Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Hijos de su tiempo

La FEU cumplirá 90 años. En ese lapso, todo suceso relevante en la historia de Cuba ha tenido el sello de la organización. Nuevas complejidades se abren ante el estudiantado, y para indagar sobre esos retos JR se acerca a universitarios del país

Autores:

Nelson García Santos
Yahily Hernández Porto
Osviel Castro Medel
Roberto Díaz Martorell
Hugo García
Héctor Carballo Hechavarría
Arlin Alberty Loforte
Juan Morales Agüero
Luis Raúl Vázquez Muñoz
Luis Orlando Hernández
Melissa Cordero Novo
Mayra García Cardentey
Adianez Fernández Izquierdo
Eduardo Pinto Sánchez

El diagnóstico fue terminante. «No le pueden dar un golpe en la cabeza», advirtió el médico. «Uno solo y se muere». El galeno observó un aire de preocupación en los rostros juveniles que tenía delante. Pero lo que más le preocupó fue cierto aire burlón en el paciente, un joven corpulento y de cabellos negros y abundantes. Lo había atendido después de una pelea con la policía en plena calle San Lázaro, a unos pocos metros de la colina universitaria.

Su nombre era José Antonio Echeverría, estudiante de Arquitectura, joven enamorado y fiestero, y además, presidente de la FEU en enfrentamiento abierto contra Batista. Con cariño, sus amigos y compañeros de estudio lo llamaban el Gordo. Mirándolo despacio, el médico se dio cuenta de que la advertencia era en vano. El muchacho volvería a las manifestaciones.

Y así fue. Pocos días después, una tángana o manifestación estudiantil bajaba por la escalinata. «Son los estudiantes, son los de la FEU», gritaban los vecinos de la calle San Lázaro. Abajo, en la intersección con la calzada de Infanta, la policía se alineaba en actitud de guerra. El enfrentamiento no tardó.

En medio de la reyerta estaba José Antonio. Golpeaba a los uniformados; las porras se levantaban contra él y, sin embargo, ningún golpe llegaba a su cuerpo. Minutos más tarde avanzaba hacia la Universidad. Iba intacto y sonriente. A su lado marchaban sus amigos Fructuoso Rodríguez, Juan Pedro Carbó Serviá, José Assef Yara, Juan Nuiry y José Machado, «Machadito», entre otros.

Todos mostraban las huellas de la pelea, pero iban felices. Machadito, con la sangre corriéndole por el cuerpo, casi bailaba de la alegría. Levantaba los brazos y gritaba: «No le dieron al Gordo, no le dieron al Gordo». Fue un recuerdo de amigos, pero también un recuerdo que marcó el pasado.

El legado vivo

La historia pesa. Y más en la FEU. ¿Cuál es el liderazgo actual de la organización en la sociedad cubana? ¿En qué medida el ejemplo de sus líderes históricos se mantiene como una constante en las acciones de la FEU? ¿Qué realidades enfrentan hoy los universitarios cubanos y sus dirigentes para influir aun más en la sociedad cubana?

Con estas interrogantes, JR se dirigió a las provincias para entrevistar a miembros de la organización, en un momento en que se encuentra a punto de celebrar sus 90 años. En las respuestas, la historia apareció enseguida como uno de los principales elementos que se deben tener en cuenta cuando se mira a la Cuba de hoy desde las universidades.

Esa trascendencia de la historia se encuentra en el hecho de que no existe proceso o acontecimiento en los últimos años en Cuba, en los cuales no hayan estado presentes los estudiantes universitarios. Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Rafael Trejo, Raúl Roa García, Rubén Batista, José Antonio Echeverría y Fructuoso Rodríguez, entre otros, afloraron entre los ejemplos que los estudiantes toman constantemente de referencia.

«La FEU ha transitado un largo camino que hace historia ¡y de la buena!, pues desde su surgimiento siempre fue una organización que representó los intereses del pueblo y de los universitarios, expresa Lize Mariet Fiallo Verdura, presidenta de la FEU en Matanzas y estudiante del cuarto año de Historia y Marxismo-Leninismo en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Juan Marinello.

Por su parte, Eddy Caraballo, estudiante de la Facultad de Ciencias Médicas de Artemisa, quien asumiera en septiembre como presidente de la organización en esa provincia, comenta que hablar de la FEU implica necesariamente referirse a las luchas de Cuba por su independencia. «Desde su fundación por Mella en 1922, la FEU, impregnada de ese espíritu joven de cambiar para bien, estuvo ligada a las luchas de nuestro pueblo por liberarse, en ese entonces del yugo imperialista y los Gobiernos plegados al amo yanqui».

Ese involucramiento del estudiantado en el devenir de la patria se relaciona con la vocación social con que nació la organización estudiantil.

«Ahí radicó la fuerza de la FEU y del protagonismo del alumnado —expresó la holguinera Alaidys Ramírez Gracial—: en no rehuir los principales retos, necesidades o vicisitudes de la patria. Ese potencial de conocimientos y de ganas de hacer, concentrado en las universidades, hacia la solución o mitigación, por ejemplo, de las problemáticas sociales que afrontamos hoy, sigue siendo la mejor forma de fortalecer su papel de líder».

El conocimiento de esa historia es, según los entrevistados, uno de los puntos de partida para poder interactuar en la sociedad cubana. Es también lo que ha impulsado a cada generación de universitarios para imbricarse en los derroteros del país.

