Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El acusado-acusador

Síntesis de las respuestas de Fidel al fiscal, en el juicio por los sucesos del 26 de Julio de 1953

Autor:

Luis Hernández Serrano

—¿Por qué no usó la vía civil?

—Tras el 10 de marzo no pude hablar más.

—¿Dónde obtuvo el dinero para las armas y el alzamiento; fue de Prío (ex presidente Carlos Prío Socarrás)?

—Ni Prío ni ningún político nos dio dinero. Fue con el esfuerzo y el sacrificio de mis compañeros, casi todos ya muertos: 16 480 pesos, gastados hasta el último centavo.

—¿Si eran de pocos recursos cómo reunieron esa suma?

—Los vivos y los asesinados, dieron dinero: Jesús Montané aportó 4 000 pesos cuando la compañía donde trabajaba liquidó sus negocios en Cuba; Oscar Alcalde hipotecó su laboratorio por 3 600 pesos; Renato Guitart dio 1 000 pesos; Ernesto Tizol entregó una granja de pollos; Pedro Marrero vendió el juego de comedor de su casa, el refrigerador y el juego de sala. Fernando Chenard Piña empeñó su cámara fotográfica y dio 1 000 pesos; Elpidio Sosa vendió su plaza como tesorero de una importante compañía; José Luis Tassende hizo otro sacrificio por el estilo; Abel Santamaría empeñó su automóvil. Y puedo ampliar la lista.

—¿Abel extrajo dinero de la casa donde trabajaba para engrosar los fondos de la Revolución?

—¡Esa es una calumnia infame! Era el más valiente, recto, honesto.

—¿Cómo no asaltaron Columbia?

—El Moncada es la segunda fortaleza. Pensábamos tomarla por sorpresa, sin disparar un tiro. No queríamos disparos. En Oriente comenzó la guerra de Independencia de Cuba, es la provincia más rebelde. Al fracasar indiqué internarnos en la Sierra Maestra.

—Si no iban a matar, ¿por qué abrieron los vientres de los indefensos enfermos en el Hospital Militar?

—Esa es otra calumnia. No trajimos ninguna arma blanca. Los jóvenes acusados no cometieron esas atrocidades. Sin embargo, me extrañó conocer la relación de los muertos que hubo de parte nuestra, muchos ni siquiera habían podido incorporarse a la caravana de automóviles que llegó al Moncada y no participaron.

—¿Tenía ayuda del actual Gobierno?

—Solo con nuestro esfuerzo y la ayuda del pueblo de Cuba.

—¿Solo contaba con el pueblo?

— Sí, el pueblo hubiera respondido si llegamos a ponernos en contacto con él.

(...)

—¿Iba a propalar el discurso de Eduardo Chibás, ya muerto?

—Los hombres no siguen hombres, siguen ideas.

—¿Y quién asumiría el poder si triunfaba?

—Un Gobierno de hombres de prestigio.

—¿Por ejemplo?

—Ni ellos saben que iban a ser llamados por nosotros, no debemos comprometerlos.

—¿Contactó con líderes del extranjero?

—Nuestro Movimiento no tiene nexos con organizaciones ni dirigentes oposicionistas, ni fuera, ni dentro de Cuba.

Fuente: Moncada: Motor de la Revolución, Centro de Estudios de la Historia Militar de las FAR, Dirección Política Central, Editora Política, La Habana, 1983, p.p. 73, 75 ,78, 79 y 80).

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