fabricación de tazas de baños, en el resto de los renglones se cumplen e incluso se sobrecumplen los planes contratados.

No obstante, estas cifras globales tienen matices en los territorios, ya que todos no llegan a la meta con igual celeridad, ni tampoco lo producido es vendido completamente, como lo demuestra la existencia de grandes cantidades de planchas de zinc, bovedillas, viguetas y tabletas para techos que pocos adquieren, que bien pudiera ser una sangría a los planes de ventas.

Papeles mojados

Las historias recogidas por este equipo de JR demuestran que, más allá de las complejidades de cada provincia e incluso de cada municipio, que tienen elementos comunes en muchas cosas, todavía le falta engrase a la maquinaria de venta de materiales de la construcción.

Si nos guiáramos por las contrataciones efectuadas por el Mincin a la Construcción y otras entidades, aparentemente la mayoría de los planes están cumplidos e incluso sobrecumplidos. Pero el cómo se trazaron estas metas llama a la duda, si tenemos en cuenta que existen muchas producciones «estancadas» en los almacenes o que acumulan telarañas en un lugar, mientras son añoradas en otros.

Se impone que las contrataciones nazcan de las reales necesidades de productos que tiene la población, pero no solo nacionalmente, sino a escala local pues, como ejemplificaba el Viceministro de la Construcción, las respuestas no pueden ser homogéneas: hay muchas provincias donde escasean los bloques, mientras que en otras no se comercializan o, como sucede en Las Tunas, tienen las tiendas abarrotadas de los áridos que tanto necesitan en La Habana.

Además, esta estrategia ya no se puede seguir sustentando solo en los viejos planes de construcción de viviendas en los municipios. La dinámica de entrar en un mercado de oferta y demanda impone reglas nuevas.

Habría que analizar también cómo seguir ajustando la calidad y a su vez los precios a las características de cada lugar, sin unificarlos a nivel nacional, pues los costos de producción tampoco son los mismos. Igualmente es imperativo rescatar las producciones locales de materiales, para aliviar a la gran industria de esa carga.

Descubrir y taponear a tiempo los resquicios por donde se le escurren al pueblo la arena, el cemento y demás materiales de la construcción, no solo es cuestión de planes más o menos cumplidos.

Continuar perfeccionando el engranaje para facilitar que los cubanos que lo necesitan accedan cada vez más a la posibilidad de construir o reparar su casa, ayudará a revitalizar la economía y elevar la calidad de vida de la población, incluyendo a los que menos ingresos tienen.

No hay que olvidar que según el Acuerdo No. 7155 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, que reglamenta el otorgamiento de subsidios para realizar acciones constructivas en la vivienda, el financiamiento de esta ayuda se garantiza a partir de la recaudación de la venta sin subsidios de materiales de construcción a la población.

Pero si los planes no están a tono o se incumplen…

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