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La mejor zafra es la que está por hacerse (I)

Los centrales cienfuegueros son ahora como «monstruos» desarmados. Se podía haber hecho más azúcar en la pasada contienda azucarera, pese a que los indicadores fueron meritorios; ahora depende en gran medida de las reparaciones

Autor:

Marianela Martín González

Un viejo refrán popular advierte que «quien tiene amigos tiene un central», pero jamás he escuchado sentencia que vaticine qué recompensa hay para quien tenga un central como encargo.

«Guijo de pies a cabeza», diría medio en broma, medio en serio, Amaury Rodríguez Depestre refiriéndose al aceite que se usa en los molinos de estas fábricas. El Jabao, como se le conoce a este azucarero de pura casta, es director de la unidad empresarial de base (UEB) Central Azucarero 14 de Julio, perteneciente al municipio de Rodas, en Cienfuegos.

A este hombre —quien es también jefe de zafra del ingenio— le escuché la máxima que titula este reportaje. Cuando visitamos el 14 de Julio, a comienzos de agosto, había allí un gran desarme que parecía una amenaza para convertir en realidad el compromiso de iniciar la molienda entre los días 20 y 25 de noviembre.

Hablamos de los logros de la pasada contienda, los cuales le certificaron al 14 de Julio la condición de mejor central de Cienfuegos y uno de los más integrales del país, pero siempre Amaury, como los demás protagonistas de esa gran faena, prefirieron hablar del presente y el futuro, e insistieron en que la mejor zafra es la que está por hacerse.

Aunque los indicadores de Cienfuegos en la contienda 2013-2014 fueron un espaldarazo a las buenas prácticas que se entronizan en la provincia, tanto en las áreas cañeras como en la industria, se podía haber hecho más azúcar en este central, según su Director.

«El área del basculador y el tándem tuvieron insuficiencias. A pesar de eso este central cumplió su plan de azúcar al 106,4 por ciento. El tiempo perdido por roturas apenas se comportó al 1,12 por ciento, lo que se considera un récord», apuntó.

«Si queremos moler en noviembre para poder cumplir el plan de azúcar, como hemos hecho durante 12 años consecutivos, tenemos que trabajar seriamente en las reparaciones, como estamos haciendo. Para eso tenemos el apoyo del 60 por ciento de los trabajadores que renunciaron a sus vacaciones para quedarse en las actividades de mantenimiento.

«Quienes dirigimos el ingenio tampoco tomamos descanso para acortar el tiempo de las reparaciones, y poder hacer el ejercicio de zafra un mes antes de la arrancada y alistar el central.

«Queremos terminar la zafra chica con una molienda por encima del 90 por ciento de aprovechamiento de las capacidades, como lo hicimos en la pasada contienda. La zafra chica concluye el 31 de diciembre. Está comprendida desde el momento en que arranca el central hasta el último día del año.

«Dentro de las reparaciones estamos mejorando las condiciones de los trabajadores. Se rehabilitan las taquillas, los baños que estarán habilitados con toallas, jabones, papel higiénico… y se sustituyen los pisos del ingenio».

—¿Cómo se cumplen aquí las medidas de protección e higiene del trabajo?

—Este año dictaminamos que ningún área puede terminar una norma (por ejemplo cambiar un eje de lugar), ni mucho menos pagársela, si las medidas de protección de la misma no están concluidas.

«Cuando terminemos las reparaciones, junto con ellas se dictarán todas las medidas de higiene y protección. También diariamente, junto con el técnico que atiende esa actividad, chequearemos, como es habitual, el cumplimiento de las mismas.

«Hace muchos años que no tenemos accidentes fatales, y debemos llegar al punto de que no ocurra ninguno. Los accidentes pueden prevenirse».

—¿Los caminos cañeros en qué estado se encuentran?

—Aquí no son un gran problema. Hacemos una programación de corte que abarca diez días y se cumple con casi absoluta fidelidad. Este central tiene la ventaja de poseer carreteras y terrenos altos; eso es una ventaja en relación con la situación de otros centrales en el mismo Cienfuegos.

«Tenemos que reconocer que Lidia Esther Brunet, la secretaria del Partido en la provincia, mantiene una preocupación constante por los caminos. Entidades del Ministerio de la Construcción (Micons) y otras empresas nos han ayudado a resolver los problemas que se han presentado relacionados con ese asunto».

—¿La remuneración de los trabajadores cómo se comportó en la zafra pasada?

—Mensualmente el promedio, incluyendo la divisa, fue de 5 434 pesos. Por eso queremos que haya mucha caña y la zafra sea larga. Eso nos mantendrá a todos contentos. Este año tuvimos más de 7 600 000 pesos de utilidades, de las cuales repartiremos el 30 por ciento a finales de diciembre, si no nos pasamos en la correlación salario medio-productividad.

