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La sesión plenaria de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se inició al filo de las seis de la tarde de este martes en el recinto ferial de Pabexpo, hermosamente acondicionado para la ocasión en la capital cubana.
Este segmento de la cumbre inicia tras el encuentro a puertas cerradas que tuvieron los presidentes y primeros ministros tras la apertura de la cumbre, que ocurrió en la mañana de este martes, y en la que usó de la palabra el mandatario cubano Raúl Castro.
Previo al inicio de la cumbre buena parte de los líderes regionales presentes en la cita se unieron a los jóvenes cubanos en la realización de una marcha de las antorchas en homenaje al Héroe Nacional de la isla José Martí, en el 161 aniversario de su natalicio, uno de los grandes precursores de la unidad continental.
En la jornada del lunes, mientras continuaba el arribo de dignatarios a La Habana, los presidentes Raúl Castro y Dilma Rousff, de Cuba y Brasil, dejaban inaugurada la primera parte de la terminal de contenedores del Puerto del Mariel, un ambicioso proyecto con crédito de la nación suramericana, que introduce a Cuba en las principales líneas del comercio internacional y es una expresión de lo que puede lograrse con la unidad política y económica de los países del área.
El puerto de Mariel estará rodeado de una zona especial de desarrollo que, según anunció la mandataria brasilera, ya despierta gran interés entre el empresariado de su país, entre el que se valora enormemente las posibilidades de negociar con la nación caribeña, que ha podido desarrollar un alto potencial científico pese al bloqueo económico norteamericano.
En los días previos a este encuentro el líder de la Revolución cubana Fidel Castro recibió también a las presidentas de Brasil y Argentina y a la primera ministra de Jamaica.
Raúl Castro, por su parte, dialogó bilateralmente con los presidentes brasileño y venezolano, la primera ministra de Jamaica y el secretario general de las Naciones Unidas, también presente en la cumbre presidencial y quien ha tenido una apretada agenda de intercambios en la isla, por cuya actualización económica mostró un especial interés.
También este segmento presidencial ha estado precedido de las reuniones de los coordinadores y cancilleres de la región, que han puesto a punto los documentos políticos que deben aprobar los dignatarios latinoamericanos y caribeños.
Esos pronunciamientos apuntan a la posición de la región con respecto a los principales dilemas internacionales, y buscan establecer a América Latina y el Caribe como una zona de paz, empeñada especialmente en la lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad.
Los mandatarios deben refrendar la Declaración de La Habana, un documento considerado como muy completo, que recoge el momento actual de la Celac y sus derroteros.
También debe rubricarse al plan de acción del año que comienza, que recoge las directrices de trabajo del bloque en el tercer año de su existencia, y que está enfocado en áreas como seguridad alimentaria, desnutrición, la erradicación del hambre y la pobreza, agricultura familiar, educación, cultura, diálogo entre culturas; ciencia, tecnología y medio ambiente, entre otros importantes tópicos.
Deben aprobarse, además, otro grupo importante de comunicados especiales.
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