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Una vida para salvar dos

El Hospital General Docente Comandante Pinares mantiene en cero la tasa de mortalidad materna durante casi 14 años consecutivos

Autor:

Adianez Fernández Izquierdo

SAN CRISTÓBAL, Artemisa.— Satisfacción y orgullo sienten los médicos que trabajan vinculados a la embarazadas en el Hospital General Docente Comandante Pinares. En los últimos 14 años (desde octubre de 2001), más de 26 000 niños han nacido allí sin que en ninguno de los alumbramientos falleciera la madre, según destacó Ana Rodríguez, vicedirectora del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) del centro asistencial.

Organización y control en las salas principales que albergan a las embarazadas (obstetricia, perinatal, parto y puerperio) distinguen a este centro, en el que funciona desde 2001 la Comisión de Atención a la Morbilidad Materna, que se ocupa de todas las gestantes por igual, no solo de las que presentan algún tipo de patología o complicación.

La fórmula

Aunque muchos puedan nombrar a la suerte como uno de los factores de este resultado, los miembros de la comisión prefieren trabajar duro y mantener la atención integral de la gestante; por eso activan la comisión ante la menor anomalía, aunque sea una ligera variación de la temperatura del cuerpo o de la presión arterial.

Obstetras, cirujanos, urólogos, intensivistas, angiólogos, oftalmólogos, ortopédicos, anestesistas, hematólogos, neurólogos —todos con un alto grado de preparación científica—, forman un grupo que permanece activo mientras haya una futura madre en peligro.

La también especialista de Segundo Grado en Ginecología y Obstetricia señala que en las salas donde hay embarazadas, el equipo de guardia tiene los teléfonos para localizar a los especialistas necesarios  y, ante un problema, por mínimo que sea, acuden para discutir el caso.

El trabajo sistemático ha permitido detectar los problemas a tiempo para, de conjunto, dar a la gestante el tratamiento necesario y que el alumbramiento ocurra de la manera más feliz, tanto para la madre como para la criatura, pues «nuestra razón de ser es la vida de estos dos seres», enfatizó.

Debe ser por eso que observé calma y confianza en los ojos de Yusleidi León, quien esperaba la llegada de sus gemelos Cristian y Cristofer. Desde las 24 semanas llegó a este centro de salud con riesgo de parto pretérmino, y desde entonces fue testigo de los desvelos del equipo de médicos, encabezados por la doctora Ana Rodríguez.

Aunque para la joven lo esencial son sus criaturas, la rodea un equipo de especialistas convencidos de que la vida de los tres es igual de importante y para quienes las noches de desvelo y preocupación son compensadas con un premio mayor que todo el oro del mundo: ver crecer felices a los niños con sus madres.

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