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Dilma Rousseff en la II Cumbre de la Comunidad. Autor: Ismael Francisco Publicado: 21/09/2017 | 05:44 pm
«La integración es la clave para que la prosperidad de cada uno sea la riqueza de todos», aseguró la presidenta de Brasil Dilma Rousseff durante su intervención en la sesión plenaria de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se desarrolla en La Habana.
Explicó que hasta la reunión desarrollada en Bahía, Brasil, donde se lanzó la idea de crear la Celac, los jefes de estado latinoamericanos nunca se habían reunido exclusivamente, y aquel encuentro permitió empezar a trabajar en la construcción de consensos regionales muy necesarios debido a nuestra diversidad, a partir de un diálogo de respeto.
Dilma mencionó al recién inaugurado puerto de Mariel, construido a partir de un consorcio cubano-brasileño, como un ejemplo concreto de las posibilidades de la integración en el continente.
La presidenta señaló que en esta etapa de post crisis, en que las economías desarrolladas comienzan a emerger, el principal reto de la América Latina y el Caribe es fortalecer su capacidad de construir, crear y generar nuevas ideas.
«Es imprescindible que rescatemos el horizonte de medianos y largos plazos con planes bien estructurados para lograr terminar de salir de la crisis sin desigualdades sociales», argumentó.
Sostuvo que aunque las economías desarrolladas vayan saliendo de la crisis, las economías emergentes del continente seguirán teniendo una posición estratégica en el mundo gracias a sus abundantes recursos, pero también a sus sociedades en procesos de fuerte movilidad social con dinámicos mercados internos.
Refiriéndose a la importancia de la Celac para el continente afirmó que «es un poderoso instrumento de acercamiento, porque en el fondo hace que el Caribe sea más latinoamericano y Latinoamérica más caribeña. Y a partir de ella estrechamos relaciones internacionales con actores internacionales tales como la Unión Europea, China, Rusia y el grupo del Golfo».
Manifestó que la lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad social, tema seleccionado para esta cumbre, es verdaderamente central en un análisis actual del continente, y que en función de ello es necesario priorizar a la educación, pues es una condición para enfrentar el reto de construir una sociedad sin hambre ni miseria, que establezca las bases de una economía propia y fomente el desarrollo de una economía del conocimiento.
Rousseff señaló que aunque aún queda mucho por hacer, lo que falta es posible y la mejor prueba de ello es los logros que ya se han alcanzado. En los últimos 40 años América Latina ha disminuido los índices de pobreza de un 48 por ciento a un 28 por ciento, y los de pobreza extrema de un 22,6 por ciento a un 11,6 por ciento.
Además, a pesar de la crisis y la reducción de empleos mundial, dijo, América Latina y el Caribe han seguido atrayendo inversiones. Las estadísticas de la organización de Naciones Unidas para el desarrollo indican que el flujo de inversiones latinoamericanas en el primer semestre del 2013 aumentó en un 35 por ciento con respecto al primer semestre del 2012.
La presidenta argumentó que América Latina comparte una identidad y una trayectoria histórica, eso sienta las bases para enfrentar juntos retos futuros: el desarrollo de un mercado más fuerte, la recuperación de su población y el fomento de una mejor calidad de vida para nuestros pueblos.
Casi al finalizar, la presidenta brasileña invitó a todos los países miembros de la comunidad a asistir al Mundial de fútbol que se desarrollará próximamente en su país, porque este deporte, al igual que la música tradicional latinoamericana, es colorido, artístico y nos involucra a todos.
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