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¿El barrio tiene la llave?

Se evaluó el proyecto recreativo del país el pasado verano y cómo encaminarlo hacia el futuro, en encuentro presidido por el primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Sin dudas, un esfuerzo mayor realizó el país para que la población disfrutara en este 2013 de una temporada estival superior con respecto a años anteriores; sin embargo, todavía persisten no pocas insatisfacciones, según la evaluación que se hiciera de la mencionada etapa este viernes, con la presencia de Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

En el encuentro con funcionarios de los ministerios, organismos, instituciones y organizaciones que aseguran la recreación, quedó claro que el barrio debe ser el centro de las acciones que se programen. No obstante, continúan las reservas en cuanto al potencial que poseen las comunidades, las cuales aún no se aprovechan al máximo, a pesar de que en el período analizado creció el número de actividades, la mayor parte concentrada, eso sí, en las cabeceras municipales y provinciales.

Ciertamente, como tendencia, fueron positivas las valoraciones recogidas en el estado de opinión del pueblo sobre la marcha de la recreación en el país, a partir del reconocimiento de que hubo un incremento de las opciones y de la calidad. Fueron apreciadas, sobre todo, las fiestas populares, las ferias y la música en las plazas, aunque en 76 municipios apenas hubo propuestas o estas no llegaron a satisfacer a los públicos (las críticas principales se hallaron en Artemisa, Las Tunas y Camagüey).

La debida divulgación de las actividades para que sean del conocimiento de todos —y que tengan en cuenta las jerarquías para orientar mejor— y la no utilización del diagnóstico sociocultural realizado en los territorios que recogen los intereses, necesidades, diversidad de gustos de la población, condiciones de los espacios, tradiciones y costumbres, entre otras características, continúan como los puntos más débiles a la hora de llevar adelante la estrategia plateada por el Partido.

Lo mismo sucede con el control y evaluación sistemáticos del plan de acción concebido para el verano, más allá de los informes «formales» llenos de cifras, que luego no se verifican lo suficiente, según constató Ulises Rosales, vicepresidente del Consejo de Ministros, en recorridos que realizó por el país, en los cuales comprobó que el 80 por ciento de las instalaciones que se podían explotar no estaban en función del verano.

Mientras, los principales señalamientos negativos están alrededor del transporte, los altos precios de las ofertas en moneda libremente convertible (como contraparte se debe reforzar las que son en moneda nacional) y para acceder a los centros recreativos, las dificultades para lograr las reservaciones de campismo, la ausencia de taquillas en zonas de playas, e insuficientes baterías sanitarias y abasto de agua potable.

En sus reflexiones finales, el también miembro del Buró Político, Miguel Díaz-Canel, recalcó la importancia de que los organismos involucrados en el aseguramiento y concepción del verano trabajen con organización, con integralidad, si se aprovechan al máximo las potencialidades y las reservas creativas que existen.

Debemos hacer nuestro el concepto de planificación que no puede perder de vista el verano, y alejar todo el tiempo el mal gusto, la vulgaridad, la chabacanería, elementos que se convierten en caldo de cultivo para la indisciplina social y para crear malestar, dijo Díaz-Canel, quien llamó a la lucha por la calidad. «De poco vale si hacemos mucho y perdemos la capacidad de buscar siempre la calidad; y así tiene que ser durante todo el año».

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