Tradición y acompañamiento

La primera persona que nos recibió en el 14 de Julio, antiguo Manuelita, es un hombre de fidelidad a toda prueba, según su jefe. Si no fuera por él, desde su modesto cargo de secretario del director, muchas cosas no fluirían con la exactitud y la perfección con que ocurren en esta fábrica de azúcar. Por su eficiencia ostenta la condición de Vanguardia Nacional del Sindicato de los Trabajadores Azucareros.

Su nombre es Roberto Pérez y tiene 68 años de edad, pero mira con la intensidad de un crepúsculo encendido. Se nos presenta como el último azucarero de su estirpe. En el 14 de Julio trabajó su abuelo como especialista en Turbo y máquinas de moler, también su tío fungió como jefe del taller de maquinado. Su hermano fue subdirector de Recursos Humanos, y la cuñada sirvió como secretaria administrativa del Área Industrial. El primer Vanguardia Nacional de la Industria en la otrora provincia de Las Villas fue su padre, quien trabajó como jefe de Mantenimiento en este central.

Con Roberto han trabajado 31 directores que en distintas etapas han liderado este ingenio, fundado el 27 de enero de 1830. A este hombre, que se apoderó de todos los protocolos de la academia donde se graduó como secretario, y le incorporó la gracia de su talante, se le debe la conservación de las piezas originales que conforman las oficinas del central.

El barómetro que «divisó» en su escondite al ciclón Lili, en 1996, es patrimonio del 14 de Julio mucho antes de 1935 —nos contó— y en una ocasión científicos locales, adscritos a la Academia de Ciencias, lo cambiaron por uno más pequeño y según él «sin pedigrí».

Roberto pidió un yipi y hasta donde estaba el barómetro original no paró. Nadie sabe con cuáles argumentos lo trajo de vuelta, nos dijo Amaury.

En una pared del central puede apreciarse el barómetro reconquistado. Siempre listo para dar las variables que indican a los azucareros sobre ciertos parámetros de la atmósfera que repercutirán en el proceso productivo.

Ingenio santigua´o

Para que el 14 de Julio ande con «buena estrella» durante la zafra, desde tiempos inmemorables cuando se muele la primera caña de cada contienda los trabajadores santiguan el ingenio.

La ceremonia, con fuerte componente de la religión yoruba, la dirige Regla Herrera, quien cuenta con casi 90 años de edad y ha estado ligada al central durante toda su vida, como lo estuvieron sus antepasados.

El último día de zafra se repite el ritual, siempre que se hayan cumplido las peticiones. Amaury, quien ha permanecido en el ingenio durante 24 años consecutivos y ha asumido responsabilidades como jefe de Mantenimiento y administrador, recuerda que durante ese tiempo la ceremonia nunca ha dejado de clausurar la molienda.

Advierte que no obstante, hay que trabajar con disciplina tecnológica y respetar cada norma; «porque lo que sí no se perdonarán los obreros del 14 de Julio es ir de más a menos».

Para no perder el sitial que los ubica entre los mejores del país, Luis Enríquez Sánchez Pérez, mecánico A de Molinos, tiene la responsabilidad de que el área del tándem vuelva a armarse y funcione correctamente.

«En noviembre estamos moliendo. Ahora estamos alineando el “bancazo” del molino dos y las “vírgenes” de un molino que es donde se muele la caña.

«Solo falta que nos entren los materiales que necesitamos. Reparar un tándem es muy difícil. Lleva muchos detalles, a pesar de que son inmensas las piezas. Aquí todo requiere de una precisión milimétrica. Pasarse o no llegar pone en riesgo la eficiencia», aseguró.

Del pertinaz incumplimiento a un lugar de honor

Ambiente similar al del 14 de Julio se respira en la UEB Central Azucarero Antonio Sánchez, en el municipio de Aguada de Pasajeros, también en Cienfuegos. El 31 de julio se encontraba al 32 por ciento de sus reparaciones integrales, según nos explicó Francisco Mario Pérez Cañizares, director de esta fábrica. A buen ritmo, de acuerdo con el cronograma.

Pérez Cañizares ha dedicado casi toda su existencia al central. Hubo un momento en que se fue para la agricultura, luego de graduarse como ingeniero agrónomo, pero ante el reclamo de las autoridades locales para que volviera a sus orígenes fue receptivo y no se arrepiente, porque los trabajadores responden cada vez que hay una emergencia, como ahora, que es preciso reparar las roturas.

«El 20 de julio todo el personal tomó vacaciones, y 43 trabajadores donaron las suyas para estar a un 40 por ciento de las reparaciones al cierre del 31 de agosto.

«Queremos terminar en septiembre con un 75 u 80 por ciento del mantenimiento concluido; y en los primeros días de noviembre esperamos probar el ingenio en aras de buscar la eficiencia en la zafra, la cual depende de cómo nos preparemos en la etapa actual», apuntó.

