Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Arte milenario en manos infantiles

El proyecto comunitario Cubacirco abre las puertas a los pioneros que quieren practicar el arte circense. Una visita a Ángeles del futuro, en el municipio capitalino de Marianao, así lo demuestra

Autor:

Margarita Barrios

El circo es uno de esos lugares donde siempre encontramos sorpresas, alegrías y en no pocas ocasiones «el corazón se nos va a la boca» viendo lo arriesgado de algunos ejercicios. Pero ¿cuánto puede tener de motivación para un niño o una niña reproducir algunas de esas complicadas prácticas? En el proyecto comunitario Cubacirco Ángeles del futuro, del capitalino municipio de Marianao, encontramos respuestas; allí muchos sueños se convierten en realidades.

Un total de 62 muchachos entre nueve y 14 años dan sus primeros pasos «por la cuerda floja», y se preparan con ahínco para un día integrar la prestigiosa Escuela Cubana de Circo o representar a nuestro país en eventos internacionales.

En contorsión, equilibrio, acrobacia, gimnástica y hasta en alguna «payasada» incursionan estos pequeños artistas, quienes reciben mucho apoyo de sus padres, convertidos en ayudantes, vestuaristas, maquillistas, y sobre todo en «comisión de embullo», para acompañar de todas las maneras a sus hijos y hacer posible así sus sueños de llegar un día a la gran carpa y encantar al público con sus actuaciones.

«Para mí es un orgullo hacer circo; es lo que me gusta, lo disfruto y veo en ello mi futuro», expresa con entusiasmo Karel Álvarez, un pequeñín de diez años, uno de los más premiados con su número de equilibrio de mano.

«Soy malabarista y gimnasta, hago un aro giratorio y trapecio y me estoy preparando para un número de fuerza», nos dice Ronny Michel Delgado, un jovencito de 13 años, pionero de séptimo grado de la secundaria básica Enrique García, de Marianao.

«Me gusta mucho el circo. Desde pequeño fui a La Carpa para ver lo que hacían los artistas y tratar de imitarlos. Mi sueño es seguirme preparando y, cuando termine la secundaria aprobar los exámenes para la Escuela Nacional de Circo».

Mientras conversábamos con estos muchachos, Danicha Castillo Alomá, de 12 años, «andaba por los aires» practicando con su cinta aérea. «Hago un dúo con Richard del Canto, pero él no vino hoy; se está preparando para un examen de la escuela. Aquí tenemos que sacar tiempo para las dos cosas, porque no se puede fallar en ninguna», comentó.

Camila Sánchez Cabrera, de 13 años, está en octavo grado y asegura que nervios y temores no la abandonan del todo cuando camina por la cuerda. «Pero los dejo a un lado, porque lo más importante es verme allá arriba, hacer mis ejercicios, perfeccionarlos y luego cuando me presento ante el público los aplausos son el reconocimiento a todo mi sacrificio».

Y qué decir de un jovencito que se acerca lleno de colores. Es Alejandro Sanz Vidal, el payasito. «Me gusta hacer reír, pero también educar. En mis propuestas transmito valores como lo importante que es estudiar, respetar a los mayores, no decir malas palabras. Porque en broma se dicen muchas cosas en serio».

Vamos a seguir «guapeando»

Melba Serrano y Yuslaine Vidal son las madres de Karen y Alejandro, respectivamente. La primera viene desde Mantilla y la segunda desde Santa Fe, sitios ubicados en los extremos de la provincia de La Habana. Ni decir cuánto sacrificio implica acompañar a sus hijos a estas clases, luego de la jornada escolar, pero lo hacen con gusto porque aseguran que en ello va el futuro de sus pequeños.

«Aquí hay un ambiente sano; ellos se divierten y aprenden, se forman para el futuro; hay que ayudarlos y aquí estamos», asegura Melba, mientras Yuslaine reconoce que su hijo ha mejorado su hiperactividad con estas clases y por ello está muy agradecida a los profesores.

Juan Carlos Hernández Pérez es instructor de danza y su trabajo lo hace de manera gratuita. «Soy productor y coreógrafo de Cultura en el municipio de Marianao —aclara—, pero este trabajo con los niños es voluntario.

«Para mí trabajar con los muchachos es bello. Son elocuentes, cariñosos y me devuelven más de lo que yo les doy. Quizá porque no tengo hijos me apego tanto a ellos».

—¿Qué clases imparte?

—Bailes populares y folclóricos y preparatoria de ballet. En general preparo su proyección escénica, el acabado de los números para que se vean bien ante el público. Porque el circo no solo es destreza, es también belleza.

Circo para rato

Odelmis (Kiko) Hernández Vázquez es el director general del proyecto comunitario Cubacirco Ángeles del futuro, uno de los 13 que existen en el país con estas características, a los cuales les brinda ayuda metodológica.

«Este proyecto es mi vida —asegura—; es como un hijo que tienes, cuidas y ves crecer. Comenzamos en 2007 y ya tenemos 16 alumnos en la Escuela Nacional de Circo y cuatro graduados y representando a Cuba en eventos internacionales.

«Ya me puedo morir tranquilo, aunque quisiera que la vida me diera la oportunidad de poder seguir trabajando con los niños, porque siento que todavía les hago falta».

Kiko, como cariñosamente le llaman todos, reconoció el apoyo que recibe de las autoridades del municipio y también de la Organización de Pioneros José Martí, y destacó que cuenta con un grupo de profesores calificados que pueden llevar a los alumnos por el camino del éxito.

Sin embargo, subrayó, el apoyo de los padres es para nosotros fundamental, «porque el circo tiene su propio idioma, y a veces para montar un número hay que construir un aparato, se necesita una cuerda, y es la familia la que nos apoya».

Al preguntarle cuáles son los sueños que aún no ha realizado, contestó: «Reparar nuestro local que está en 51 y 114 en Marianao, para que sea espacio de ensayo de lunes a viernes y los fines de semana brindar espectáculos al público; y también que los muchachos que aquí formamos tengan prioridad para continuar sus estudios en la Escuela Nacional de Circo.

«Ahora estamos preparando el Festival Nacional, con todos los proyectos del país. Será en Ciego de Ávila, del 19 al 21 de abril, y hemos recibido todo el apoyo de esa provincia», puntualizó.

«Habrá circo para rato. Vamos a seguir “guapeando” para que se mantenga a la altura que debe estar ese arte en nuestro país», concluyó.

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