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Joven a los 53

La Academia Naval Granma continúa acumulando aciertos en la formación y superación de hombres de mar

Autor:

Patricia Cáceres

No por cumplir más de cinco décadas la Academia Naval Granma parece envejecer. Por el contrario. Esa institución docente de nivel superior —que el 16 de octubre arribó a su aniversario 53— continúa acumulando aciertos en la formación y superación de hombres de mar, con modelos de actuación, planes y programas de estudio que no dejan de renovarse con el tiempo.

«Tenemos dos niveles de formación —medio y superior— que evolucionan a la par del resto de las instituciones docentes de los ministerios de Educación y de Educación Superior», explicó el capitán de navío Lázaro Hernández Barrera, subdirector docente del centro.

En ambos niveles se desarrollan dos perfiles básicos: el de mando, relacionado con la formación de los profesionales que ocupan los cargos de mando y dirección; y el técnico, que prepara ingenieros y licenciados para todos los organismos de la Administración Central del Estado», dijo.

Especialidades de nivel superior como Cubierta, Maquinista, Constructor y Armamento Naval, así como de Servicios Radiotécnicos e Hidrografía y Geodesia, pueden estudiarse en esta institución docente, a la altura de cualquiera de sus homólogas a nivel internacional.

Entre las especialidades de nivel medio se incluyen Cubierta, Cubierta Tropas Guardafronteras, Protección de la Frontera Marítima, Artillería y Cohetes, Minas y Torpedos, Maquinarias Navales y Servicios Radiotécnicos.

Además la Academia tiene entre sus prioridades la superación de postgrado para oficiales, suboficiales y profesionales que prestan servicios en la Marina de Guerra Revolucionaria (MGR), las Tropas Guardafronteras y organismos de la rama marítima de la Administración Central del Estado.

Un Flash Back fugaz

La primera escuela náutica de Cuba se fundó en el poblado de Regla, La Habana, en los comienzos del siglo XIX. Pero no es hasta el 28 de enero de 1916 que se crea la Academia Naval, en la finca Rubens, en el poblado de Mariel.

«Al principio se dedicó específicamente a la formación para la Marina de Guerra y posteriormente, en 1928, se amplió a la Marina Mercante», recordó el capitán de navío.

El triunfo de la Revolución —afirmó— trajo para esta institución el inicio de una transformación radical en su estructura y un proceso de proletarización en su alumnado, que supuso el comienzo de una nueva Academia. Desde ese momento se eliminaron todas las trabas discriminatorias y el ingreso comenzó a ser masivo, agregó.

En el año 1978, por el Decreto Ley No. 14 del Consejo de Estado, se declara la Academia como Centro de Enseñanza Superior, y en 1982 se graduó la primera promoción de ingenieros.

A mediados de la década de los 80 del siglo pasado se trasladó hacia nuevas edificaciones en la playa de Baracoa, al oeste de la capital. Y en octubre de 1987, el entonces Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), General de Ejército Raúl Castro Ruz, ratificó la propuesta de nombrar la institución como Academia Naval Granma.

En la actualidad se encuentra ubicada dentro del campamento de la Academia de las FAR General Máximo Gómez, Orden Antonio Maceo, Orden Carlos J. Finlay, luego de que sus instalaciones anteriores fueran destinadas para crear la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).

«La Academia siempre ha dado respuesta a la necesidad de formación de marinos; no solo de marinos de guerra, sino para el resto de las instituciones y organismos como el Ministerio de Transporte, el otrora Ministerio de la Pesca, de la Construcción, el MININT y el resto de las entidades del Estado que requieren de estos profesionales», subrayó Hernández Barrera.

«Hasta ahora es la única institución en el país que titula personal de nivel superior para altamar», enfatizó.

Enamorados de la mar

El joven guardiamarina Raúl González Lozano, quien cursa el tercer año de Hidrografía y Geodesia, se confiesa «enamorado» de su carrera.

«La hidrografía es la ciencia que se encarga del estudio del fondo marino. Su principal trabajo es la realización de cartas náuticas, utilizadas para la navegación, el turismo, el deporte, estudios económicos, ecológicos…

«Y el geodesta no es más que el análogo a la hidrografía, pero en la tierra. Se encarga del estudio de su forma y dimensiones, así como del campo gravitatorio. Sus mediciones se emplean para conformar los mapas, planos topográficos…», refirió.

Según el joven, la preparación que recibe en la Academia tiene elevada calidad. «Los profesores del claustro poseen una vasta experiencia, con conocimientos tanto pedagógicos como profesionales», destacó.

La amplia variedad de asignaturas que recibimos en la carrera —puntualizó— nos garantiza un abanico muy diverso de trabajo en el futuro, ya sea en empresas de estudios marítimos, en el Instituto de Meteorología o en la rama turística, por solo mencionar algunos.

Opinión similar tiene el guardiamarina Henri González Insua, de tercer año de Mando Táctico de la Marina de Guerra Revolucionaria (MGR), quien al graduarse se desempeñará como segundo comandante o comandante de unidad de superficie.

«Nuestra escuela es un centro de excelencia. Se imparten asignaturas técnicas que nos forman profesionalmente, pero también realizamos la preparación física. En cada clase, por ejemplo, tenemos que nadar 400 metros estilo pecho.

«A la vez, nos imparten asignaturas como Matemática, Física… en las que nos debemos desempeñar como cualquier otro estudiante de nivel superior», argumentó.

Con Henri González coincide la guardiamarina Dailena López Morales, de tercer año de Servicio Radiotécnico, una especialidad que se encarga de atender los radares y sistemas de radiolocalización de la embarcación.

Para ella, otro acierto de la escuela es que los guardiamarinas tienen la oportunidad de participar en actividades culturales, deportivas, literarias… que contribuyen al esparcimiento y al desarrollo integral de los jóvenes.

Asimismo, la guardiamarina Marta Milanés Corrales, quien cursa el cuarto año de Instalaciones Energéticas Navales, insistió en que la institución complementa muy bien los conocimientos teóricos con la aplicación en la práctica.

«Recibo asignaturas como Electricidad y Automática, pero también tenemos clases prácticas de navegación, en las que vemos cómo trabajan los motores y los mecanismos auxiliares y cómo se comportan en el caso de alguna avería o incendio.

«Esto es muy valioso para desarrollar habilidades en cada uno de nosotros que, en definitiva, seremos los futuros ingenieros mecánicos de las embarcaciones», recalcó.

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