De acuerdo con lo expresado por el Director de este ingenio, a finales de julio no habían confrontado problemas con la llegada de los recursos que garantizan las reparaciones. Faltaban los contratos para adquirir los rodamientos, pero se les había planteado que entrarían en septiembre.

«No tenemos problemas de ningún tipo, ni siquiera de fuerza de trabajo para asumir los mantenimientos y reparaciones. El 21 de agosto se incorporaron los demás reparadores hasta completar una fuerza de 302 obreros. No tenemos inversiones grandes, aunque sí hemos desarmado todo para buscar eficiencia a la hora de que rompa la molienda. Lo que no se ve ahora, luego interrumpe la zafra y eso es tiempo perdido», aseguró.

Pérez Cañizares precisó que están trabajando para estar entre los diez mejores centrales del país, como en la zafra pasada, cuando alcanzaron el tercer lugar.

«El ingenio en contiendas anteriores presentaba problemas que conllevaban a que se incumplieran los planes de azúcar. Había mucha fluctuación de la fuerza laboral.

«Para dar el salto que dimos nos apoyamos en los jóvenes, los cuales suman el 85 por ciento de los trabajadores. Fuimos haciendo que esa masa hiciera suyo el ingenio, que participara en todo lo concerniente a su funcionamiento. Finalmente, logramos que solo hubiera un 0,25 por ciento de tiempo perdido por roturas, y 3,85 de interrupciones operativas, de cinco que es la norma permisible.

«A finales de enero estábamos en el tercer lugar en el país por el cumplimiento de los planes de azúcar. Estos se cumplieron al 108,4 por ciento. Todo el crudo tributado fue de muy buena calidad. Nuestro esfuerzo contribuyó al cumplimiento de lo estimado en la provincia.

«El rendimiento fue de 11,3 toneladas de azúcar por cada cien toneladas de caña. Solo por encima de nosotros estuvo el central Argeo Martínez, de Guantánamo, que promedió 11,8.

«Fuimos los que más generamos electricidad en la provincia: cerca de 40 kilowatts por tonelada de caña. Entregamos nueve megawatts al Sistema Electroenergético Nacional, de un plan de seis. Ingresamos por ese concepto aproximadamente 285 000 pesos, y la Empresa Eléctrica nos bonificó por eso con 16 000 CUC.

«El salario promedio de los trabajadores durante la zafra pasada se mantuvo aproximadamente en 1 944 pesos y 37 CUC.

—¿Cómo es posible disminuir el tiempo perdido, como hicieron ustedes en la zafra pasada?

—Vinculamos a todo el personal de producción a las reparaciones y tuvimos estabilidad en la fuerza de trabajo. La gente sabía que eran 12 horas diarias dentro del ingenio y si las trabajaban bien, también ganarían bastante. Esa filosofía prendió. Fuimos muy rigurosos con la disciplina tecnológica.

—¿Qué es lo que más le preocupa para iniciar la zafra en noviembre?

—Se trata de un mes de bajos rendimientos industriales. Nos preocupa el sistema de pago que tenemos que aplicar. Pienso que hay mucho que discutir al respecto, porque por esa situación se puede afectar al trabajador.

«En noviembre no hay madurez en la caña todavía. Si nos toca un octubre lluvioso, como suele ocurrir frecuentemente, la caña entonces tiene poco contenido de sacarosa, y eso incide en los resultados. Puede afectar la estabilidad de la fuerza laboral, que es la que decide el resultado de la zafra. Para paliar esta situación debemos profundizar en la estrategia de corte de las cepas y variedades, así como en la de aplicar maduradores a la caña que moleremos en las primeras decenas».

—A usted, que le ha costado tanto armar su equipo y estabilizar la fuerza laboral, ¿qué le inquieta de manera general en lo concerniente a la atención de los recursos humanos?

—El mayor problema es la interrupción que sufren los trabajadores luego de que termina la zafra. Muchos de ellos están ubicados en puestos claves y se quedan sin trabajo. De 414 trabajadores que tengo, solo empleo en las reparaciones a 302, el resto (112) lo regreso al ingenio cuando comience la zafra.

«En ese tiempo no está estipulado ningún tratamiento para ellos. Ese trabajador si encuentra un empleo que lo beneficie más, entonces no regresa, y hay que formar al que ocupará su puesto. Esa situación amerita un análisis. Es cierto que no se le puede pagar a quien no tenga un contenido de trabajo, pero también es un problema perder la fuerza una vez formada.

«La carencia de puntistas es otro talón de Aquiles de la industria. Debe abrirse una escuela para formar a ese personal que garantiza con su fiscalización el tamaño adecuado del grano de azúcar.