También ha ayudado a forjar una identidad. Los miembros de la FEU deben mostrar siempre una dualidad: alegres y maduros, irreverentes y responsables, estudiosos y desprejuiciados ante el conocimiento. Debe ser esta una organización que participe en los cometidos más difíciles sin perder el entusiasmo y la valentía que la caracterizan.

Un mejor profesional, un mejor ciudadano

El dinamismo también imprime un sello al quehacer de la FEU dentro de los centros docentes y más allá. Un repaso de las actividades que realiza la organización por estos días, próximos a su aniversario, nos lleva a un cauce común: la gira del dúo Buena Fe, encuentros con la historia, foros científicos, encuentros de grupos aficionados, caminatas, los festivales universitarios del libro y la lectura, actividades comunitarias, los trabajos de recuperación en las zonas afectadas por el huracán Sandy y las pesquisas epidemiológicas, por solo citar algunas.

En septiembre, cuando se realizó el Censo de Población y Viviendas, las acciones fueron realizadas por jóvenes de las casas de altos estudios, quienes se desperdigaron en las más disímiles geografías para obtener la información que necesita el Estado para sus planes de desarrollo.

Para Katia Rodríguez Macías, presidenta de la FEU en Sancti Spíritus, es muy importante mantener el vínculo con la población y hacerlo bajo principios altruistas, de servicio a la sociedad. En su opinión, esa es una vía para incrementar el activismo dentro de la organización y romper con la apatía que puede aparecer en las brigadas.

Los entrevistados reconocen que el vínculo FEU-sociedad no puede ser solo un grupo de actividades para divertirse. Estas deben ser también vías para formar a un profesional conectado con su tiempo y con las preocupaciones de su país, así como un mejor ser humano.

«No podemos permitirnos el error de ser solo buenos profesionales o el de egresar encumbrados científicos —apunta Yanier Serrano García, estudiante de sexto año en la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, en la provincia de Camagüey—. Ese sería un modelo enajenado de la sociedad, al que no le importaría el devenir de su pueblo».

Protagonista de su tiempo

Pero, ¿cómo hacerse sentir aun más en la sociedad? ¿Qué pudiera faltarle a la FEU para que su liderazgo se inserte más dentro de la población?

Para Jassiel Delgado Isaac, presidente de la FEU en Ciego de Ávila y alumna de quinto año en la Licenciatura de Español-Literatura, un mayor liderazgo de su organización pasa por una verdadera identificación de sus líderes con el estudiantado, algo que no siempre se logra.

«Lo primero es que tenemos que hacernos sentir más dentro de nosotros mismos —señala—. Los líderes tienen que llegar a los estudiantes y lograr que la brigada funcione mejor. No se puede aspirar a una mayor presencia de los estudiantes en la sociedad, cuando a veces muchos no conocen a sus dirigentes. Tenemos que tocar más la fibra de quienes nos eligen».

Los entrevistados coincidieron en que el ámbito estudiantil no ha estado ajeno a los cambios que se han operado en la sociedad cubana. Para estos jóvenes es necesario debatir sobre esos temas y preocuparse por situaciones como el déficit en el ingreso a las carreras pedagógicas, algo muy sensible para el país. También reconocen que esos debates no se pueden lograr con un pobre nivel de convocatoria.

Abel la O Sánchez, presidente de la FEU en Cienfuegos, opina: «Creo que el poder de convocatoria en los estudiantes lo debemos fortalecer cuanto antes: ganar esa batalla mediante otros métodos. Los muchachos hoy se sienten más identificados con proyectos que ellos saben que darán frutos, y menos con actos y reuniones. Si algo resulta importante, es hacer las cosas que al estudiante le interesa».

Dentro de los desafíos que tiene la organización, los entrevistados hicieron hincapié en la autenticidad del estudiantado y sus dirigentes, y evitar la confusión de cometidos, pues a veces a la FEU se le quiere percibir como un apéndice dentro de las universidades, dispuesta al mandato de los rectorados, decanatos u otras estructuras similares, y no como una organización viva y autónoma, alertó Roberto Esteban Colás Valdés, estudiante de Higiene y Epidemiología en la Universidad de Ciencias Médicas Ernesto Che Guevara, de Pinar del Río.

Los alumnos entrevistados señalaron que el trabajo para lograr ese liderazgo en la sociedad resulta esencial por el peso de la FEU y de las universidades en el futuro del país. De ahí la necesidad de una formación patriótica y ajena a los dogmatismos.

Liaena Hernández Martínez, de 23 años y presidenta de la FEU en Guantánamo, señaló: «Debemos abrir más los espacios al debate, a la polémica. De esos encuentros salen ideas interesantes; por eso nuestros dirigentes tienen que prepararse para poder discutirlas, asimilarlas o tenerlas en cuenta... Debemos dejar de hablar de los jóvenes para comenzar a hablar más con ellos.

«Indiscutiblemente los intelectuales cubanos del futuro están en las universidades. Tenemos que prepararnos para ello. La dirección del país insiste en que la garantía de la continuidad de nuestro proceso revolucionario está en manos de la juventud, de la cual formamos parte, y debemos asumirlo con preparación, con madurez. Los universitarios apoyan el proceso cubano y a sus líderes, reconocen su historia y aman a su país en un contexto muy diferente, donde estamos llamados a defender y seguir perfeccionando nuestro socialismo».

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