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Serie Mundial Costa Rica 1961: la otra victoria

Víctima de todo tipo de hostigamientos, la selección cubana de béisbol, en abril de 1961, coincidente en fecha con la invasión mercenaria de Playa Girón, ganó invicta para Cuba la Serie Mundial jugada en San José, Costa Rica, efectuada entre el 7 y el 21

Autor:

Elio Menéndez García

No creo que a ningún otro equipo nacional le haya tocado competir —¡y triunfar!— en las difíciles condiciones en que lo hizo la selección cubana de béisbol que, en abril de 1961, coincidente en fecha con la invasión mercenaria de Playa Girón, ganó invicta para Cuba la Serie Mundial jugada en San José, Costa Rica, entre el 7 y el 21 de aquel luminoso abril.

La delegación cubana fue víctima de todo tipo de hostigamientos desde el temprano arribo a la capital tica en la cual se dieron los últimos toques a la preparación y el corte final para la integración del equipo. Primero, el acoso de los buscadores de talentos del béisbol norteamericano que, sin haberse lanzado la primera bola, ya habían captado a cuatro peloteros nuestros para la pelota profesional. A ello se sumaban las provocaciones de elementos apátridas y la confusión creada por los medios masivos en torno a lo que sucedía en Cuba.

La intencionada desinformación, antes y después del desembarco mercenario, era una constante en los medios de difusión. Se propagaba que «el Gobierno de Castro» había caído; se hablaba de la muerte de sus principales dirigentes y se inventaban mil mentiras más.

En medio de tanta confusión no faltaron quienes se acercaran a los cubanos, «preocupados por sus familiares y por la suerte de la Patria lejana», para proponerles asilo hasta tanto «el nuevo Gobierno tome el poder». Otros, más «generosos», les ofrecían facilidades para llevarlos a los Estados Unidos. En esas circunstancias anormales se desarrolló el torneo.

Al despedir a sus jugadores en la base de Retalhuleu, el tirano guatemalteco y general Idígoras Fuentes les había encomendado: «Denles duro a esos comunistas». El 13 de abril, fecha del cobarde sabotaje incendiario a la tienda El Encanto en el cual perdió la vida la trabajadora Fe del Valle, el equipo Cuba venció al de Guatemala 25 por 0, haciendo polvo la recomendación del déspota.

Dos días más tarde, al saber del bombardeo a La Habana, preludio del desembarco armado por Playa Girón, la delegación envió a Fidel un mensaje urgente: «Comandante, estamos dispuestos a cambiar bates por fusiles y pelotas por granadas. Díganos qué hacemos». La respuesta fue que su trinchera de combate estaba en Costa Rica, y ese propio día un enardecido equipo se impuso a Panamá 12 carreras por 3.

El equipo cubano mantenía su paso arrollador. El 16, en vísperas del desembarco, superaban de nuevo a Guatemala, esta vez 13 por 2; el camino victorioso continuaba, el triunfo final se acercaba….

Por histórica coincidencia, cuando el día 19 de abril, sobre las cinco y treinta de la tarde, caía el último reducto mercenario en manos revolucionarias, en Costa Rica el zurdo José Miguel Pineda se imponía a México 13 por 1, y Cuba aseguraba el título de la Serie Mundial en condición de invicta.

En resumen, los cubanos establecieron varias marcas para este tipo de competencia: promediaron 14,2 hits y 14,3 carreras por juego; dispararon 16 jonrones en total; y José Miguel Pineda, con 18 años de edad, fue líder en carreras limpias permitidas, con una en 18 entradas, en las cuales ponchó a 27 adversarios. Pedro Chávez encabezó a los impulsadores y finalizó segundo en jonrones conectados, con cinco, solo aventajado por Alfonso Prouit, de Antillas Holandesas, con uno más.

Aquel equipo para recordar estuvo integrado por los receptores Ricardo Lazo y Dagoberto Blanco Campanería; los jugadores de cuadro Eladio Sauquet, Rigoberto Fuentes, Jorge Trigoura, Urbano González, Raúl «Güiro» Ortega y Tony González; los jardineros Pedro Chávez, José Fernández, Mario González y Rafael «Cachirulo» Díaz, y los lanzadores José M. Pineda, Jacinto Blanco, Rolando Pastor, Alfredo Street, Enrique Pérez Chaviano y Raúl Díaz Quesada, zurdos los tres primeros. El Manager fue: Clemente «Sungo» Carreras.

Todos los jugadores, incluidos los cuatro que habían firmado como profesionales (Pineda, Chaviano, Fuentes y Blanco Campanería) regresaron junto con el preparador general del equipo Juan Ealo de la Herrán. Fuentes y Blanco Campanería se marcharon, con autorización del Gobierno Revolucionario, a cumplir sus contratos, y ambos se impusieron en el béisbol de las Grandes Ligas. De Chaviano nada supimos después. José M. Pineda optó por quedarse entre nosotros y, vetado para actuar como lanzador amateur, devino técnico de reconocido prestigio y volvió a vestir, entonces como manager de éxito, el uniforme del team Cuba.

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