«Ese es un oficio que requiere de mucha permanencia en los tachos. Se trata de un solo hombre vigilando tres o cuatro procesos a la vez. Lo que no se hace bien en el tacho, no puede mejorarse abajo. Hoy tenemos a solo dos puntistas y necesitamos seis. Busqué especialistas viejos que ya se habían retirado y por suerte los tengo conmigo».

—¿Los que quedan interruptos entre una zafra y otra no se pueden emplear en labores para el autoconsumo?

—Las provisiones para la alimentación nos la garantiza una unidad que pertenece a Azcuba a nivel central llamada Esazúcar. Algunos trabajadores se vinculan a las labores de la caña en este período y hay otros que cuando los pones a guataquear no pueden vivir de eso, porque no están adaptados a hacer esa labor. En ese caso están los químicos; ¿qué van a hacer en el central ahora? Pienso que a ese personal calificado hay que protegerlo.

Un salto con garrocha

Arnaldo Costa Delgado, director de la Empresa Azucarera de Cienfuegos, aseguró que la provincia se prepara para crecer en la próxima zafra en un 11 por ciento en relación con la anterior.

Explicó que cuando realizaron el balance de zafra evaluaron las principales deficiencias que lastraron la eficiencia en la zafra 2013-2014 y trabajaron desde entonces para corregirlas.

Dijo que en la UEB Central Azucarero Caracas se trabaja intensamente en la reparación de una caldera que fue el problema más complicado de la pasada contienda. Allí mismo se perfecciona el área de condensados, para regular de manera racional el agua en el ingenio.

Explicó que en la UEB Central Azucarero Antonio Sánchez se corrigen algunas deficiencias en el tándem y se está montando un conductor de arrastre para aumentar la eficiencia.

Precisó que en la UEB Central Azucarero 14 de Julio se reparan las áreas de basculador y molinos. El año pasado, aunque ese central fue uno de los mejores del país, por causa de los desperfectos del tándem no explotó al máximo sus potencialidades. Lleva dos años sin recuperar los rendimientos de zafras anteriores. Por eso allí se realizan trabajos de envergadura para hacer una contienda más eficiente.

Al referirse a la UEB Central Azucarero 5 de Septiembre, señaló que se está trabajando en el tándem y también se montan tres condensadores, así como se acometen labores de mantenimiento en una caldera y en el retube de la misma.

En cuanto a las reparaciones de maquinaria agrícola víspera de la zafra, Costa Delgado manifestó que es un asunto complejo, pero que se encuentran en mejores condiciones que otros años.

Lo mismo sucede con los caminos, que en contiendas pasadas han conspirado contra la estrategia de corte. Por el mal estado de los mismos, en los últimos dos años han tenido que cortar cepas fuera de la fecha adecuada.

«Ahora están en una mejor situación, pues brigadas del Micons están ejecutando algunos. También Transmec, perteneciente a Azcuba, está trabajando en el arreglo de las vías de acceso», apuntó.

El Director de la Empresa Azucarera de Cienfuegos valoró la superación de los trabajadores industriales y agrícolas como uno de los factores más importantes que se acometen en el territorio para obtener buenos resultados en la zafra venidera. También ponderó la llegada oportuna de los recursos para los mantenimientos y reparaciones.

Al ser inquirido sobre las fortalezas para crecer en la producción de azúcar y mejorar los indicadores de eficiencia en la zafra venidera, señaló la estabilidad de los trabajadores y los cuadros del sector como puntal imprescindible para lograr esas metas.

Dijo que tanto en la industria como en el área agrícola se han visto reflejados los resultados productivos en el bolsillo de los protagonistas de la zafra.

«Hay un incentivo salarial significativo. Las unidades productoras agrícolas, casi todas repartieron utilidades, terminaron con 30 millones de pesos por ese concepto.

«La parte estatal —integrada por los centrales y las UEB de Atención al productor y la UEB de Derivados— con las nuevas medidas que se vienen implementando en el país han incrementado su salario medio a los trabajadores. Mensualmente, los obreros cobran        1 250 pesos; antes el salario no rebasaba los 750 pesos. La tendencia en los últimos meses indica que debe seguir aumentando el sueldo.

«Quienes trabajamos en la empresa también hemos sido mejor retribuidos en la medida en que se han consolidado los resultados y la eficiencia tiende a crecer. Cuando concluya el año podremos beneficiarnos de un porciento de las utilidades, que suman 17 millones de pesos en estos momentos.

«El incremento salarial depende del trabajo de nosotros mismos. Tenemos la posibilidad de seguir creciendo. Contamos con aproximadamente 21 000 hectáreas vacías del fondo de tierra dedicado a la caña, próximas fundamentalmente al central 5 de Septiembre, que en la medida en que las sumemos a la producción obtendremos mejores resultados si se explotan con eficacia», concluyó.

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